Quiero contar dos historias sobre oscurantismo académico. Una reciente y famosa vinculada al oscurantismo soft en estudios de género, y otra menos conocida y asociada al oscurantismo hard y al mal uso de las matemáticas en la psicología. El hilo conductor de ambas es uno de mis ídolos intelectuales: el físico Alain Sokal.
Primera historia:
decepción con un pito conceptual socialmente construido
En las últimas
semanas hubo un fuerte sacudón en el ambiente académico: un filósofo (Peter
Boghossian) y un matemático (James Lindsay) salieron a la palestra pública a
contarnos que habían elaborado un artículo completamente en broma, lleno de
sinsentidos y frases rimbombantes y vacías, y había sido aceptado en un journal
de estudios de género. El título del artículo era ‘el pene conceptual como construcción social’ (Boghossian & Lindsay,
2017). Toda una declaración de principios. Y arrancaba pisando fuerte en el
acelerador estableciendo el supuesto que se proponían cuestionar: ‘La evidencia científica y meta científica
androcéntrica de que el pene es el órgano reproductivo masculino es considerada
abrumadora e incuestionable’. Entre las muchas barbaridades del artículo se
destacaba su argumento donde establecían que el pene conceptual era responsable
del cambio climático! Los autores no son humildes en cuanto a las repercusiones
de su artículo. Para ellos su engaño académico expone el estado lamentable
(‘crippled academically’), super ideologizado y de baja calidad de los estudios
de género caracterizado (en palabras de los autores) por una creencia casi religiosa que el
machismo es la causa de todos los males (Boghossian & Lindsay, 2017b).
Grandes figuras
intelectuales como Richard Dawkins, Steven Pinker o Sam Harris celebraron la
aparición del artículo y como los autores habían ingeniosamente realizado ‘la
gran Sokal’ pero focalizada en los estudios académicos de género. ¿Qué es hacer
la gran Sokal? En 1996 el físico Alain Sokal hizo un experimento para
desenmascarar a una parte de las ciencias sociales asociada a los estudios
culturales postmodernos: escribió un artículo lleno de errores, frases
altisonantes falsas o trivialmente ciertas, y sentencias vacías que sonaban lindo repitiendo los mantras clásicos (e.g. la realidad está socialmente construida, las
ciencias duras excluyen y estigmatizan las discursos contra hegemónicos, etc.).
El artículo fue aceptado por el journal Social Text y luego Alain Sokal salió
públicamente a denunciar la farsa que había cometido y como el evento dejaba en
evidencia algunos de los serios problemas que enfrentaban una parte de las
ciencias sociales en la actualidad (Sokal 1996; Sokal & Bricmont, 1997).
Confieso que
cuando salió a la luz el artículo de Boghossian y Lindsay sentí una enorme
felicidad. Creo que muchos nos hemos cruzado a lo largo de nuestras vidas con esa
variante de académicos piratas. Son lo que Jon Elster (2012) llamó los
oscurantistas de las ciencias sociales, o lo que Gerald Cohen (2002) calificaba
en forma un poquito más ruda ‘mierdosos’ o ‘bullshiters’
académicos. Son aquellos que usan el lenguaje en forma innecesariamente oscura
y compleja, que priorizan la retórica, la insinuación y las falacias de
autoridad y desatienden (o incluso desprecian!) la estructura lógica, el rigor
conceptual y metodológico, y el apego a la evidencia empírica. En algunos casos
estos ejercicios de intoxicación lingüística se realizan en forma
intencionalmente deshonesta, en otros casos tal vez sea un problema de falta de
capacidades y/o mala formación. Como uno vive con la indignación permanente de
que muchos de estos mierdosos académicos perpetúan sus crímenes con total
impunidad, es motivo de mucha dicha las raras ocasiones que quedan expuestos.
Sin embargo, pasada
la euforia, cuando uno analiza con detalle lo que ocurrió en el llamado affaire
Sokal 2.0. se da cuenta que en realidad el engaño que Boghossian y Lindsay
llevaron a cabo es mucho menos relevante de lo que ellos sostienen. ¿Está bien
creer (como parecen creer firmemente los autores y varios de los que celebramos
su sátira) que este artículo pone en jaque los estudios de género? La verdad es
que no. Hay dos consideraciones muy básicas: una de cantidad y otra de calidad.
En primer lugar,
parece aventurado creer que toda una línea de artículos, estudios, programas de
investigación y académicos se caigan a pedazos simplemente porque falle el
sistema de arbitraje de uno de sus journals. Es al menos curioso que los
defensores de la razón y de una ciencia apegada a la evidencia empírica ataquen
esta línea de estudios siendo ellos mismos tan poco respetuosos de esos
principios que dicen defender y exhibiendo una notable falta de cuidado y un
alto sesgo.[1]
Pero para peor, como segundo punto, los autores lejos de ser caritativos en
términos argumentales y buscar la mejor versión de los journals de estudios de
género, apuntaron a lo más bajo, y encima rebotaron! En realidad lo que ocurrió
fue que enviaron este engendro de artículo a un primer journal NORMA (The
International Journal of Masculine Studies) que ni siquera se encuentra entre
los 100 journals de género más importantes y de ahí fueron derivados a otro
journal aún peor (Cogent Social Sciences) que finalmente los aceptó. Más allá
de todas las justificaciones que hacen Boghossian y Lindsay acerca de cómo este
journal es bueno y es igualmente parte del prestigioso grupo Taylor &
Francis, para mi el caso es claro: el ‘pene
conceptual socialmente construido’ fue un engaño pero no a los estudios de
género, sino a todos los que inicialmente creíamos que habían generado algo
relevante académicamente. Lo que hicieron Boghossian y Lindsay es un ejemplo
perfecto para usar en clases de argumentación cuando hay que ilustrar la falacia
del espantapájaros. En todo caso, yo termino sacando conclusiones completamente
opuestas a las de los autores. Me sorprende gratamente que un journal de los
peores igualmente filtre y rechace esta basura académica. Llámenme optimista,
pero para mi significa que las cosas no están tan mal como yo pensaba en esas
áreas.
Segunda historia:
en que se conectan el florecimiento personal y la matemática de la dinámica de
fluidos? Envidia física diagnosticada por un físico
Hace unos años, un
veterano llamado Nick Brown concurrió a una clase como parte del master en psicología positiva que estaba cursando en la University of East London. En ella
se presentaba el ratio de critical positivity o el ratio Losada, uno de los
papers más reconocidos y más citados en la disciplina ya que en el se presentaba la
famosa formalización matemática de la felicidad! En 2005 dos psicólogos (Marcial
Losada y Barbara Fredrickson) publicaron el paper Positive affect and the Complex Dynamics of Human Flourishing en top
20 peer reviewed journal de psicología: el American Psychology. En dicho paper
los autores declaraban haber identificado el número mágico que identificada el
punto de corte entre las personas florecientes y languidecientes: si el ratio
de emociones positivas sobre emociones negativas era superior 2.9013 usted
sería una persona resplandeciente y feliz, en caso contrario usted pertenecería
al grupo de los zombies tristes. Los autores aplicaban ecuaciones diferenciales
de un sub campo de la física, la dinámica de fluidos. No solo este fue un paper
multi citado en la rama de la psicología positiva, sino que sirvió para
encumbrar a sus autores, en particular a Fredickson que ganó varios premios
académicos y publicó varios libros incluido uno de divulgación (Positivity: Top-notch
research reveals the 3-to-1 ratio that will change your life) donde señalaba no
muy humildemente ‘Así como el cero grados
Celsius es un numero especial en termodinámica, la razón de positividad de 3 –
1 puede bien ser el número mágico en la psicología humana’ (Andrew, 2014).
Sin embargo, algo
de la formalización matemática olía mal a este veterano estudiante. De joven había
estudiado matemática cuando hacía su grado en ingeniería e informática pero era
un don nadie en el mundo académico. ¿Qué podía hacer? Se armó de valor y decidió
escribirle un mail a…¿advinen a quién? ¡A nuestro físico favorito! Alain Sokal cuenta
en una entrevista que cuando recibió el mail de Brown ‘la ecuación de Lorenz que usaba Losada era de dinámica de fluidos, un
campo en el que no estoy especializado, pero que es tan elemental que cualquier
matemático o físico tiene un mínimo conocimiento. A los diez segundos me di
cuenta que el artículo era una pura mierda’ (Andrew, 2014). De esta manera,
Brown, Sokal y un tercer colaborador se decidieron a reanalizar críticamente el
famoso artículo y demostraron que el rey estaba desnudo. Escribieron una
revisión crítica al American Psychology donde cuestionan la absoluta falta de
fundamentación teórica y empírica para utilizar las ecuaciones diferenciales de
la dinámica de fluidos a las emociones humanas. Además muestran como la
aplicación de Losada y Frederickson no solo es arbitraria sino que contiene
múltiples errores conceptuales y matemáticos difíciles de ser detectados por
los cientistas sociales sin formación matemática avanzada. En definitiva, los
resultados, y en particular el famoso ratio de emociones positivas/negativas de
2.9013 tan citado y ponderado carecía de todo fundamento (Brown et al. 2013). Increíblemente,
casi veinte años después de su primer travesura Sokal había hecho un nuevo
aporte en su batalla contra el oscurantismo científico. Y lo mas lindo de todo:
tiene algo de irónico que sea un físico el que tenga que venir a mostrarnos los
riesgos de la tan mentada ‘envidia física’ que muchas veces sufren los
cientistas sociales y pueden llevarlos a este tipo de desastres académicos
Epilogo: que mas da si es con palabras o números
La primera
historia deja una lección importante. Increíblemente muchos nos apresuramos a
celebrar el artículo de Boghossian y Lindsay porque teníamos la creencia previa
de que mucho de lo que se hace en ese
campo es de mala calidad. Cuan valioso es no apresurarse y no dejarse dominar
por el confirmation bias que irracionalmente nos lleva a buscar evidencia e
interpretarla de acuerdo lo que deseamos creer. Cuán importante es ser
caritativo en el debate e intentar buscar la mejor versión del oponente antes que
intentar destrozarlo falazmente cuestionando una versión caricaturizada.
La segunda
historia deja otra lección importante. El oscurantismo y la basura académica
puede venir en muy variadas formas. Si bien la basura académica más famosa es
la producida en las ciencias sociales cualitativas, la segunda historia aquí
contada ilustra como también pueden haber ejemplos muy jodidos dentro de la
ciencia social cuantitativa. En los últimos años, Elster ha escrito sobre ambas
variantes de oscurantismo académico. Entre las variantes del oscurantismo soft
incluía entre otros los estudios culturales de Said, corrientes sicoanalíticas
de Lacan o Klein, variantes de funcionalismos de Bourdieu o Foucault, o la
teoría postmoderna de Latour. Entre los oscurantistas hard incluía lo que él
llama science ficition social science
que es esa parte de las ciencias sociales que pese a estar muy formalizada
tiende a hacer un uso abusivo y poco justificado de la matemática en conjunción
con supuestos totalmente arbitrarios acerca de los agentes y la realidad
(Elster, 2012). En ocasiones el abuso llega a tal punto que la matemáticas
dejan de ser una herramienta y se transforman en un mero juguete (Elster,
2016).
Hace más de 35
años el físico Richard Feynman dijo en una entrevista ‘Existe una especie de pseudo ciencia. Las ciencias sociales son un
ejemplo...Ellos siguen las formas, juntan datos, etc., pero no han encontrado
nada, no han llegado a ningún lugar aun!...Yo puedo estar equivocado y tal vez
sepan de que hablan pero no lo creo. Yo tengo la ventaja de saber cuan difícil
es saber algo, cuan cuidadoso uno tiene que ser acerca de los chequeos de los
experimentos, cuan fácil es cometer errores y engañarse. Yo se lo que significa
realmente saber algo. Por eso, yo veo como ellos consiguen su información. Y no
puedo creer que ellos sepan de nada cuando no hacen el trabajo necesario,
cuando no han tenido el cuidado necesario’ (Feynman, 1981).
Pese a los
increíbles avances que hemos tenido en las ciencias sociales en estas casi 4
décadas creo que el diagnóstico de Feynman sigue vigente. No es que uno crea que
tenemos que intentar lograr tener una física social ni mucho menos. Al
contrario. El arma del crimen pueden ser palabras rimbombantes casi
impronunciables o algoritmos matemáticos injustificados. El resultado es el
mismo: cientistas sociales cualitativos o cuantitativos que no dedican
suficiente esfuerzo y tiempo a ser cuidadosos teórica y metodológicamente, y
que terminan produciendo mierda académica en forma relativamente impune
aprovechándose del desconocimiento de la audiencia.
La nota positiva
es que a pesar de todo las dos historias muestran que no todo vale en el
sistema científico. Con todas sus limitaciones, sesgos y perversiones,
igualmente existen mecanismos para detectar y filtrar a parte de estos
mierdosos académicos.
PD: Soy
consciente de también hay problemas de esta naturaleza dentro de las ciencias
duras. Pero me pareció innecesario y de mal gusto caer en una falacia tu
quoque.
Referencias
Andrew, A. (2014) ‘The British amateur
who debunked the mathematics of happiness’, The Guardian.,
18 of January, https://www.theguardian.com/science/2014/jan/19/mathematics-of-happiness-debunked-nick-brown
Boghossian, P. & Lindsay, J. (2017) The Conceptual Penis
as a Social Construct: A Sokal-Style Hoax On Gender Studies, SKEPTIC, http://www.skeptic.com/reading_room/conceptual-penis-social-contruct-sokal-style-hoax-on-gender-studies/
Boghossian, P. & Lindsay, J. (2017b) The Conceptual
Penis as a Social Construct, Cogent Social Sciences, 3: 1330439
Brown NJ, Sokal AD, Friedman HL
(2013). "The complex dynamics of wishful thinking: the critical positivity
ratio.". Am Psychol. 68 (9): 801–13
Cohen, G.A. (2002) Deeper into
bullshit in Buss and Overton, eds., Contours of Agency: Themes from the
Philosophy of Harry Frankfurt. Cambridge, Massachusetts: MIT Press.
Elster, J. (2012) Hard and Soft
Obscurantism in the Humanities and Social Sciences, Diogenes, 58(1–2) 159–170
Elster, J. (2016) Tool-Box or Toy-Box?
Hard Obscurantism in Economic Modeling. Synthese 193 (7):2159-2184.
Fredrickson,
B. (2009). Positivity: Top-notch research reveals the 3-to-1 ratio
that will change your life. Harmony
Fredrickson B. & Losada MF (2005) Positive affect and
the complex dynamics of human flourishing.". Am
Psychol. 60 (7): 678–86.
Sokal, A. (1996) ‘Transgressing the
Boundaries - Toward a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity’, Social
Text 46/47, 217-252 (1996)
Sokal, A. & Bricmont, Jean. (1997) Fashionable Nonsense: Postmodern Intellectuals' Abuse of Science. Picador USA: New
York,
[1] En este sentido, es interesante recordar
que Sokal fue mucho mas medido y humilde sobre cuál era la significación o
impacto del engaño que el había perpetrado.