¿Bicicletas viajando en el 522? "IMG_2791" por Antti T. Nissinen, bajo licencia CC BY 2.0. |
El domingo 13 de noviembre se introdujo en
Montevideo un precio diferencial para pagos en efectivo en viajes en ómnibus.
Mientras que el precio de un viaje común abonado con tarjeta se mantuvo en $28,
el precio del mismo viaje pago en efectivo subió a $30. Esta medida reavivó el
debate sobre el precio del transporte público en Montevideo. Al referirse al tema en radio El Espectador, el intendente Daniel Martínez afirmó que el boleto en
Montevideo “es un regalo” comparado con el precio del transporte público en las
ciudades de Europa. El sitio UYCHECK dedicó un artículo a chequear dicha afirmación y mostró que el precio del
transporte público en Montevideo (alrededor de 1 dólar) está muy por debajo del
promedio europeo (alrededor de 2 dólares) y de un grupo de 13 ciudades de
Estados Unidos (alrededor de 1,50 dólares). El artículo de UYCHECK también mostró
que el boleto montevideano aparece a mitad de tabla en un grupo de 8 grandes
ciudades Latinoamericanas. Si bien estos datos respaldan la afirmación del
intendente Martínez, en este artículo sostendré que no constituyen evidencia
concluyente sobre si el transporte colectivo en Montevideo es caro o barato y discutiré
tres elementos que apuntan a que el boleto es caro para la calidad que se ofrece.
1 - Comparaciones difíciles
A pesar de que el boleto en Montevideo está
por debajo del promedio de ciudades de Europa y de Estados Unidos y de varias
ciudades Latinoamericanas, este tipo de comparaciones internacionales tienen
varias dificultades. En primer lugar, el servicio que se adquiere varía enormemente
según los distintos sistemas de transporte. Tanto las distancias recorridas,
como el derecho a realizar trasbordos sin costos dentro del sistema, como la
comodidad y los tiempos de viaje varían de tal manera entre ciudades que al fin
de cuentas estamos comparando precios de servicios que poco tienen que ver unos
con otros. En segundo lugar, el transporte público se encuentra fuertemente
subsidiado en muchas ciudades. Por ejemplo, una fuente común de comparación
para los montevideanos es lo barato del transporte público en Buenos Aires, ciudad
donde existen enormes subsidios de parte del gobierno federal. Esto hace que
las comparaciones no sean útiles en cuanto a identificar eficiencia del sistema
versus magnitud de subsidios. Tercero, el costo laboral es uno de los
componentes principales del precio del transporte público. El simple hecho de
que los salarios son más altos en Europa, hace que proveer el mismo servicio
cueste más en las ciudades europeas, independientemente de consideraciones de
calidad y eficiencia. Por último, muchas ciudades cuentan con distintos
regímenes de pago que permiten que quienes más usan el transporte público
terminen pagando un precio por viaje mucho menor al que aparece en las
comparaciones. Por ejemplo, en ciudades de Europa y Estados Unidos es común que
los usuarios adquieran el derecho a realizar un número ilimitado de viajes a
cambio de cierto monto fijo.
2 – El mismo
servicio, más barato
Un primer sentido en el cual el boleto en
Montevideo es caro es que el mismo servicio podría ofrecerse a un menor costo. A
diferencia de lo que sucede en la mayoría de las ciudades de la comparación de
UYCHECK, en muchos buses de Montevideo viaja un trabajador cuya función se ha
vuelto crecientemente obsoleta a medida que más gente usa la tarjeta para pagar
sus viajes: el guarda. Asimismo, cada tanto uno puede ver otros trabajadores,
estos apostados en la calle y con una libretita en sus manos, cuya utilidad
también se ha visto cuestionada con la introducción de tecnologías que permiten
conocer en tiempo real la ubicación de los buses: los inspectores. Si bien la
información sobre cuánto cuestan los guardas e inspectores no está desagregada,
sí sabemos que en marzo de 2016 el gasto total en salarios y aportes representó
el 72% del precio del boleto. Por tanto, los ahorros que puedan lograrse por la
progresiva eliminación de los puestos de guarda e inspectores podrían ser muy significativos.
3 - Más calidad
por el mismo costo
Una segunda dimensión según la cual el boleto
es caro es que Montevideo podría ofrecer un transporte público de mejor calidad
sin incurrir en mayores costos monetarios. Una serie de mejoras de calidad
tienen que ver con aprovechar la enorme cantidad de información que ya se
genera sobre la localización en tiempo real de los buses y sobre el uso de la
tarjeta. Por ejemplo, dicha información debiera permitir fiscalizar mejor que
los buses cumplan con los horarios. Asimismo, la información debiera usarse
para realizar una revisión sistemática de los recorridos y horarios de los
buses, que datan de décadas atrás, para ajustarlos a las necesidades actuales
de desplazamiento en la ciudad.
El sistema de buses de Montevideo tiene además
dos grandes carencias de calidad en relación a los sistemas de transporte
públicos de mejor calidad en el mundo. Avanzar en solucionar estas dos
carencias no requiere aumentar significativamente el costo del transporte sino
realizar mayores esfuerzos políticos e institucionales. Primero, si bien existe
el nombre de Sistema de Transporte Metropolitano (STM), no existe una autoridad
de transporte con alcance metropolitano y el sistema se restringe en buena
medida a Montevideo. Segundo, la integración del sistema de buses con otros
medios de transporte es escasa o nula. Por ejemplo, el área metropolitana de
Montevideo cuenta con una línea férrea que conecta el centro de la ciudad con
localidades metropolitanas importantes como La Paz, Las Piedras y Progreso. Sin
embargo, dicha línea no está integrada al STM. Asimismo, podría pensarse en
integrar el sistema de buses con el incipiente sistema de bicicletas públicas y
con el uso de bicicletas en general. El STM entonces no es ni metropolitano ni
de transporte, es de buses montevideanos.
4 – Parar la
sangría
Por último, un elemento clave para entender
que el sistema de buses en Montevideo está resultando caro para la calidad del
servicio que brinda es que, en los últimos años, los montevideanos han “votado
con los pies” y la venta de boletos viene en franca caída. Según datos de la intendencia, en 2015 se vendieron 15
millones menos de boletos que en 2009.(1)
Mientras los ingresos de los hogares montevideanos han aumentado
sustancialmente en la última década, la calidad del servicio no ha acompañado
dicha mejora y los hogares optan por desplazarse en medios alternativos,
notoriamente el auto. Asimismo, la caída de las ventas de boletos ha llevado a mayores subsidios e incrementos del precio, un camino que probablemente resulte insostenible en el
tiempo.
Montevideo se encuentra en una encrucijada en
términos de definir cómo será el transporte en la ciudad en las décadas que
vienen. Si la ciudad sigue ofreciendo un transporte público caro para la
calidad del servicio, los montevideanos continuarán eligiendo cada vez más viajar
en auto y demandando avenidas más anchas y más puestos de estacionamiento. Si, como
indican algunas medidas tomadas en los primeros 20 meses de la presente
administración (2),
las acciones de la intendencia se limitan a satisfacer esas demandas, habrá más
viajes en auto, lo que traerá mayor congestión, con sus consecuencias de
prolongación de tiempos de viaje para todos y aumento de la contaminación en la
ciudad.
(1) Parte de esta caída se deberá seguramente
a la introducción de los boletos de una y dos horas que permiten realizar
varios viajes con un boleto. Sería bueno que la intendencia contara con una
serie de viajes realizados y no solo boletos vendidos para tener mayor claridad
sobre esto.
(2) Pienso por ejemplo en el subsidio a la
construcción de estacionamientos y en los planes de ensanchamiento de varias
avenidas. El punto no es que no haya que hacer esas obras, sino que esas obras
incentivan el uso del automóvil, al tiempo que no se introducen mejoras en el transporte
público.