Uruguay ante un nuevo mundo comercial
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El 2 de Abril pasado, el presidente de Estados Unidos dio un batacazo al orden comercial del mundo, al anunciar un conjunto de tarifas a aplicar a casi todas las importaciones del país que dirige, en lo que llamo el día de la liberación de los EEUU. Todavía existe mucha incertidumbre respecto a la magnitud y el alcance que las nuevas tarifas tendrán: al anuncio inicial siguieron varios más, algunos reduciendo, otros profundizando la importancia de las nuevas medidas. Pero lo que parece claro es que la forma en la que el comercio global se organizaba está cambiando. Lo que puede decirse con relativa certeza sería, primero, que Estados Unidos está tomando medidas fuertes en la dirección de cerrar su economía a las importaciones del resto del mundo.[1] Segundo, que otras economías importantes están dispuestas a responder, subiendo también las tarifas que aplican ellos a sus importaciones desde EEUU. La Unión Europea y China ya han hecho anuncios en este sentido. Tercero, que fuera de estas barreras comerciales que se elevan alrededor de EEUU, el resto del mundo parece seguir dispuesto a reforzar el comercio entre el resto de los socios.[2]
¿Qué efectos pueden esperarse sobre la economía uruguaya durante este año? Lo primero que hay que destacar es que el efecto directo de las tarifas de Trump sobre la economía uruguaya no aparecería como algo mayor. Si bien los aranceles recíprocos impuestos por EEUU incluyen a nuestro país, la magnitud de los aranceles no vuelven prohibitivas las exportaciones uruguayas. Por otro lado EEUU no se ubica entre los socios comerciales más importantes de Uruguay, representando solamente entre el 4%-5% de nuestras exportaciones. Cabe resaltar sin embargo, que para algunos sectores particulares el efecto puede ser notable. De las exportaciones de Uruguay a EEUU, algo más de la mitad se concentran en el rubro ganadero. Uruguay no ha establecido suba de tarifas alguna sobre los productos provenientes de EEUU, por lo que no deberían esperarse efectos directos importantes sobre las precios de los productos que importamos desde ese país (compuestas sobre todo por productos farmacéuticos y maquinaria).
Los efectos indirectos pueden ser más interesantes. Que una economía decida en cierta medida aislarse del resto del mundo no necesariamente genera efectos indirectos importantes. Pero cuando dicha economía es tan grande y ocupa un lugar tan central en el comercio internacional como EEUU, los efectos pueden ser significativos. A lo anterior hay que añadir el agravante de lo imprevisto de la medida, lo que mermó la capacidad de anticipación al shock de los socios comerciales amplificando los efectos potenciales.[3] ¿Cuáles son los efectos indirectos que podemos prever? En primer lugar, habrá una gran cantidad de producción China, que planeaba venderse en EEUU, pero que deberá encontrar nuevos mercados, deprimiendo su precio. Esto afectará sobre todo artículos electrónicos (computadoras, celulares, tabletas) y textiles (ropa) que normalmente ocupan más de la mitad de las exportaciones de China a EEUU. Cabe notar que estos son también el tipo de productos que Uruguay le compra a China, por lo que podría esperarse una reducción de los precios de esos artículos de consumo en el mercado local.
Por otro lado, China ha penalizado las importaciones desde EEUU, especialmente en productos agropecuarios. Esto tendría sobre las exportaciones de Uruguay dos efectos potenciales. Por un lado, seguramente aumente la demanda China por productos agropecuarios uruguayos. Nuestro país ya tiene en China su mayor destino comercial para este tipo de productos. Habría que esperar entonces una profundización de nuestras exportaciones agropecuarias hacia China en donde los precios deberían subir dada la mayor demanda. Por otro lado, los productos que EEUU planeaba colocar en China tienen que terminar en algún lado, y pueden terminar compitiendo con nuestras exportaciones por algunos mercados. En cuáles exactamente no es claro, ya que dependerá de cómo se asienta el nuevo esquema de tarifas del mundo con EEUU.
De forma similar, exportaciones de otros productos desde EEUU también encontrarán mercados más cerrados en el mundo. China y la Unión Europea ya han tomado medidas en este sentido, tal vez otros más se sumen. Esto implica que podría observarse una reducción de precios en Uruguay de productos norteamericanos. En los últimos años, nuestras importaciones desde EEUU se concentran en productos químicos y farmacéuticos, automóviles y autopartes, y maquinaria. Dependiendo de cuántas economías mundiales decidan cerrarse a EEUU y de que Uruguay decida no hacerlo, podría haber presión para la reducción de los precios de estos productos en la plaza doméstica. En el mismo sentido, productos de este tipo provenientes de Europa, podrían llegar más baratos a plaza local al no poder entrar fácilmente a EEUU.
En resumen
La aplicación de tarifas con este alcance y en esta magnitud por parte de una economía que tiene un rol central en la economía global, no son buena noticia para la economía del mundo. Cadenas globales de valor que se formaron y profundizaron durante décadas reciben con las tarifas un shock negativo importante que forzará la relocalización de actividades entre países, en un proceso que será muy costoso. Dado esto, debería esperarse que, a nivel global, el crecimiento sea menor al que habría sido sin estas tarifas.
No obstante lo anterior, para el caso concreto de Uruguay, los efectos negativos pueden verse atenuados. Por un lado, Uruguay seguramente exportará menos a EEUU, pero es esperable que pueda redirigir buena parte de esas exportaciones a otros mercados que ahora aparecerán más abiertos, principalmente a China y tal vez también a la UE. Por otro lado, cabe esperar una presión a la baja de precios de varios productos que normalmente terminaban en EEUU o la UE, pero dadas los nuevos muros comerciales, tendrán que encontrar nuevos mercados a precios menores, lo que podría beneficiar al consumidor uruguayo. Al respecto, sería deseable que se monitoree la diferencia entre el precio de salida desde el país de origen y el precio en plaza uruguaya de este tipo de productos. Si estas diferencias se amplían, sería bueno establecer en qué parte del proceso importador se quedan esos márgenes y qué tipo de medidas pueden tomarse para que los beneficios lleguen a los bolsillos de los uruguayos.
[1] No es claro por cuánto tiempo deberíamos esperar que dure este enfoque proteccionista en EEUU. Esto depende de los objetivos que EEUU persiga. Los objetivos en sí mismos no son claros tampoco. Por un lado existe un discurso proteccionista, según el cual las tarifas vienen a proteger o impulsar la industria nacional de EEUU. Si esta fuera la razón real, deberíamos esperar que las tarifas duren varios años. Por otro lado, el gobierno del norte también ha expresado que la subida de tarifas busca dar al gobierno de EEUU margen de negociación en diferentes temas internacionales. Si este motivo es importante, las tarifas podrían ser más de corto plazo. En este análisis voy a suponer que las tarifas van a afectar el comercio mundial, por lo menos durante 2025.
[2] Por lo menos, éste parece ser el discurso que predomina entre los líderes mundiales. No obstante, existen ciertas preocupaciones que podrían terminar matizando este punto. Por ejemplo, existe en la Unión Europea preocupación por la posibilidad de que China incurra en dumping en Europa de los productos que no encuentran mercado en EEUU, afectando la industria local.
[3] Si bien es cierto que Trump siempre fue muy explícito respecto a su predilección por los aranceles, es evidente que los mercados internacionales no esperaban medidas con el alcance y magnitud anunciadas el 2 de Abril. La prueba más clara la representa la espectacular caída de las bolsas de valores mundiales siguiendo al anuncio del presidente Trump.
