Biblioteca Central. Foto: Isa Lima, bajo licencia CC BY 2.0. |
Uno de los dilemas a los que se enfrentan las ciencias
sociales del sur local (la crecientemente popular idea de Sur Global me parece
pretenciosa) es “publica globalmente y muere localmente o publica localmente y
muere globalmente”. La frase es de Sari Hanafi, un sociólogo que desde otro
lugar del sur global, el medio oriente, escribe sobre qué significa para él
este dilema (Hanafi 2011).
Conexiones globales siempre ha habido, incluso a veces más significativas
que las actuales (no olvidemos que en 1967 nuestro sociólogo más reconocido en
el exterior, Aldo Solari, coeditaba un libro nada menos que con Lipset, quien
fuera presidente de la Asociación Americana de Sociología. Una coautoría de esa
magnitud creo que no se ha vuelto a ver y fue hace medio siglo). Sin embargo,
mucha de la producción local es no solo en español sino muy local o con redes
regionales extremadamente acotadas. Seguro no las lee Sari Hanafi en Beirut ni
muchos otros en otros lugares que tal vez tengan cosas en común con nosotros o
puedan iluminarnos nuestros casos o problemas. Esto es particularmente así en
Uruguay, donde el Sistema Nacional de Investigación todavía premia mucho más la
producción local. De hecho, mientras escribo esto y reviso los CVUY del SNI y
veo las publicaciones de las personas de nivel II en ciencias sociales, veo que
tal vez en Uruguay esto todavía no es un dilema. Todavía se puede publicar
local y ser muy reconocido. Pero esto ha cambiado en muchos otros países y está
cambiando entre los investigadores jóvenes en nuestro país. Si comparamos los
nivel I con los nivel II por ejemplo, se ven cambios en las publicaciones. Se
ve un lento cambio hacia una presencia más global de la investigación en el
sentido de publicaciones más internacionales.
¿Por qué en Uruguay todavía esto no tiene carácter de gran
dilema? Esto ocurre por muchas razones, entre otras por el multiempleo de
muchos académicos que terminan dedicando gran parte de su producción a
“producción gris”, es decir informes de investigación para agencias del estado,
ONGs o agencias internacionales. Mucho de ese material daría para escribir
artículos fantásticos pero no hay tiempo o no hay estímulos para ello. También
ocurre por la falta de incentivos claros y suficientes, al menos en ciencias
sociales (y creo que economía es diferente aquí), para publicar en revistas
indexadas. La falta de incentivos viene desde las decisiones del SNI (al menos
para ciencias sociales) y desde las universidades. Sin embargo, eso también ocurre por acciones
deliberadas de algunos académicos de no querer participar en discusiones más
globales, no exponerse a la revisión de pares que es tan relevante para
construir comunidad, y no hacerlo en ámbitos donde esa revisión es ciega. “No
creo en la revisión de pares” me dijo una vez un científico social reconocido
de Uruguay. Recuerdo pensar entonces en que eso no es algo en lo que se crea o
no se crea, como si fuera una religión. Eso es algo que los académicos hacemos
honorariamente con el objetivo de mejorar el trabajo del otro y de validar el
conocimiento. A veces sale mal. A veces le tocan a uno revisores despiadados, o
revisores que solo quieren que uno los cite, revisores superficiales o agresivos
hasta las lágrimas, pero, en general, yo me animaría a decir que ninguno de
nuestros trabajos es peor luego de pasar por ese proceso. En una nota anterior, Nicolás Trajtemberg mostró cómo ese
sistema generalmente funciona detectando fraudes y malas prácticas. No creer en
la revisión de pares es no creer en la construcción colectiva de la ciencia. Es
no creer en la ciencia.
Por otro lado, o en el otro extremo, tenemos a muchos sistemas
de ciencia nacionales y las universidades de elite en América Latina fomentando
fuertemente publicar globalmente. Hablo de la realidad de Chile y Colombia por
ejemplo o de centros de producción de conocimiento como el CIDE en México donde
los incentivos económicos por un artículo en una revista top son como de
fantasía. Esto quiere decir puntuar mucho más las publicaciones indexadas en
los estatutos docentes, dar incentivos económicos provocativos para aquellos
que publiquen en ciertas revistas (por ejemplo solo en aquellas que estén el
cuartil 1 de tal disciplina o en las tres mejores de la disciplina, entendiendo
por mejores las que los sistemas-empresas de indexación así lo consideran).
Publicar globalmente tiene ventajas enormes, como que nos
pueda leer el amigo Hanafi desde Beirut y comprender que sus problemas son
parecidos a los nuestros. Otra ventaja fundamental es que nos obliga a
someternos a sistemas de validación del conocimiento exigentes y no
parroquiales. Pero, como dicen los gringos, no hay almuerzo gratis. Puede uno caer
en el segundo problema del dilema que es tener un diálogo internacional y dejar
de ser relevante nacionalmente, que no lo lea a uno la comunidad inmediata,
académica y no académica. Esto nos ha
pasado mucho a los uruguayos trabajando por fuera y también a otros que
escriben sobre Uruguay pero no trabajan allí ni son uruguayos. Pero ese no es
el único problema.
Por otro lado, al tratar de publicar globalmente, puede uno
caer también en la enorme frustración de querer participar en un diálogo que no
tiene en absoluto las características de un ágora habermasiana donde todos nos
encontremos en calidad de iguales para comprendernos…sino que tiene
características tremendamente injustas donde nuestros casos son solo casos para
una teoría que debe hacerse en el Norte Local (tremendamente local si se trata
de revistas norteamericanas por lo general). Un diálogo en el que mientras
publicar sobre un pueblo ignoto como Fargo está validado, para publicar sobre
América Latina hay que hacer una comparación, así uno esté comparando 400
barrios informales durante 60 años (cualquier parecido con la realidad, no es
mera coincidencia). Un diálogo en el que nos recuerdan algo que ya sabemos: “you are not a native speaker” (hello!!!,
claro que no), y donde más allá de la doble ceguera de pares y autores, el
editor sí ve que no venimos de la Universidad de Wainston sino de la Universidad
Nacional de alguna República (bananera)
y ya no será lo mismo.
¿Qué hacer? Yo no soy especialista en temas de ciencia. Hay
otros que han pasado por este blog, como Carlos Bianchi por ejemplo, que saben mucho más de
esto u otros que han trabajado sociología del conocimiento como Gabi Abend que
por eso nos hacen propuestas indecentes y provocadoras
que irónicamente nos invitan a pensar. A nivel internacional, hay ríos de tinta sobre sociología
del conocimiento, bibliometría y sus problemas. Escribo desde mi experiencia
como académica que trabaja sobre Uruguay desde fuera de Uruguay y desde los
dilemas a los que me enfrento. Y me pregunto qué hacer… tiro acá algunas ideas
sobre esto.
- No puede haber revistas universitarias sin revisión de pares seria.
- Trabajarles a las indexaciones pero siempre en acceso libre. En esto hay muy buenos ejemplos como la Revista de Estudios Sociológicos del Colmex que está logrando indexarse bien pero no pierde su acceso libre. Esto es importante para que lo pueda leer a uno la comunidad relevante que no siempre tiene acceso a bases como Jstor, etc.
- Tratar de publicar en las revistas internacionales por supuesto. Viendo las hojas de vida del SNI, nuevamente, hay mucho por hacer e incentivar en este campo. Es importante meterse en ese juego porque es un juego que nos obliga a dialogar, a validarnos internacionalmente, a apuntarle a la excelencia, a crear ciencia más allá de nuestros lugares seguros.
- Dar la pelea por mejorar las condiciones del diálogo. ¿Cómo? Metiéndose dentro de las organizaciones profesionales y consejos editoriales de revistas internacionales y exigiendo que los artículos en inglés sean más respetuosos con la cantidad de literatura existente localmente sobre el mismo tema, que los temas tengan representatividad regional y dejen de ser locales pero en inglés, por mencionar solo algunos aspectos. El ejemplo de Juan Pablo Luna en este momento, como editor de Latin American Politics and Society es una muy buena noticia en este sentido.
- Como revisores de esas revistas internacionales, tomarnos muy en serio la tarea más allá de ese artículo. Nuestra tarea es también mejorar la inclusión de publicaciones en español o en portugués o en farsi en esas revistas.
- Para quienes estamos en sistemas que solo premian las publicaciones globales, buscar un balance. Por supuesto debemos y queremos publicar globalmente pero es importante apostarle también a revistas relevantes localmente para las discusiones que queremos tener (incluso otros tipos de formatos como prensa, blogs, crónicas, entrevistas y otras formas de divulgación). Esto requiere cierto altruismo…pues estos artículos “no cuentan” al momento del ascenso, ni van a ser tan citados, ni dan incentivos económicos en las universidades…pero son muy importantes para construir comunidades locales.
- Dejar chacras y cultivar redes locales, regionales e internacionales. Asociarnos más. En lugar de que cada departamento en cada país en cada ciudad tenga su revista… ¿por qué no pensar en revistas que roten departamentos, ciudades y países? Cuando las revistas están asociadas a departamentos (y cuando los sistemas de ciencia premian que cada departamento tenga su revista) es difícil conseguir buenos artículos para todas esas revistas cuando a los académicos les están diciendo al mismo tiempo que deben publicar en un grupo selecto de revistas internacionales.
En síntesis, el dilema de publicar local y perecer global o
publicar global y perecer local es un dilema que he vivido en carne propia
tratando de pertenecer a la vez a una comunidad internacional y a la comunidad
de mi país. Creo que en ciencias sociales en Uruguay solo muy recientemente
está apareciendo este dilema entre los más jóvenes pero todavía no hay
demasiada conciencia del dilema. No hay
incentivos más allá de los individuales para participar de debates globales.
Esos sistemas de incentivos son necesarios, sin dejar que se vuelvan nuestra
propia jaula de hierro weberiana. No hay una sola manera de validar
conocimiento y hay, creo yo, que mantener un balance publicando para audiencias
diversas. La tarea no es fácil. En definitiva ser científico en el sur local
implica muchos desafíos a los que los del norte local no se enfrentan. Allí
suele haber solo una forma de validar el conocimiento. No es fácil acceder pero
el camino es claro y es uno. Para nosotros la tarea es un poco más compleja. Sé
que este grupo de ideas desorganizadas perecerán globalmente, pero espero que
tengan algún efecto local.
*Agradezco a Nicolás Trajtemberg, Juan Bogliaccini, Juan
Carlos Rodríguez y Rosario Queirolo por sus comentarios a una versión previa de
esta nota.
Referencias:
Hanafi, S. (2011). University systems in the Arab East: Publish globally
and perish locally vs publish locally and perish globally. Current Sociology,
59(3), 291-309.
Lipset, S., & SOLARI, E. (1967). Elites
in Latin America. Buenos Aires: Paidós.