“Gritando fuego”

Hace un par de años un colega me recomendó un documental de HBO sobre la libertad de expresión y sus consecuencias que se llama “Shouting Fire: Stories from the Edge of Free Speech”.[i] El documental es excelente porque muestra las implicancias que tiene defender la libertad de expresión hasta las últimas consecuencias. “Shouting fire in a crowded theatre” (“gritando fuego en un teatro lleno”) fue una expresión que usó Oliver Wendell Holmes Jr. en una intervención realizada en la Suprema Corte de los Estados Unidos y que hoy se usa como metáfora para referirse a aquellas declaraciones o acciones que tienen el propósito de generar falsas alarmas públicas.  El documental plantea que la defensa de la libertad de expresión, tal como es consagrada en la Primera Enmienda[ii] de los Estados Unidos, y tomada en toda su radicalidad, implica defender el derecho de expresión incluso de aquellos que están en contra de la democracia.

Nuestro país proviene de otra tradición cultural en estos temas. Sin embargo, la libertad de expresión también es uno de los derechos básicos consagrados en nuestra Constitución. El proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual o nueva Ley de medios ha generado críticas en relación a este tema[iii]. Los cuestionamientos principales han venido de diversas fuentes. Por un lado, los partidos opositores al gobierno, lo cual era de esperar, pero también desde miembros del Frente Amplio y representantes del gobierno, por ejemplo Héctor Lescano declaró que en el Parlamento el Frente Amplio deberá introducir modificaciones para asegurar el “irrestricto respecto a la libertad de prensa”[iv]. También las dudas han provenido de dentro de la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa)[v] y de reconocidos expertos en derecho administrativo como el decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica, quien manifestó que “cualquier persona de cualquier partido podría hacer cualquier disparate con este texto en la mano”[vi].  Si este proyecto de ley que en setiembre será discutido en el Parlamento le otorga al gobierno la posibilidad de controlar más los contenidos de los medios, hay que seguir de cerca su debate, ya que en varias oportunidades el gobierno ha querido incidir en cómo son presentados en los medios algunos temas problemáticos como el de la inseguridad.

Desde hace unos pocos años la inseguridad pasó a ser el problema que más les preocupa a los uruguayos[vii]. La creciente preocupación por la falta de seguridad puede deberse tanto a un incremento de la victimización por crimen real, como a una percepción de inseguridad, la cual también puede provenir de la criminalidad objetiva o ser producida por los medios, o ambas a la vez. Si bien la percepción de inseguridad de los uruguayos no ha aumentado desde el 2007[viii], la preocupación existe. Tanto es así que mucha delincuencia es la principal causa por la que los uruguayos apoyarían un golpe de Estado, y también subyace al apoyo que las Fuerzas Armadas reciben para cumplir tareas de combate al crimen y la delincuencia[ix]. No hay duda que los uruguayos están preocupados por la seguridad. ¿Es esta preocupación generada, o por lo menos incrementada, por los medios?

Actualmente nadie pone en duda la influencia que tienen los medios de comunicación a la hora de definir la agenda de la opinión pública. Sin embargo, los medios no son todopoderosos como se creía a principios del siglo XX cuando teorías como la de la Aguja Hipodérmica planteaban que los ciudadanos asimilaban el mensaje de los medios sin ninguna resistencia. Aunque sí influyen en los ciudadanos porque fijan los temas de la agenda o, en otras palabras, le dicen a la gente sobre qué temas pensar[x].  Por lo tanto, y más allá de la tasa de criminalidad existente, que la inseguridad sea la principal preocupación de los uruguayos, al menos en parte se debe a la cobertura mediática.

Unamos los cabos. Entonces, en este tema (como también podría suceder en otros), y amparándose en la metáfora de gritando fuego, los gobiernos (sean del partido que sean), podrían incidir en los contenidos que emiten los noticieros, por ejemplo exigiendo una disminución del tiempo dedicado a la crónica policial. Sin lugar a dudas eso sería una intromisión en la libertad de prensa y expresión.  Ojalá que el proyecto de ley que entrará en discusión en el Parlamento sea modificado para eliminar la tentación de estos controles y regulaciones por parte del Estado. Ojalá que sean los propios los que deciden no sentarse frente al televisor a ver 40 minutos de noticias policiales si hieren nuestra sensibilidad y de esa manera incidir en el rating de los noticieros,  en vez de que sea el Estado quien termine regulando con el argumento de que no se puede “Gritar fuego en un teatro lleno de gente”.



[i] “Shouting Fire: Stories from the Edge of Free Speech”. 2009. Dirigido por Liz Garbus.
[ii] La Primera Enmienda dice lo siguiente: “Congress shall make no law respecting an establishment of religion, or prohibiting the free exercise thereof; or abridging the freedom of speech, or of the press; or the right of the people peaceably to assemble, and to petition the government for a redress of grievances”.
[iii] El texto completo del proyecto de ley se encuentra en: http://archivo.presidencia.gub.uy/sci/proyectos/2013/05/cons_min_682_anexo.pdf
[iv]El País, Jueves 22 de agosto de 2013.
[v] “Opina la SIP sobre proyecto de ley de Comunicación en Uruguay”, 25 de julio 2013: http://www.sipiapa.org/sip-considera-que-un-proyecto-para-regular-a-medios-uruguayos-tiene-amenazas-a-la-libertad-de-expresion/
[vi] El País, Jueves 22 de agosto de 2013.
[vii] http://www.factum.edu.uy/node/340
[viii] Rosario Queirolo y María Fernanda Boidi. 2013. Cultura política de la democracia en Uruguay y en las Américas, 2012. Hacia la igualdad de oportunidades. Vanderbilt University.
[ix] Ob.cit.
[x] Para un desarrollo de este tema ver: McCombs, M; Shaw, D (1972). "The agenda-setting function of mass media". Public Opinion Quarterly 36 (2).

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