Foto: Pablo Saludes Rodil bajo licencia CC BY 2.0. |
En Uruguay hace
ya varios años que el gobierno se encuentra diseñando la implementación de un
Sistema Nacional de Cuidados. Si bien, esta fue anunciada como una de las
prioridades del gobierno pasado, es recién con la aprobación del último
presupuesto, que se asignan fondos para su implementación. En este contexto el 13
de octubre de 2015 el MIDES firmó un convenio con el Instituto Nacional de
Cooperativismo (INACOOP) con el fin de promover una mayor presencia de
cooperativas entre las organizaciones proveedoras de cuidados. Sin embargo, más
allá de estos titulares, no existe mucha información pública sobre qué tipo de características
se pretende que tengan las
organizaciones proveedoras de cuidados.
A priori, los
servicios de cuidados pueden ser brindados por distintos tipos de
organizaciones. Pueden ser brindados por el propio estado, por ejemplo a través
de guarderías públicas. Esta es la solución aplicada en varios países europeos.
En caso de ser brindados por el sector privado, puede tratarse de empresas
capitalistas, organizaciones sin fines de lucro, empresas autogestionadas (EA) o
trabajadores individuales. Estos servicios pueden ser contratados directamente
por los hogares o puede existir también algún subsidio por parte del estado
(total o parcial). Este hecho hace que existan varias combinaciones posibles a
la hora de pensar qué tipo de organizaciones serían las prestadoras de cuidados
en el caso del sistema uruguayo. De hecho, en nuestro país ya conviven varias
de estas formas organizativas. Existen guarderías públicas, trabajadores
independientes que realizan las tareas de cuidados de niños o ancianos en los
propios hogares, centros de cuidados privados que los hogares contratan y
centro privados subsidiados por el estado, como es el caso de los CAIF.
La creación de un
sistema nacional de cuidados resulta una excelente oportunidad para promover la
expansión de las EA. Para argumentarlo quisiera repasar
la experiencia de la región de Quebec en Canadá. En la década de los 90, en
dicha región se encontraban ante el desafío de diseñar un sistema de cuidados a
la vez que resolver problemas de empleo persistentes de algunos sectores de la
población. La opción que tomaron fue la utilización de organizaciones de la
llamada "economía social".
Para diseñar el
sistema de cuidados de los niños el alternativa elegida en Quebec tiene varias
similitudes con los centros CAIF en Uruguay. El gobierno optó por entregar un subsidio por niño a centros de cuidados
privados organizados bajo la forma de organizaciones sin fines de lucro o
cooperativas de trabajadores. Las empresas capitalistas también podían ofrecer servicios
de cuidados pero no recibían el subsidio por parte del estado.
Pero
probablemente sea en el cuidados de ancianos y otras personas mayores dependientes
donde se encuentra una mayor innovación organizativa. En este caso se
estableció una tarifa subsidiada por hora que los hogares debían pagar por
servicios de cuidado. Dichos servicios se realizaban a domicilio para personas
que aun estaban en condiciones de seguir viviendo en su hogar en forma autónoma.
Las tareas realizadas incluían ayudar a las personas con la preparación de
comidas, la realización de compras, la limpieza del hogar y otras tareas
diversas.
Para realizar
estas tareas se capacitó a trabajadores con problemas de inserción laboral y
baja calificación. Resolviendo al mismo
tiempo, el problema de empleo de miles de personas. En la medida que el pago
por parte de los hogares era bajo, el estado se encargaba de complementar los
ingresos del trabajador para alcanzar un salario levemente mayor al laudo acordado
en la negociación colectiva con los sindicatos.
La mayor novedad
estuvo en que la actividad de estos los asistentes personales se organizó bajo
la forma de cooperativas mixtas. Estas cooperativas eran gobernadas
democráticamente no solo por sus trabajadores sino también por los usuarios de
sus servicios. Si bien, esta modalidad de cooperativa mixta en Quebec solo se
utilizó para los servicios de asistentes personales, nada indica que no pueda
también utilizarse para otras actividades de cuidados como por ejemplo el de
los niños.
El sistema de
cuidados en Quebec, apoyado en cooperativas y otras formas de organizativas de
economía social, tuvo una rápida expansión, generando empleo para cerca de
50.000 trabajadores, en una región de 8 millones de habitantes. Esto tuvo como
consecuencia, una importante presión por parte de las empresas capitalistas
para también ser subsidiadas. Hecho que se concretó hace pocos años bajo un
gobierno de derecha.
Sin embargo, la
exclusión del subsidio a las empresas capitalistas en un sistema de cuidados de
este tipo, tiene un sólido argumento económico si se consideran las
externalidades positivas generadas por las EA. En particular,
si se tiene en cuenta la tensión inherente en las empresas capitalistas entre
la búsqueda de mayores beneficios y los valores que esperamos estén asociados a
las actividades de cuidados y crianza. Bajo la lógica maximizadora de
beneficios la atención a las necesidades de las personas se justifica si se puede
lucrar con ello. Mientras, el diseño de
las cooperativas mixtas recién mencionado, posibilita que los objetivos de la
organización prioricen las necesidades de sus miembros.
Adicionalmente, existen tanto argumentos teóricos como evidencia empírica para el caso Uruguay, que sustentan la idea que las EA podrían exhibir algunas ventajas frente a las empresas capitalistas en las actividades de cuidados.
Adicionalmente, existen tanto argumentos teóricos como evidencia empírica para el caso Uruguay, que sustentan la idea que las EA podrían exhibir algunas ventajas frente a las empresas capitalistas en las actividades de cuidados.
Desde el punto de vista teórico, se trata de sectores intensivos en mano de obra requiriendo bajos niveles de inversión inicial en capital. Los problemas de financiamiento para la creación de la empresa, suele ser justamente una de las principales barreras a la formación de nuevas EA. En segundo lugar, se trata de actividades que no tienen economías de escala importantes, permitiendo mantener emprendimientos de tamaño mediano de forma eficiente. Por último, se trata de actividades que permiten mantener organizaciones con cierta homogeneidad entre sus miembros en términos de calificaciones y remuneraciones. Este hecho facilita la gestión y la toma de decisiones en una organización democrática. Resumiendo, se trataría de un sector donde las EA enfrentaría menores barreras para su formación. Este hecho, podría permitirle aprovechar las ventajas que tienen las EA frente a las empresas capitalistas en materia de motivación en el trabajo y eliminación de conflictos de intereses entre patrón y trabajador. Ambos elementos que redundarían en una mayor productividad.
A estos argumentos teóricos, se agrega que en Uruguay las actividades de cuidados se corresponden con uno de los sectores donde más se han creado EA en la última década. Un hecho que nos induce a pensar que las EA enfrentarían condiciones favorables a su sustentabilidad en dichos sectores.