Taller de Cine con personas en situación de calle
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De
Ceci Lacruz
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Autodocuficción (2019)
Una persona quería actuar como portorriqueña, otra sugirió contar una historia sobre los conventillos y una tercera insistía en hacer un cortometraje sobre una casa embrujada. Entonces Jorge, el profesor de cine, les propuso filmar una historia en un conventillo embrujado donde vive una portorriqueña. Así se originó la serie de seis episodios El conventillo embrujado (2019) en la que muere un macumbero, las puertas se abren misteriosamente por un fantasma que se pasea por los pasillos y al que ni la intendencia ni la policía pueden desalojar. Se trata de la producción del Taller de Cine con personas en situación de calle del Centro Cultural Urbano (Dirección Nacional de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura). Urbano lleva a cabo un programa sociocultural para “el desarrollo integral de jóvenes y adultos con derechos vulnerados por medio de su participación en actividades de formación y producción artística” (1). Jorge Fierro, licenciado en Filosofía, escritor y realizador, está a cargo de los Talleres de Cine desde 2012. Al inicio enseñó a usar la cámara (su cámara) y probó más de una estrategia para enganchar a los asistentes. Cuando percibió el efecto positivo que tenía en los participantes verse en la pantalla, decidió jerarquizar esa experiencia al estilo del “cine relámpago”: filmar una historia creada y actuada por ellos en cada clase, a editarla entre un encuentro y otro, y a mostrarla y evaluarla colectivamente en el Taller. La fórmula resultó exitosa y algunos llegaron a invitar amigos al local para ver los cortometrajes (2). Un día, el grupo le pidió al “profe” que los subiera a YouTube para mostrárselos a sus familiares. Por eso, una parte de la producción de diez años del Taller está accesible en el canal de Urbano junto con otros contenidos (3). En un momento en el que cotidianamente los medios hablan sobre el problema de las personas en situación de calle, comparto algunas notas en torno a estos cortometrajes del Taller que miré con el interés de explorar otras formas de pensar la relación entre el cine, la desigualdad social y la pobreza.
Para decidir qué historia se cuenta en el Taller, Fierro consulta quiénes quieren actuar y quiénes no. Luego se hace un intercambio colectivo de ideas. En ese proceso Fierro se piensa como un “mediador” de lo que llama “la escritura oral del guion”. Los temas propuestos por los participantes tienen la prioridad, ya sea por el mayor interés que despiertan o por el conocimiento que poseen sobre ellos. Algunos cortometrajes plantean conflictos basados en encrucijadas “morales”, como en la historia de un cuidacoches que encuentra en la calle la billetera de un sujeto que lo maltrató (Cuidacoches 2024) o en la que un joven que acaba de conseguir un trabajo es tentado por sus amigos a consumir drogas (Trabajador con Dilema 2024). Si bien las mujeres son minoría en el Taller de cine, algunas historias adoptan una perspectiva de género y abordan temas como el trabajo doméstico y las relaciones familiares (Merienda divina 2025, Harta 2025). Más de una historia se centra en el acoso, representándolo como una situación imaginada en una oficina o en uno de los talleres de Urbano (Acoso 2020, Acoso laboral 2018). Y mientras las locaciones se reducen al local donde se dicta el taller, alguna plaza o fachada de bar y mucha calle, la utilería requiere de imaginación: un cono de cartón hace de micrófono o una pala es una ametralladora.
Las ficciones se apropian de los estereotipos, de las convenciones y de las plataformas del mainstream. Es decir, en el Taller no se privilegia un tipo específico de narrativas. En el prólogo del sexto capítulo de la serie Las monedas (2019), el protagonista, un cuidacoche al que otro le roba la cuadra, sueña que se transforma en el personaje de Wolverine luego de ver la película X men en la televisión. Un primer plano del joven que duerme en el piso corta a otro en blanco y negro que lo sigue de espaldas para mostrarlo vestido con una musculosa negra y tres garras en cada mano, como un héroe, listo para una posible venganza. En la serie de drama y acción Anti transa (2025), que se filmó este año, se narran los problemas de un barrio afectado por la venta de droga y el dealer, por ejemplo, usa lentes negros, tiene un guardaespaldas y mira una escena de lo que parece ser algo así como El padrino (Coppola, 1972) en la televisión. En la mayoría de los cortometrajes hay hibridaciones (acción, comedia, drama etc.), mezcla de tonos (tramos más trágicos o cómicos que otros, por ejemplo) y se parodian los géneros clásicos, como el western (Western 2018) o el terror (Sangriento Urbano 2018). Lo fantástico ingresa de manera inesperada en el desenlace de Autodocuficción (2019) con la desaparición inexplicable de un participante del Taller. El ingenio de los efectos visuales es la verdadera atracción de La pastilla (2018), que representa el estado alucinado de dos jóvenes que caminan o descansan por un techo desafiando la gravedad.
En el proceso creativo de este Taller hay otra identidad posible para sus participantes que no es la de “persona en situación de calle” sino que son actores y actrices. En ocasiones, van y vienen de una condición a otra, como en Casting de papa Noel (2025). Este último muestra tres entrevistas de trabajo para el puesto de Papá Noel. Entre invenciones y verdades, las conversaciones derivan en reflexiones y recuerdos personales sobre la experiencia de la Navidad.
En el 2015, el taller desarrolló un proyecto especial, el documental ¿Bailarías un tango con una persona de la calle? que tuvo su estreno fuera del ámbito de Urbano (4). A través de testimonios, asambleas y recreaciones, el film reúne diversas voces que narran, entre otras cosas, la experiencia de habitar los refugios. Una persona reclama su derecho a un refugio si no tiene casa; otra señala que “vivir en un refugio no es vida”; una tercera agradece tener “un lugar donde dormir”. En un momento, los participantes representan escenas de esa vida cotidiana con sentido político, pero también lúdico y creativo, con la distancia que genera esa cotidianeidad dramatizada. Alrededor de una mesa, por ejemplo, un grupo cena con platos y cubiertos imaginarios, murmurando “qué asco”, “qué rico” o “está frío”. Luego se acuestan y se tapan con frazadas invisibles. Cuando se apaga la luz, alguien ronca y otra persona grita “¡Dejen dormir!”. Un funcionario suspende a un joven que, en lugar de comer en la cocina, lo hace en la pieza. A diez años de esta realización, valdría la pena revisar la densidad del problema que muestra y, con ello, la fuerte interpelación que hace al discurso maniqueísta que plantean algunos medios al reducir la cuestión a “encerrar o no al que no quiere ir al refugio”.
Claro que el refugio está presente también en un primer o segundo plano de las ficciones. En la serie Las Monedas, por ejemplo, al protagonista le prohíben la entrada por estar drogado, en Refugio (2019), un joven se desconcierta con la frialdad con que lo tratan allí, y en No hay cupo, hay robo (2024), la falta de lugares disponibles desata un robo callejero. En la escena final de la parodia Consejo de Ministros (2025), autoridades como Kathy A. Comodo (Ministra de Educación) o Luis Fumeta (Ministro de Salud) escuchan al presidente de la República, Pablo Coca Ina, proponer un llamado público para generar puestos de trabajo en el refugio al que podrían presentarse las personas que duermen allí. En Secuestro Gerardo (2024), un periodista hace un móvil en vivo al estilo de Crónica TV para informar que raptaron al cantante Gerardo Nieto en la fiesta callejera (Fanfarria Invernal) que organiza Urbano. Mientras el joven busca hacer hablar a los testigos del acontecimiento, los secuestradores de Nieto piden cupos permanentes en el refugio a cambio de su liberación. Imaginarias o no, contradictorias, irreverentes y, a veces, asumiendo el riesgo de perpetuar estereotipos o narrativas, las producciones del taller construyen sentidos, incluso reflexiones, sobre la situación habitacional y sugieren pensar el problema desde otro lugar.
Consejo de Ministros (2025)
Para contar las historias, como explica Fierro, hay que construir colectivamente cómo unir propuestas diversas; “qué pasa antes de esa idea, qué pasa después”. Es ahí, dice el profesor del Taller, el “mediador”, donde los asistentes ejercitan la circulación de la palabra: “que uno hable y el otro escuche, que no hablen todos al mismo tiempo, que se pasen la palabra”. Todo eso, según Fierro, es un ejercicio que desarrolla habilidades importantes para la acción, también en algún sentido de lo político. Tal vez no sea casual que la historia tanto de los Talleres como de la comunidad toda de Urbano –de su espacio “encuentro con participantes”– estuvo atravesada por la formación de Ni Todo Está Perdido, NITEP, el colectivo formado en 2018 e integrado, en su mayoría, por personas en situación de calle. Fierro recuerda que, en aquel momento, varias personas disminuyeron su asistencia al Taller porque estaban dedicándose a la militancia del colectivo. Más adelante y con mayor perspectiva, habrá que explorar a fondo el rol que éste y otros talleres culturales jugaron en ese proceso de subjetivación política. Mientras tanto, podría continuarse la reflexión en setiembre cuando se estrene el documental de Fierro, Señor, si usted existe, por qué no me saca de este infierno que tiene como protagonista a Juan “Chacho” Correa. La película, en un registro directo, narra la experiencia de vida de Chacho en el refugio y luego en su vivienda, en el trabajo y con sus amigos; una historia articulada a su integración al Taller de Cine y a su participación en las asambleas del NITEP. Y el tema podría continuar en noviembre con el tercer concurso de cortos realizados en refugios en el que ya se está trabajando. Y, de ahí en más, seguramente, ojalá, continuará..
(1) Urbano. Memorias de una experiencia. Ministerio de Educación y Cultura, 2017.
(2) Entrevista con la autora, julio 2025. Véase el texto de Fierro sobre la experiencia del Taller en Urbano. Memorias, 46-49. Este año, el taller se llevó a cabo en Aleros, programa que trabaja con personas con consumo problemático de drogas.
(3) El canal de Programa Urbano tiene una lista con una buena cantidad de los cortos, aunque otros pueden verse aquí. La fecha consignada en este artículo a cada cortometraje es la fecha de subida a YouTube.
(4) Aunque no llegó a mostrarse en una sala de cine, ¿Bailarías..? se exhibió en el Centro Cultural España y en Café la diaria, en el marco de las actividades del Día del Futuro.

Tomado de Razones y Personas. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 3.0 No portada.