- Lorenzo: ¿Hasta tercero, no? Igual no sé para qué te sirve tener hasta tercero…
- José: No sé… Ahora dicen que es hasta sexto, me dijo la trabajadora social. Igual yo hice hasta primero (…) No, no lo terminé, empecé a ir como tres veces, pero siempre dejaba. No sé, no me gustaba ir y ta: dejé. Además ya tenía 18 años…
(Diálogo entre dos jóvenes montevideanos, veinteañeros)
El Uruguay ha sido considerado como uno de los países con mejor educación y como uno de los países con menores niveles de desigualdad en la región. Aunque esto último se ha mantenido, el examen de la evolución de las tasas de egreso de los distintos ciclos educativos evidencia que aquella imagen de avanzada dio paso a una de estancamiento: particularmente en el nivel básico de educación media se observa un claro rezago respecto de otros países de la región. Poco más de los dos tercios de los jóvenes uruguayos culminan este nivel educativo; por debajo de los países del Cono Sur, Perú, Colombia, Venezuela, Panamá, Ecuador (urbano), Costa Rica y México (De Armas y Retamoso, 2010).
Hace más de cien años, en 1908, la matrícula de escuela primaria alcanzaba al 57 % de la población en edad escolar, porcentaje altísimo para la época y para la región. El temprano desarrollo de la enseñanza formal, su rápida consolidación institucional y expansión territorial se constituyen, a la vez, como resultado y como efecto del crecimiento económico y del desarrollo del país desde el último cuarto del siglo diecinueve, hasta fines de los años cincuenta del siglo veinte (De Armas y Retamoso, 2010). La Constitución de 1952, en su artículo 70 definía a la escuela primaria como tramo obligatorio.
La pretensión de universalidad de la educación ha sido constitutiva de la idiosincrasia uruguaya desde tiempos remotos. Hace ya cuatro décadas que la universalización de la educación media constituye en Uruguay, uno de los objetivos prioritarios en materia educativa. Y la fijación de umbrales mínimos obligatorios ha sido el recurso normativo al que se ha apelado para el logro de nuestras metas educativas. Como si la obligación fuera motor de la universalización. En efecto, desde 1973 los uruguayos “nos obligábamos” a educarnos en dos niveles: el primer nivel de educación escolar o primaria, y en el segundo nivel, hasta tres años como mínimo de la educación secundaria básica (ley 14101). Recordemos que, en diciembre de 2008, luego de prolongados debates con vistas a arribar a amplios consensos y sólidas bases de apoyo, se aprueba la ley General de Educación. Allí se establece como “obligatoria la educación inicial para los niños y niñas de cuatro y cinco años de edad, la educación primaria y la educación media básica y superior”.
Sabido es que en nuestro país, la educación se ha convertido en un problema mayor. La universalidad de la educación hasta los seis años de la escuela secundaria, prescripta como obligación hace un lustro, permanece como ilusión: poco más de la tercera parte de los jóvenes uruguayos de entre 20 y 25 años de edad han finalizado la Educación Media Superior. Estos resultados educativos se encuentran estrechamente vinculados al nivel socio-económico de los hogares, pero con independencia de éste, guarda un patrón diferencial por género: las mujeres aprueban los seis años de la escuela secundaria en un porcentaje mayor que los varones, al tiempo que finalizan antes el nivel, es decir, con menos extra-edad (Filardo, 2010).
Distintos análisis (Cardozo, 2009; De Armas y Retamoso, 2010; Fernández, 2010; Filardo, 2010, entre otros) coinciden en la constatación de un estancamiento en la evolución de las tasas de egreso de la educación, que se acentúa, en particular, en las correspondientes a la enseñanza media básica y a la media superior. Si bien se han ensayado distintas políticas y currículas, la evidencia disponible nos confronta una y otra vez con dicha imagen de “estancamiento”, que por otra parte, comienza a gestarse a partir de los años cincuenta del siglo veinte: el estancamiento en educación claro está, no es ajeno ni independiente a la puesta en duda de aquella imagen de la “Suiza de América” que mal o bien había calado hondo en distintos circuitos, particularmente los intelectuales y los estratos medios y altos.
Como mostramos en el siguiente gráfico, un 32% de quienes ingresaron a la educación básica en el periodo predictatorial (1965-1974), han culminado la Escuela Media Superior, en tanto que un 56% finalizaron el Ciclo Básico. Por su parte, la “generación post-dictadura” (ingresaron a la escuela primaria entre 1985 y 1989) presenta guarismos levemente superiores: un 36% y un 64% respectivamente.
La imagen es bien clara, y podría titularse como “de crecimiento con estancamiento”: como palos en la rueda, los resultados educativos nos alertan hace ya mucho tiempo, acerca de la urgencia del problema educativo como obligación de todos. Tal vez sea hora de interpelar(nos) acerca de los por qués, honestamente y a fondo. ¿Por qué algunos jóvenes ni siquiera saben que estamos obligados a aprobar los seis años de la escuela secundaria?
. Ojalá esta nueva crisis, y van, sea una oportunidad aprovechada, por y para todos, pero sobre todo, para los que vienen. Pues como nos decía Lorenzo, un joven montevideano residente en uno de los barrios más pobres de la ciudad, mientras miraba a un niño de no más de 10 años juntando deshechos en un basural: “¡Que hagan algo por ellos! Nosotros ya fuimos, pero hagan algo por ellos, carajo!”
. Ojalá la inyección sea de energía para pensarnos como sociedad, para pensar acerca de la capacidad integradora de la experiencia educativa de nuestros niños y jóvenes. Ojalá nos sintamos obligados, ellos, nosotros, y usted, usted también.
Referencias:
De Armas, Gustavo y Retamoso, Alejandro (2010) “La universalización de la educación media en Uruguay. Tendencias, asignaturas pendientes y retos a futuro.” Montevideo, UNICEF, Informe diciembre, 1ª edición.
Fernández, Tabaré (2010) La desafiliación en la Educación Media y Superior de Uruguay. Montevideo, UdelaR, CSIC
Filardo (2010) “Transiciones a la adultez y educación.”, en Cuadernos del UNFPA, Serie de Divulgación, Fondo de Población de las Naciones Unidas Uruguay, Año 4, Nº 5, Montevideo, Trilce.