Como casi todos sabemos, el
próximo domingo 23 se realiza una consulta cívica para habilitar el recurso de
referéndum contra la Ley 18.987, de “Interrupción
voluntaria del embarazo”.
El tema
de fondo ha estado en la agenda parlamentaria desde la recuperación de la
democracia y hasta la legislatura pasada no se habían obtenido las mayorías
parlamentarias para aprobar una forma de regulación del aborto legal, que busca
que se realice en condiciones sanitarias seguras. Esto también es largamente
conocido, como es conocido el veto del ex presidente Vázquez a los artículos
referidos a este tema dentro de la “Ley de salud reproductiva” (Nº 18.426)
aprobada por la legislatura pasada y la posterior aprobación en este período de
la Ley 18.987.
A pesar
de ser un tema que ha estado tan largo tiempo en la agenda parlamentaria, en
buena parte de estos 28 años el debate público ha sido escaso y pobre en
contenidos. Los proyectos de Ley tratados en el parlamento tuvieron, hasta la
legislatura pasada, muy poca difusión y el debate en torno a ellos fue
básicamente cuestión de expertos y activistas. En los años recientes han sido
más los argumentos maniqueos y descalificatorios que los constructivos,
racionalmente debatibles y pasibles de crítica. Sin embargo muchos de estos
últimos han aparecido recientemente. Ejemplos de ellos es la nota de Cristian
Pérez en este mismo blog, donde ofrece un argumento a favor de la
despenalización del aborto, basado en las consecuencias de tal cambio legal.
También la nota más reciente de Aníbal Corti, que discute detallada y
organizadamente los argumentos filosóficos relativos al estatuto moral del
feto. Estos son sólo ejemplos cercanos, hay más. Sin embargo, a pesar de
haberlas buscado con ahínco se me ha hecho muy difícil encontrar buenas
argumentaciones –entendidas por tales las que se remiten a las acciones y sus
consecuencias o al debate racional en torno a fundamentos morales– en contra de
la regulación legal de la interrupción del embarazo humano. Digo que no son
buenos, porque muchos de los que he encontrado defienden de manera implícita o
explícita la imposición de una ética privada1 –sea religiosa o con
pretensión de cientificidad- en una la legislación pública. Hace pocos días
Jorge Barreiro2 re-editó en su blog una nota que creo que va directo
a rebatir ese punto, la ley vigente está lejos de ser la que yo quisiera, pero
en ella se reconoce la libertad individual, amparando la libertad y los
principios morales de quienes bajo ningún concepto decidirían abortar.
Por
eso, creo que se trata, como destaca también Barreiro, de un asunto
eminentemente político, no moral. Podemos y creo que sería muy bueno enriquecer
el debate con argumentos tanto políticos como filosóficos para revisar y
enriquecer nuestros fundamentos morales, a lo que nos ayudan notas como la de
Corti, pero la legalización del aborto sigue siendo un problema político.
Mi
posición política, a diferencia del ex presidente Tabaré Vázquez, es que no
deseo imponer mi moral ni mis principios éticos a los otros, prefiero una
sociedad donde convivan personas con diferentes fundamentos morales, sin
imposición y con libertad.
Por eso
no voto el próximo domingo, porque creo que la decisión de concurrir o no a
votar debe basarse en la posición respecto a la Ley que se cuestiona. He leído
y escuchado argumentos contrarios a esto. Algunos argumentos burdamente falaces
como el que recientemente se ha difundido en un spot publicitario4, llaman a votar por un “derecho a decidir”, que en todos
estos años parecería no haber existido y un mágico proceso deliberativo que se
iniciaría ahora. Sobre la torpeza de ese argumento se ha escrito bastante y de
diversas tiendas.3
Por
otro lado, Garcé por ejemplo, entiende que no cree que deba ser en base a
nuestra opinión sobre la ley que tomemos la decisión de votar o no5.
Tampoco ofrece un criterio por el cual decidir cómo participar este domingo.
Mieres, por su parte, entiende que ir a votar este domingo es una opción obvia
para quienes buscan derogar la ley. Pero agrega además que entiende que este es
un tema para el cual la consulta directa a la ciudadanía es particularmente
importante por sus implicancias morales individuales, por lo cual llama a votar
a quienes discrepan con la ley.6
No creo
que ese sea un buen argumento para fundamentar los mecanismos de democracia
directa, justamente porque los principios éticos individuales a partir de los
cuáles se construye una moral deben ser respetados más allá de lo que opine la
mayoría. No pretendo en ningún caso que aquellos contrarios a la regulación del
aborto legal revean su postura moral, sólo que toleremos las diferentes
posturas.
Pero en
cualquier caso, el argumento de Mieres es menos burdo pero similar al del
mencionado spot. El derecho a decidir lo tenemos desde hace 28 años. La
consulta ciudadana ya comenzó con la recolección de firmas y culmina este
domingo; y, es obvio, la forma de participar en apoyo a la actual legislación
es no votar.
1 https://www.facebook.com/movidosxlavida?sk=wall&filter=2
http://blogs.montevideo.com.uy/blognoticia_63616_1.html
4 http://www.youtube.com/watch?v=7uaMERP3C7g&feature=player_embedded
5 http://www.elobservador.com.uy/noticia/253392/aborto-deberiamos-ir-a-votar-el-domingo-proximo-/
6 http://blogs.montevideo.com.uy/bloghome_25317_1_1.html