La gran nivelación
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Aunque la ofensiva y los temores que genera la redistribución del ingreso o de la riqueza tienen una historia tan larga como la de nuestras sociedades, los episodios que marcaron cambios radicales en su trayectoria no requieren ir más que seis o siete décadas hacia atrás[1]. Desde los años treinta del siglo XX y, sobre todo, entre la segunda posguerra y 1980, los países hoy desarrollados transitaron la llamada “Gran Nivelación”. Así se denomina al período caracterizado por una reducción de la desigualdad nunca antes experimentada en la historia de las sociedades modernas. El motor de esta revolución no fue sólo el crecimiento económico: la caída de la desigualdad tuvo como centro la implementación de impuestos a los ingresos, sobre todo a los más altos y la expansión del gasto público social.
No en tu mejor momento… El inicio del siglo XX estuvo marcado por la inestabilidad política, social y económica. Etapas de auge en los mercados mundiales, alternaban con las guerras, la inflación y la escasez de alimentos, mientras una clase privilegiada se apropiaba de las ganancias derivadas de la carrera armamentista, de los mayores precios y de las oportunidades de comercio internacional. Bajo esta superficie, sin embargo, los años comprendidos entre 1910 y 1945 fueron testigo del aumento en la productividad del trabajo (fruto del desarrollo de nuevas tecnologías y nuevas fuentes de energía), de la consolidación de las democracias participativas, de la expansión de la educación pública y de las primeras medidas redistributivas. Estos movimientos no esperaron a tiempos prósperos y estables: se abrieron paso entre las restricciones y la imprevisibilidad y fueron la base del crecimiento espectacular que se viviría más adelante.
El cambio hacia la tributación directa. Desde fines del siglo XIX, la base de los sistemas tributarios de los países hoy avanzados estaba en los impuestos indirectos a las ventas y al consumo, similares al IVA. Estos gravámenes no tienen en cuenta la capacidad contributiva de las personas y, por ello, se consideran de carácter regresivo. La tributación progresiva sobre ingresos recién se adopta en las primeras décadas del siglo XX. En este sistema, el ingreso se divide en tramos y cada tramo se grava a una tasa diferente: más alta, cuanto mayor el ingreso. En Estados Unidos la tasa marginal promedio para los ingresos más altos fue 23% hasta 1932 y 81% entre 1932 y 1980. En Reino Unido se ubicó en 30% hasta 1930 y en 89% desde entonces hasta 1980; en Alemania los porcentajes fueron de 18 a 58% y en Francia, de 23 a 60% entre los años treinta y los ochenta (Piketty, 2022).[2]
Bajo este diseño, las economías de Estados Unidos y Europa mantuvieron su crecimiento económico, con ganancias de innovación y productividad. Entre los años treinta y setenta del siglo XX, el PIB per cápita de estas regiones creció entre 3 y 4 veces (Milanovic, 2016).
La redistribución a través del gasto público social. Además de sistemas tributarios recostados en impuestos directos, en los primeros años del siglo XX tuvo lugar un giro en el destino de los recursos públicos. Del típico Estado liberal del siglo XIX, con un gasto público centrado en temas administrativos, de seguridad interior, defensa y justicia se transita hacia “estados de bienestar”, que privilegian el gasto en salud, las transferencias personas de menos recursos, la seguridad social y la educación. La gráfica siguiente muestra cómo, a partir de 1920, los países europeos fueron ampliando su nivel de recaudación impositiva (como porcentaje del ingreso nacional) al tiempo que diversificaron y concentraron su uso en fines sociales (en una tendencia que se mantuvo incluso con la crisis, el giro conservador y el viraje hacia economías guiadas por el mercado desde los años ochenta).
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| Gráfica 1. El ascenso del "estado de bienestar" en Europa |
Fuente: Piketty (2022)
El creciente monto recaudado e invertido en áreas sociales se distribuyó siguiendo diferentes modalidades, según las preferencias de cada sociedad. Algunos regímenes de bienestar apoyaron la provisión de servicios sociales en el mercado -con control público- y generaron menor nivel -relativo- de gasto (como en el caso de Reino Unido o Irlanda y fuera de Europa, Estados Unidos). Otros, apostaron por una cobertura universal, donde el Estado articula compromisos entre diferentes actores sociales para asegurar la provisión de bienestar: es el caso de los países nórdicos, que han tenido los niveles más elevados de gasto social. En una modalidad alternativa, otros países optaron por centralizar en servicios públicos la protección social, como en Francia o Alemania.
La “gran nivelación”. La nueva estructura de gasto, la transformación del sistema impositivo y la dinámica industrial de mediados del siglo XX tuvieron un poder igualador. Entre 1960 y 1980, el valor del índice de Gini calculado según ingresos de mercado era 0.44 puntos, pero estimado con el ingreso disponible tras impuestos y transferencias sociales era menor a 0.30 puntos[3]. Esto significa casi un tercio de caída en la concentración del ingreso. En la actualidad, buena parte de ese logro pudo mantenerse. La gráfica siguiente muestra la relación entre ambos índices de Gini en 2010: para cada país, los valores del eje horizontal muestran la concentración del ingreso medida con los ingresos de mercado (la mayoría varía entre 0.45 y 0.5 puntos) y los del eje vertical, la concentración después de la intervención del Estado (el índice se mueve en el entorno de 0.30).
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| Gráfica 2. I. de Gini basado en ingreso de mercado vs I. Gini basado en ingreso disponible, 2010 |
Fuente: Milanovic (2016)
¿Cómo fue posible? El empuje de la progresividad fiscal y el gasto público social tuvo fuertes catalizadores en la amenaza de la expansión de la revolución bolchevique, las guerras mundiales y las penurias derivadas del crash bursátil de 1929 en Estados Unidos. Pero también operaron la progresiva extensión del derecho al voto, la difusión de la educación pública, el fortalecimiento de los partidos políticos y de las organizaciones sindicales. Todas estas fuerzas fueron configurando el contexto democrático en que se cimentó la voluntad política de cambios. Tras estos movimientos, también subyace un componente ineludible: la fuerte desigualdad previa. A inicios del siglo XX, el 1% más rico tenía más de la mitad de la riqueza de Francia y casi 2/3 en Reino Unido. El índice de Gini de 0.50 puntos aun no tenía contrapesos en medidas redistributivas.
Los tiempos que corren. El sistema de protección social uruguayo es uno de los más amplios del continente. Una de las razones es que, del total de lo recaudado, el gasto en áreas sociales fue alto y creciente desde inicios del siglo XX: al promediar los años cincuenta, ya representaba 60% del total y fue en alza. En el presente, el gasto social equivale a 30% del PBI (incluyendo educación, salud y seguridad social). En tanto, los ingresos fiscales (integrando aportes al sistema de seguridad social) ubican dicho porcentaje en torno a 40%, con la mayor fuente de recaudación en la tributación indirecta. Con este diseño, la desigualdad estimada con ingresos de mercado es alta (alrededor de 0.50 puntos). El asunto es que después de la acción del Estado, el índice se reduce alrededor de 10%, cuando en los países ricos, la caída es de 40% (Izquierdo et al., 2018).
“Otro mundo, otro dólar”. Hace pocos días, el historiador Aldo Marchesi señalaba que una función de la historia es conocer los futuros imaginados por el pasado[4]. El mundo desarrollado actual se articuló trabajosamente en torno a instrumentos de política que, en gran medida, han resistido el paso del tiempo y que hoy vuelven a estar en discusión. El surgimiento de un sistema redistributivo y de bienestar fue posible porque al mismo tiempo se fue creando la capacidad fiscal de sostenerlo y la decisión política de hacerlo.
Es posible imaginar que la sensación de incertidumbre y amenaza frente al futuro no podría ser pequeña en el mundo de inestabilidad política y económica de las décadas del treinta y cuarenta. Tampoco podía ser menor la fortaleza de los intereses defendidos por los ricos patrimonios europeos consolidados desde el siglo XVIII. Es verdad que el capitalismo contemporáneo no opera con las mismas reglas ni las sociedades tienen las mismas expectativas que hace siete décadas. No obstante, volver sobre algunos capítulos del pasado recuerda que, aún en contextos imprevisibles, es posible sacudir la inercia de la política y de los intereses creados para reducir la brecha entre los cambios necesarios y los posibles.
Referencias
Izquierdo, A., Pessino, C. y Vuletin, G.-Eds. (2018), Better spending, better lives. How Latin America and the Caribbean can
do more with less, Cap. IV, Inter-American Development Bank.
Milanovic,
B. (2016) Global inequality. A new
approach for the age of globalization, The Belknap Press of Harvard
University Press.
Piketty, T.
(2022) A brief history of equality,
The Belknap Press of Harvard University Press.
[1] En su famoso “Ensayo sobre población” (1798), el Reverendo R. Malthus criticaba la atención a la pobreza en Inglaterra a través de las ayudas canalizadas por las “leyes de pobres”. Sostenía que estos apoyos sólo conducían a aumentar el tamaño de las familias, engrosando la oferta laboral y presionando los salarios a la baja. D. Ricardo coincidía con esta idea y el propio K. Marx tenía críticas hacia las políticas de alivio de la pobreza, por considerarlas degradantes.
[2] Se denomina “tasa marginal de impuestos” al porcentaje aplicado a la última unidad monetaria gravada. No implica que todo el ingreso se grave a esa tasa: se refiere a la tasa aplicada a la parte del ingreso de cada persona que caiga en el tramo más alto de renta imponible y tasas definidas por el sistema tributario.
[3]
El Índice de Gini varía entre 0 y 1.
La concentración del ingreso crece a medida que nos acercamos a 1 y la
distribución es más igualitaria cuando los valores se acercan a 0.
[4]
Ver nota sobre presentación del libro “El tiempo no para. Historia, crisis y
futuro para pensar proyectos de izquierda”, de Aldo Marchesi y Vania Markarian.
Ediciones del Berretín en ladiaria (26/7/25).
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