Hace poco un par de académicos con foco en evaluación de políticas públicas
se hicieron una autocrítica profunda. Chater y Loewenstein dedicaron casi toda
su carrera a realizar experimentos controlados para medir el efecto de pequeños
incentivos sobre el comportamiento de las personas. Ellos llaman ese enfoque
como i-frame porque pone el foco en los cambios que puede hacer el
individuo por sí y ante sí. Un ejemplo de intervención centrada en el individuo
es el de la mosquita pintada en los urinarios. Con ese estímulo visual, los
varones buscan apuntar a la mosquita y así se reduce la suciedad y (sobre todo)
los costos de limpieza.
En su artículo de 2022, Chater (economista) y Loewenstein (comportamentalista), se arrepienten porque entienden que con el enfoque de sus estudios “hemos
apoyado inadvertidamente a corporaciones que se oponen a reformas
estructurales” (Chater y Loewenstein 2022: 2, original en inglés). Y coincido
en que la hegemonía del individualismo metodológico en la economía, parte de la
ciencia política y otras ciencias afines genera un problema político.
La teoría del empujoncito (nudge theory) postula que con incentivos pequeños sobre los individuos se pueden generar grandes cambios. Más importante aún, esos incentivos no tienen que ser costosos (económica y políticamente) y deben hacerse sin tocar instituciones ni estructuras. Los autores ilustran esto con el siguiente ejemplo: en los 2000’s la petrolera BP buscó cambiar su imagen respecto a temas ambientales. Hasta entonces, BP había negado el cambio climático y financiaba investigaciones escépticas respecto del calentamiento global. Cuando esto se hizo insostenible, BP encuadró el problema del calentamiento global como un problema individual. Reducir la huella de carbono es un problema de cada uno. Evidentemente, hubo que evaluar el impacto de calculadores de huella de carbono, aplicaciones verdes para celulares y tratamientos informacionales. BP se opuso y se opone a nuevas instituciones que regulen el consumo de combustibles. Los grandes cambios se hacen con pequeños empujoncitos el hombro de cada individuo. Y el resultado de esos incentivos se evalúa a través de experimentos controlados u otros diseños de investigación cuasi experimentales.
El primer problema político de la hegemonía del i-frame es que dificulta
el estudio y la formulación de políticas de tipo estructural. ¿Cómo ocurre
esto? Un mecanismo está presente en las universidades. Cuando un candidato a
doctor en economía busca su tema de tesis, usualmente debe preocuparse primero
por tener una “estrategia de identificación”. Esto es, el problema que que vaya
a estudiar debe ser pasible de ser investigado con diseños experimentales o
cuasi experimentales. ¿Sirven los incentivos económicos para aumentar la
escolaridad? ¿Qué efecto tiene la provisión de antihelmínticos a niñas y niños
en la asistencia escolar? ¿Qué efecto tiene una multa a los tutores que no
demoran para retirar a sus hijos de la escuela? Estas pequeñas preguntas efectivamente
tienen grandes impactos. Según Miguel y Kremer (2004) los niños que recibieron tratamiento para lombrices redujeron su
ausentismo escolar en 25%. Una medida barata y eficaz para aumentar la
escolarización. Los autores conectan sus hallazgos con la teoría de los retornos
a la educación, según la cual, a mayor educación, mayores ingresos esperados. A
nivel agregado, esto supone que un país más educado tiene mayor ingreso
esperado y más desarrollo (simplificado). Sin embargo, sabemos que hay un
conjunto de estructuras que impiden que Kenya se vuelva un país desarrollado
aunque aumente sistemáticamente su nivel educativo.
Es verdad que nadie restringe los temas de investigación a “pequeños incentivos”. De hecho, cada tanto aparecen trabajos que explotan el hecho de que ciertas instituciones macro se hayan instalado casi aleatoriamente en algunos contextos y no en otros (por ejemplo Pischke 2007 y Posner 2013). Sin embargo, la exigencia de la identificación causal tiende a reducir el menú de temáticas disponibles.
El segundo problema político es el de la trivialidad. En el artículo que mencioné al inicio, Chater y Loewenstein revisan 126 experimentos controlados que buscaban medir el efecto de distintos incentivos o tratamientos. 23 millones de estadounidenses participaron en estos experimentos. En promedio, esos experimentos registraron que el tratamiento movía a sus respectivas variables de resultado en un 1.4%. Sin embargo, los experimentos que lograron publicarse en revistas arbitradas mostraban un efecto promedio de 8.7% (Chater y Loewenstein 2022: 6). Entonces, no solo los impactos son sustantivamente insignificantes (el cambio en el comportamiento) sino que el sesgo de publicación da la idea exactamente inversa (Maier et al. 2022).
Es indudable que hoy sabemos más del funcionamiento de la política y la
economía que hace 100 años. Por ejemplo, casi todo el mundo admite que imprimir
billetes no le genera más poder adquisitivo a la gente. Pero creo que la
política y la academia también deben intentar y estudiar empujones grandes.
Durante el auge del positivismo los políticos creían que podían moldear las
sociedades del mismo modo que se moldeaban los metales. El experimento social
de esa época no consistía en dar aleatoriamente vermífugos. Consistía en crear
un inmenso entramado de empresas públicas e instituciones que proveyeran
algunos derechos sociales básicos. No tuvieron evaluación de impacto en su
minuto. Tan mal no salió.
Referencias
Chater, Nick, y George
Loewenstein. 2022. “The i-frame and the s-frame: How focusing on
individual-level solutions has led behavioral public policy astray”. Behavioral
and Brain Sciences: 1–60.
Maier, Maximilian et al.
2022. “No evidence for nudging after adjusting for publication bias”. Proceedings
of the National Academy of Sciences 119(31): e2200300119.
Miguel, Edward, y Michael Kremer.
2004. “Worms: identifying impacts on education and health in the presence of
treatment externalities”. Econometrica 72(1): 159–217.
Pischke, Jörn-Steffen. 2007. “The
impact of length of the school year on student performance and earnings:
Evidence from the German short school years”. The Economic Journal
117(523): 1216–42.
Posner, Daniel N. 2013.
“Political Salience Are Allies of in Cultural Zambia Difference : Why
Adversaries Chewas in Malawi”. The American Political Science
Review 98(4): 529–45.
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