Un futuro posible del sistema previsional: algunas ideas y rumbos

Tenemos una incipiente discusión en materia de nuestro sistema de previsión social y la misma se centra en el rol de las AFAP. En ésta corta nota quisiera descentrar la discusión de las AFAP e intentar mirar una foto más amplia del presente y posibles avenidas hacia el futuro, siempre a partir de dos principios centrales: equidad y eficiencia en ahorro. En breve, propongo que el problema central de nuestro sistema previsional no se centra en las AFAP (las que pueden ser sin lugar a dudas discutidas), sino en las viejas cajas paraestatales. Las razones son dos: por un lado, a diferencia del BPS suponen un ahorro inter-generacional y colectivo, pero segmentado por ingreso. Dejemos de lado en ésta foto por ahora las cajas militar y policial porque ambos sectores suelen, por sus características particulares, tener mecanismos previsionales diferentes a los del colectivo social. La segunda razón es que dadas las características particulares de dicha segmentación, financiar desde rentas generales posibles déficit se hace extremadamente regresivo en términos de equidad.
Pero el eje central de ésta nota gira en relación a dos preguntas estructuradoras:¿por qué la prestación de seguridad social se estructura en relación a una tasa de reemplazo asociada al nivel de ingreso durante la vida activa?; y ¿por qué existe una edad de retiro obligatoria? En definitiva, ¿podríamos tener un sistema jubilatorio que relajara éstos dos aspectos en aras de la eficiencia y la equidad? El primero hace que la contribución desde rentas generales que se hace a las jubilaciones y pensiones a través del BPS (o financiando déficit de otras cajas eventualmente) se estructure de forma de replicar las inequidades generadas por el mercado de trabajo. Quien tuvo mayor ingreso en su vida activa tendrá una mayor jubilación. El segundo principio, que ya ha sido relajado en Uruguay en el marco de una tendencia mundial, incorpora potenciales ineficiencias en términos de oferta y demanda en el mercado de trabajo.  
Ahora bien, si relajamos ambos principios podemos pensar en un sistema de previsión social que aporte un ingreso básico universal a cada individuo que llegue al umbral de una edad determinada, independientemente de la historia laboral y de la decisión sobre la combinación de trabajo y ocio que se desea tener a partir de dicha edad. Naturalmente habría que incorporar parámetros básicos de elegibilidad esencialmente asociados a un mínimo de años de residencia en el país y otros parámetros de una variación mínima del ingreso universal relacionados a variables tales como tipo de hogar u otros similares. No entro en estos detalles, que me sacarían de la foto general, porque dicho sistema ya existe y su versión más pura la encontramos en Nueva Zelanda. Éste sistema de ingreso básico universal se complementa por una segunda pata de ahorro voluntario individual e incentivado por el estado. Esto responde al principio de que es en el interés general que todos tengamos un reflejo de ahorro durante nuestra vida activa, por múltiples razones. Éste sistema no está pensado para los sectores más pudientes, quienes seguramente harán ese ahorro de todas formas a partir de inversiones, rentas, etc. Éste pilar está pensado para incentivar el ahorro en los sectores medios. 
Si un sistema así nos interesa (a mi me seduce), entonces trazando una línea desde donde estamos hacia donde queremos llegar, y permitiéndome una vez más la indulgencia de la simplicidad de tan general foto, debiéramos como primera medida eliminar las viejas cajas paraestatales y general un sistema universal de BPS y AFAP. El BPS en un segundo paso licuaría todas las contribuciones relevantes hechas por concepto de pensiones a la vejez y jubilaciones en éste ingreso básico universal. Como tercer paso, las AFAP debieran adecuarse a la estrategia de ahorro individual complementario y optativo, bajando tasas administrativas entre otras medidas necesarias. Naturalmente debieran revisarse los porcentajes de aporte a uno y otro sistema para hacer viable el ingreso básico universal. Pero recordemos que el sistema habrá ganado sectores con gran capacidad de aporte luego del primer paso propuesto. Y si aún quisiéramos ir más lejos, podríamos incluso hacer los aportes jubilatorios en el marco del IRPF, para de ésta forma simplificar la lógica administrativa del nuevo sistema y ganar mayor eficiencia.

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Autor: Pablo Menese Camargo Advertencia Soy sociólogo. Perdón. Advertencia adicional En febrero, me propusieron escribir para Razones...