Los recientes
conflictos de la educación y la salud dan cuenta de importantes tensiones que
se han generado entre algunos sectores sindicales y el gobierno frenteamplista.
Un ejemplo sumamente gráfico de esta situación fue la “advertencia” que en junio
pasado el dirigente de COFE Joselo López hiciera al gobierno sobre la
posibilidad de que en Uruguay se replicara el estallido social que vivía Brasil
por aquel momento. Como respuesta, el Ministro de Trabajo Eduardo Brenta
catalogó al líder sindical de “desestabilizador”. Estos conflictos nos invitan
a reflexionar sobre las relaciones entre actores sociales y el Frente Amplio (FA)
a ocho años de haber asumido el poder.
Evidentemente, y
esto ha sido señalado por la literatura (Maguire, 1995), las relaciones entre
partidos políticos y movimientos sociales aliados son más sencillas cuando el
partido político se encuentra en la oposición que cuando gobierna. En este
sentido, el FA ha sido históricamente el socio político de los movimientos
sociales uruguayos. Desde el retorno de la democracia hasta el triunfo
electoral de 2004 esta alianza tuvo un horizonte claro: la oposición a los
sucesivos gobiernos de derecha y la acumulación de fuerzas en vistas de un eventual
gobierno “popular”. Los sucesivos plebiscitos y referéndums sirvieron como
herramienta efectiva de freno a la voluntad gubernamental y fueron instancias privilegiadas
de articulación entre actores políticos y sociales. Es claro que los límites
entre política institucional y no institucional son “borrosos y permeables”
(Goldstone, 2001: 3), y aquellos años de oposición y alianza estratégica entre
el Frente Amplio y distintos actores sociales son un buen ejemplo de esto.
Con el acceso de la
izquierda al poder se generaron desafíos evidentes. Por parte de las
organizaciones: ¿cómo posicionarse frente el gobierno “compañero”? Desde el
lado del FA: ¿qué reclamos priorizar? Veamos rápidamente algunos elementos al
respecto. En términos de los reclamos específicos, es posible afirmar que en
estos años de gobierno el FA ha cumplido con algunas demandas históricas de las
organizaciones. Ejemplos de ello son la instalación de los Consejos de Salarios
y la implementación de otras leyes laborales, el mayor presupuesto a la educación,
la reestructuración de la deuda de FUCVAM y mayores préstamos al
cooperativismo, los avances importantes en materia de DDHH, el aumento
importante de las jubilaciones, la legalización del aborto, el matrimonio igualitario,
la ley de discriminación positiva en cargos del Estado, etc.
No obstante, desde
el mundo social existen importantes voces que critican al gobierno la falta de cambios
estructurales. Desde este punto de vista, el gobierno popular no estaría cumpliendo
su compromiso de llevar adelante una agenda de reformas profundas a la
estructura socio-económica del país. Por ejemplo, en su memoria de la 29ª Asamblea Ordinaria de enero de 2013,
FUCVAM declaró que: “(…) lo único que ha diferenciado a los gobiernos
progresistas, en lo económico, es mayor inversión en el asistencialismo como
consecuencia de disponer de mayores recursos” (FUCVAM, 2013: 36). Evidentemente,
este tipo de análisis relativizan seriamente los logros enumerados en el
párrafo anterior y marcan discrepancias de peso entre las expectativas sociales
y las realizaciones políticas. La experiencia internacional de gobiernos de
izquierda brinda evidencia sobre la moderación que muchos partidos de izquierda
viven al llegar al poder. Sin ir más lejos, la Concertación en Chile y el PT en
Brasil son casos paradigmáticos.
Frente a este tipo
de escenarios, es de esperar que los movimientos sociales busquen tensionar al
gobierno, procurando evitar su moderación. A su vez, el hecho de tener en el
gobierno a un partido político aliado tensiona internamente a las
organizaciones entre sectores más propensos a confrontar para acelerar cambios y
otros más moderados que piden paciencia con el gobierno. FUCVAM nos brinda un
interesante ejemplo de estas tensiones, esta vez en el documento resultante de
su 62aAsamblea Extraordinaria de abril de 2013. En la misma,
refiriéndose a su vínculo con el poder político, se señala “Puede ser
discutible el accionar de Federación frente al gobierno, pero difícilmente se
pueda sostener que hemos perdido independencia política o que somos furgón de
cola. Esto no debe ser confundido con el hecho que articulamos por programa,
esto es, coincidimos y trabajamos juntos, discrepamos, negociamos y/o nos
movilizamos.” (FUCVAM, 2013a: 5)
En términos
generales no parece haber por el momento conflictos demasiado graves entre el
FA y las organizaciones sociales. No obstante, los recientes conflictos de la
salud y de la educación que ha tenido que enfrentar el gobierno de Mujica
revelan la existencia de grupos que sí buscan tensionar al gobierno con el fin
de acelerar algunas reformas. De todos modos, los equilibrios actuales en el
PIT-CNT siguen permitiendo una relación estratégica cordial de la central
sindical con el FA, principal aliado del gobierno en el mundo social.
Si pensamos en
otros movimientos sociales (DDHH, estudiantes, jubilados y pensionistas, afro,
feminista, diversidad), además de atender algunas de sus demandas, el FA ha
logrado articular con los mismos, integrándolos más o menos directamente a
instancias de discusión en el aparato estatal. En una serie de entrevistas que
realicé hace unos meses a distintos líderes de organizaciones sociales, la mayor
cercanía y acceso a las figuras gubernamentales fue señalada reiteradamente un
cambio positivo cualitativo respecto al escenario previo a 2005. Las
organizaciones sociales disponen de canales privilegiados para posicionar sus
demandas en los gobiernos de izquierda y son reconocidas como interlocutores de
importancia (al menos en una medida muy superior a lo que sucedía en gobiernos
anteriores). No obstante, esta misma realidad puede ser abordada desde un punto
de vista crítico. Por ejemplo, el sociólogo Alfredo Falero señala que el
contexto inaugurado en 2005 podía tener tres posibles resultados para los
movimientos sociales: resignación, cooptación o rebelión lenta[1].
El balance de Falero respecto a la situación actual es que la movilización
social ha entrado en una etapa de resignación y cooptación, con expresiones marginales
de rebelión lenta. En base a este diagnóstico, cabe preguntarse si el acceso al
aparato estatal y la atención por parte del sistema político de algunas
demandas tradicionales del movimiento social deben ser interpretadas necesariamente
como cooptación o pueden también ser entendidas como un proceso exitoso de
influencia sobre el poder político.
De todos modos, e independientemente
de cómo se interpreten estas relaciones, es posible afirmar que al día de hoy
el Frente Amplio sigue manteniendo relaciones privilegiadas con las
organizaciones sociales más importantes del país. En este panorama, un estallido social “a la brasilera” como el
planteado por Joselo López (en declaraciones insistentemente reproducidas por
la prensa) parece imposible; al menos como consecuencia de la acción de las
organizaciones sociales tradicionales.
Finalmente, un caso
que reviste especial interés por ser cualitativamente distinto a los
movimientos sociales clásicos uruguayos es el del movimiento contra la mega minería
que ha cobrado particular fuerza en los últimos años. Es posible señalar dos
características principales que lo distinguen del resto. En primer lugar, es un
movimiento descentralizado, que articula organizaciones heterogéneas presentes
en la mayoría de los departamentos del país. Estas organizaciones articulan en Asamblea
Nacional Permanente en Defensa de la Tierra y los Bienes Naturales, donde los
referentes sociales clásicos no cumplen un rol de liderazgo. En segundo lugar, las
organizaciones de la Asamblea no tienen mayores vínculos con el FA. La
distancia entre el movimiento y el gobierno se ha hecho patente en la voluntad
explícita del mismo por mostrarse apartidario y confrontar abiertamente con el
modelo de desarrollo frenteamplista así como en la incapacidad/falta de
voluntad del FA para articular con el mismo. La ausencia de lealtades
recíprocas condiciona el relacionamiento entre poder político y movilización
social, lo que hace de este movimiento un caso atípico en el contexto actual
que merece la pena ser analizado en mayor profundidad.
En conclusión, en
los últimos tiempos parece haber surgido una mayor conflictividad entre algunos
actores sociales y el gobierno frenteamplista. No obstante, por el momento no
hay signos de una ruptura entre los movimientos sociales y el partido que
históricamente ha sido más cercano a los mismos. El año electoral que se
avecina será sin dudas aprovechado por el FA y las organizaciones sociales para
hacer un balance sobre estas relaciones y proyectarlas hacia el futuro. Habrá
que estar atentos, las alianzas político-sociales condicionan las agendas
políticas gubernamentales así como las perspectivas de los movimientos, por lo
que en la definición de las mismas mucho se juega el país ante un eventual
tercer gobierno frenteamplista.
Bibliografía
Falero, Alfredo. “Movimientos
Sociales y la Recreación del Campo Popular en Uruguay: Desafios Urgentes”.
Documento disponible en línea: http://www.extension.edu.uy/sites/extension.edu.uy/files/articulo_rel_mov_sociales_y_campo_politico_alfredo_falero.pdf
[sitio web consultado el 15/09/2013].
Goldstone, Jack A. ed. 2003. States, Parties and Social Movements. New
York: Cambridge University Press.
Maguire, Diarmuid. 1995. “Opposition Movements
and Opposition Parties: Equal Partners or Dependent Relations in the Struggle
for Power and Reform?” In The Politics of
Social Protest: Comparative Perspectives on States and Social Movements,
edited by J. Craig Jenkins and Bert Klandermans, 199-228, MN: University of
Minnesota Press.
Documentos consultados
FUCVAM (2013a). “La FUCVAM que construimos
pensando en la que queremos; entre la continuidad y la ruptura”, 62a
Asamblea Nacional Extraordinaria.
FUCVAM (2013b). “Memoria 2010-2012”, 29a
Asamblea Nacional Ordinaria.
[1] Ver; http://www.extension.edu.uy/sites/extension.edu.uy/files/articulo_rel_mov_sociales_y_campo_politico_alfredo_falero.pdf
[sitio web consultado el 15/09/2013]