No todo es distribución progresiva en el gobierno de izquierda



Foto: Adriana Cabrera Esteve

Hoy 12 de setiembre, un grupo de uruguayos, un grupo minoritario de uruguayos, pudo acceder al sitio web del BPS y confirmar cuanto dinero le va a devolver el FONASA. Se trata de un grupo muy minoritario, ya que para estar en dicha situación es necesario haber tenido durante el año 2012 un salario promedio que supere los $ 40.000.

Hace un par de meses, en el marco de la discusión parlamentaria sobre la rendición de cuentas, varios actores del gobierno habían mencionado la posibilidad de eliminar la devolución del FONASA. La idea surgió, aparentemente, como un camino para hacer caja y así financiar algunas de las demandas sociales que implicaban un aumento del presupuesto.

Posteriormente, la iniciativa perdió fuerza. Principalmente porque los derechos a recibir la devolución este año, se habían originado el año pasado y, por lo tanto, su eliminación planteaba varios problemas legales. Por lo tanto, la medida no servía para hacer caja este año ni el que viene.

Pero repasemos un poco como fue que se generó una medida que fue aprobada hace solo tres años y ahora era considerada su eliminación.

En el año 2011, en el marco del avance de la reforma de la salud, estaba prevista la eliminación de las Cajas de Auxilio y la incorporación de sus beneficiarios al FONASA. Dicha medida generó importantes resistencias entre los directamente afectados.

El objetivo de la creación del seguro nacional de salud en 2008 era, según el gobierno, permitir que cada persona pudiera tener una cobertura de salud de calidad realizando un aporte económico proporcional a sus ingresos. La idea era ir expandiendo ese seguro gradualmente hasta abarcar a toda la población uruguaya.

Esta lógica implicaba que todos beneficiarios aportaban al FONASA un porcentaje de sus ingresos y con la suma de todos los aportes se financiaba la misma cobertura de salud para todos. Obviamente si un trabajador tenía un salario bajo su aporte sería también bajo y por si solo no alcanzaría para financiar su cobertura de salud. Pero dentro del seguro también hay trabajadores con salarios altos y, por lo tanto, que realizaban aportes altos con los cuales se podía financiar la cobertura de salud de más de una persona. De esta manera los aportes del trabajador de salarios altos servían para darle cobertura de salud al trabajador de salarios bajos. Esta es la lógica que tenía el FONASA en sus primeros cuatro años y, por eso se decía que era un sistema solidario. Pero para que funcionase las personas de ingresos altos tenían que incorporase al mismo.

Las Cajas de Auxilio tenían una lógica totalmente distinta. En dichas instituciones cada grupo de trabajadores tenía su propio “pequeño fonasa” aparte del resto. Realizaban aportes que no iban al FONASA sino a su propia CA y con ello financiaban su cobertura de salud que, al tener salarios promedio mayores, era más amplia. Y de esa manera no contribuían a financiar la cobertura de salud de los trabajadores con menores salarios.

Dado el conflicto político que implicaba la incorporación de las Cajas de Auxilio, al gobierno no se le ocurrió mejor idea que la devolución de aportes al FONASA. La mayoría de los beneficiarios de dichas cajas eran personas ubicadas entre las de mayores ingresos de Uruguay. De modo que, la devolución de aportes implicaba que lo que el gobierno les sacaba con una mano, se lo devolvía con la otra, pero lo devolvía con creces. Con el agravante de que la nueva medida, no solo le devuelve aportes a los beneficiarios de las Cajas de Auxilio, sino a todos los aportantes de mayores ingresos. Y cuanto más alto es su salario, mayor es la devolución.

Los trabajadores de mayores salarios dejaron de aportar al FONASA para financiar la cobertura de salud de los otros trabajadores, aquellos con salarios menores. Ya que lo que aportaban de más, les era devuelto al año siguiente. Sin embargo, públicamente el gobierno se anotó un triunfo, ya que logró la eliminación de las Cajas de Auxilio. Pero la victoria fue, desde el punto de vista distributivo, una victoria pírrica.

Algunos jerarcas del gobierno justificaron la media señalando que la idea era que la contribución al FONASA se pareciera a un precio, que no era el rol del FONASA ser un instrumento redistributivo, que para eso estaba el impuesto a la renta, que en todo caso se podía subir el IRPF de los más ricos para compensar el efecto regresivo de la medida.

Pero el aumento del IRPF a los ricos nunca llegó. Al descartar la eliminación de la devolución del FONASA, aparentemente porque la medida no servía para recaudar más este año y el que viene, el gobierno se perdió la oportunidad de enmendar uno de sus grandes errores del presente período.

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