"El que sabe pensar, pero no sabe cómo expresar lo que piensa, está en el mismo nivel del que no sabe pensar" (Pericles, 495 a.e.c.- 429 a.e.c.)
En los últimos días la sociedad montevideana se vio sacudida por dos importantes motines dentro del sistema carcelario. Si creyera yo que esto fuera consecuencia principal del lamentable estado del sistema carcelario uruguayo o del terrible incidente ocurrido en el Penal de Libertad entre presos y policías (a lo que muchos medios de comunicación apuntan[1]), poco tendría que hacer escribiendo sobre este tema en el que tengo escasa, por no decir nula, formación y experiencia .
Sin embargo, no soy el primero[2] ni
son pocos los que señalan que los motines fueron dos hechos terribles (para
presos, policías y familiares de ambos involucrados) pero evitables. Muchos
apuntan que tras todas las idas y venidas posteriores al episodio del Penal de
Libertad, se encuentra una falla en la comunicación hacía la ciudadanía (hacia
la ciudadanía privada de libertad, sus familiares y los medios de comunicación
masiva) y que habría sido ello lo que "detonó" ambos incidentes
carcelarios.
A partir de esta idea, y para
hacer un poco más productiva -y sociológica- la reflexión, se hace necesario
"sacar los nombres propios"[3]:
dejar de lado a los motines y el Ministerio del Interior y pensar en la
vinculación del gobierno con la ciudadanía en el tiempo de las Nuevas
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), fundamentalmente la PC e
Internet. Nuevamente, sin referir específicamente a la comunicación
contradictoria del Ministerio del Interior (ver nota 1), creo que existe un
problema general de gestión gubernamental crucial a la hora de qué, cómo y
cuándo comunicar a la ciudadanía.
Los medios de comunicación masiva
"tradicionales", generalmente privados y a través de los cuales se
acostumbra a hacer llegar las informaciones -valga la redundancia- de impacto
masivo en nuestro pequeño Uruguay, si bien tienen claramente un grado
de responsabilidad sobre el tipo de información que difunden, no son los
responsables últimos de comunicar la información de interés público. Aún con la
mejor de las intenciones, la interacción continua entre quienes envían los
comunicados y los que los difunden, puede llevar a malos entendidos y/o generar
situaciones de desconcierto, pánico y violencia entre la población, como la que
dispara esta nota. A su vez, si bien es una posibilidad, tampoco considero
razonable saturar la televisión y radio nacional de cadenas oficiales para cada
uno de los asuntos de probable relevancia ciudadana, mucho menos con la
cantidad de problemáticas y públicos diversos con los que debe gestionar e interactuar
el Estado.
Es más, pensemos en lo que sucede
con asuntos mucho más mundanos y cotidianos como: pagar una factura, solicitar
un documento oficial, cambiar el método de discado nacional, inscribirse a un
concurso público, cobrar una jubilación, etc. A pesar de que es altamente improbable
de que estos hechos generen motines o desórdenes públicos, claramente alteran
la vida de un número mucho mayor de ciudadanos y en forma mucho más
continua. Si bien cada vez que ocurre un "gran cambio" en la
forma en la que se realizan estos trámites se escuchan y ven campañas
audiovisuales masivas, la periodicidad de realización de los trámites es
enormemente mayor y no siempre uno tiene la suerte de prender la TV/radio y
encontrarse mágicamente con la información (o indicaciones de dónde buscarla antes
de ir a las oficinas).
Intentando evitar caer en
optimismos tecnológicos excesivos y, reconociendo que los nuevos medios de
comunicación (Celular y/o PC en combinación con Internet) no se encuentran tan
ampliamente extendidos[4], su
alcance es igual considerable y cuentan con un número de ventajas
significativas sobre los medios de comunicación masivos tradicionales (TV,
Prensa papel y Radio).
En primer lugar, exceptuando
pequeñas excepciones vinculadas a la seguridad de los sitios y cuentas Web, el
ciudadano puede dirigirse directamente a la fuente oficial para obtener
información confiable a un costo extremadamente bajo para el emisor y
relativamente bajo para el receptor (los costos de conexión). En este sentido,
un sitio o cuenta Web oficial funciona exactamente igual a una cadena
o diario oficial, solo que a un costo casi ínfimo, con un acceso
inmediato y de funcionamiento continuo y masivo.
En segundo lugar, el ritmo y
actualización de la información es similar o superior al de la TV y radio y, en
combinación con la fortaleza anterior, al partir de un sitio oficial se evita
caer en contradicciones y "desinformaciones" producto de lo
vertiginoso de la propia realidad (siempre y cuando los encargados del
sitio lo gestionen adecuadamente).
En tercer lugar, al existir un
registro virtual de la información, los ciudadanos cuentan con mecanismos
relativamente satisfactorios para ejercer formas básicas de accountability
o rendición de cuentas. Sin embargo, para ello se requieren ciertas reglas de juego
claras (accesibilidad, usabilidad, notificación de fechas de actualización,
asegurar la veracidad de contenidos de los sitios Web, entre otras[5]) que
el Estado también debe asegurar[6].
Sin embargo, todo esto es inútil
si los ciudadanos no conocen la existencia del medio Web[7], si
la información que se encuentra no es actualizada y fiable, así como si el
medio no se encuentra pensado y gestionado en función de los ciudadanos (y no
para facilitar la tarea de los organismos gubernamentales).
A modo de cerrar esta ya extensa
reflexión y retomando la cita de Pericles, espero haber argumentado lo
suficiente sobre la necesidad de contar y utilizar canales más adecuados para
la comunicación gubernamental con la ciudadanía (obviamente, precedida del
diseño de estrategias de comunicación razonables ya que sino, tanto la Web
como los otros medios, serán igual de inútiles). Sin una adecuada gestión
de la comunicación, los mejores esfuerzos de planeamiento, reformas o gestión
gubernamental verán sus efectos enormemente disminuidos o, en ocasiones,
anulados.
En ningún momento intento decir
que los motines se podrían haber evitado por el mero hecho de publicar
información en la Web. Vuelvo a enfatizar la necesidad de quitar los nombres propios;
además tampoco quiero caer en un tipo de pensamiento mágico a veces demasiado
recurrente. Sólo espero que los hechos de estos últimos días sirvan para
hacernos reflexionar sobre la necesidad de comunicar a la población en forma
más directa, y de comunicar mejor. Internet debería dejar de ser un "canal
alternativo" y pasar a ser una de las fuentes principales de
información y, en algún punto (aunque para ello resta aún mucho trabajo),
también constituirse en un canal clave para interactuar con la ciudadanía[8].
Columnista invitado: Matias Dodel
[1]Para ver una perspectiva desde
la prensa escrita de los incidentes, así como una cronología de los hechos
desde esta visión, ver: http://www.elpais.com.uy/120426/pnacio-638220/nacional/trasladan-a-1-160-presos-por-motin/
[2] La idea de esta nota surge a
partir del reportaje realizado a Gabriela Fulco (asesora en materia
penitenciaria del Ministerio del Interior) por Joel Rosenberg, en No Toquen
Nada (Océano FM).
[3] PRZEWORSKI, A. y TEUNE, H.: The
Logic of Comparative Social Inquiry, John Wiley ed., Estados Unidos 1970, pp.
17-30 (Traducción Cap. 2: Investigación Comparativa y Teoría en las Ciencias
Sociales en: http://goo.gl/jPZeU).
[4] Según la Encuesta de Usos de
TIC (2010) realizada por la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la
Información (AGESIC) y el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 71%
de los uruguayos residentes en hogares urbanos (6 años y más) han utilizado
una computadora personal alguna vez en su vida, así como un 65% hizo lo
mismo con Internet. Asimismo, un 69% de la población reside en hogares
urbanos cuenta con PC en el hogar y un 49% de los mismos vive en hogares con
conectividad. (ver Nota de Prensa: http://goo.gl/jMOej)
[5] La Agencia de Gobierno
Electrónico y Sociedad de la Información (AGESIC) ha elaborado Guías para
el Diseño e Implementación de Portales Estatales (http://goo.gl/SEuo4) que toman
en cuenta gran parte de estas cuestiones.
[6] En los ámbitos vinculados al
Gobierno Electrónico (en el fondo de lo que estuve escribiendo hace ya unos párrafos),
la apuesta final es llegar al punto en que, legalmente, "lo virtual sea lo
real" en lo que refiere a la administración pública: que si se publica
alguna información o requisitos para hacer tal o cual tarea, o ejercer X o Y
derecho, ello sea lo que se requiera al llegar a la oficina (o al hacerlo
completamente vía web).
[7] Para difundir este medio sí
creo que serían necesarias campañas audiovisuales tradicionales con el fin de
concientizar la existencia del canal, así como para sensibilizar sobre las
ventajas ya mencionadas. No es razonable suponer que por el mero hecho de la
existencia de un nuevo medio la población cambie sus hábitos comunicacionales
de un día al otro.
[8] Mediado por el adecuado diseño
de estrategias de participación on-line. Afortunadamente existen hay algunas
iniciativas oficiales sobre la temática (ver Objetivo 8, meta d, de la Agenda
Digital Uruguay: http://goo.gl/ZnXTt)
La nota me pareció suuuper interesante, y de gran relevancia. Le agregaría como problemática sobre la que sería bueno pensar, aquella discusión traída por Ignacio Ramonet, sobre el auge de Internet y la paradoja de la desinformación (necesidad de selección entre posibilidades descomunales, los problemas que eso puede generar para una selección crítica de lo que podemos encontrar en la web, las diferencias y distancias existentes en el uso, pero también en el acceso que seguimos teniendo a estos medios...) Son cosas que planteás, pero me gustaría saber más sobre qué opinas sobre esas "flaquezas". Gracias
ResponderEliminarMuy buena nota, Matías. Concuerdo en la necesidad de explotar mucho mejor las posibilidades que brinda internet. Igual, creo que en el caso del Estado uruguayo (Administración Central, ANEP, etc) hay todavía un problema previo y más elemental: no se han profesionalizado la comunicación y las relaciones públicas en general. La comunicación de las organizaciones del Estado queda en manos de funcionarios o de asesores de mucha confianza pero sin formación específica al respecto. Y los jerarcas políticos, por hábiles declarantes que sean, usualmente carecen del tiempo y del conocimiento técnico sobre el área que gobiernan como para llevar adelante por sí sólos esta tarea. Tal falta de profesionalización es grave porque, como vos señalás, disminuye notoriamente las probabilidades de éxito de las políticas que se impulsan. Una política mal comunicada tiene alto riesgo de ser malinterpretada, rechazada, y es más vulnerable incluso a críticas poco fundamentadas. Además de que se incumple el derecho de los ciudadanos a tener la mejor información posible sobre lo que hace el EStado.
ResponderEliminarInteresante como tema, marco algunos puntos.De menor importancia, me imagino que no fue solo "la sociedad montevideana" la sacudida por los motines, sino todo el país, y se enmarca en procesos más macro (ver por ejemplo el caso de los motines de Rocha).
ResponderEliminarUn segundo aspecto tiene que ver (como el autor reconoce) con los límites de la tecnología, particularmente con una población vulnerable. A pesar de esto, los celulares bien podrían ser una vía para llegar con información a tiempo y relevante debido a su extendido uso, para recibir información oficial. Pero para esto hay que pensar más en los usuarios, que en el gobierno en sí mismo. Dicho de otra forma, si bien falta algo de capacidad de estatal, no es armando portales del Estado sino, pensando desde el usuario que se arregla. Eso, para todas los organismos estatales, es siempre un desafío difícil.
Fabiana, estoy totalmente de acuerdo contigo en que las cuestiones que mencionas son complejas y pueden llegar incluso a ensanchar las inequidades entre la población si no se abordan bien.
ResponderEliminarEn el fondo, creo que es un problema de brecha digital y, aunque se han escrito ríos de tinta, me parece que falta bastante para tener una conceptualización adecuada del problema.
A mi me convence bastante el planteo de Selwyn (Reconsidering political
and popular understandings of the digital divide, 2004), que propone distintos niveles jerárquicos, no dicotómicos y a veces coexistentes de brechas: acceso, uso, apropiación e impacto de las TIC.
Sobre lo que decís en relación a la "desinformación", si bien comprendo el concepto y entiendo a lo que se refiere Ramonet, creo que es un poco alarmista.
Parece razonable que con la masificación de la imprenta o de la prensa escrita haya sucedido lo mismo: basta con leer las notas de periódicos de distintas corrientes ideológicas ante un mismo hecho para darse cuenta lo importante que es esta habilidad o competencia.
En este sentido, Peña-Lopez (2009) y Cobo Romani (2010)fundamentan de que en la sociedad informacional debería hablarse de más de un tipo de competencia o alfabetización versus la concepción tradicional de la misma. En el caso particular de lo que mencionas, sería lo que ellos denominan "informational literacy": “…the ability to understand, assess and interpret information from all kinds of sources.” (Cobo 2009:21. Sus dos componentes claves son la evaluación de la información (legitimidad, calidad, relevancia, etc.) y integración (de múltiples fuentes, habilidades de resumen, juicios, etc.) y no refieren únicamente a las TIC sino a cualquier tipo de información.
Este tipo de alfabetización (como los otros 4 que proponen), refieren a competencias y habilidades que habría que formar/preparar/inculcar desde la educación formal.
No digo que sea sencillo, pero creo que por ahí debería ir la cosa.
Saludos y gracias por tu comentarios!
gracias a vos por tu respuesta! yo tampoco digo que sea sencillo, pero me parece fundamental irle entrando al "cómo". abrazo
EliminarDiego, gracias por tus comentarios!
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo, la profesionalización de la comunicación hacia los ciudadanos es algo sobre los que debería haber hecho mucho más énfasis en la nota.
Además, tal como vos mencionas, los políticos son hábiles declarantes y, aunque sin quitarle el mérito a la habilidad retórica, en general son hábiles declarantes para los suyos y es difícil que tengan un discurso para una ciudadanía un tanto más amplia (es una impresión, pero para mí en general hacen discursos para lograr aplausos entre los convencidos y no para convencer).
Para terminar, también como vos decís en relación a los derechos, creo que los ciudadanos tenemos hoy a nuestro alcance los canales para empezar a exigir que el Estado se nos comunique adecuadamente.
Y aunque parezca menor, esta "presión" podría ser bastante útil y favorecer las posturas y proyectos de quienes dentro del Estado tienen la capacidad e iniciativa para profesionalizar la comunicación (que los y las hay en muchísimos lugares).
Al tercer comentarista. Toda la razón en criticar el macrocefalismo de esa expresión.
ResponderEliminarSobre lo otro que decís, estoy de acuerdo en que lo "mobile" es un canal de entrada en ciertas poblaciones vulnerables (aunque también lo podría ser Ceibal, no hay que descuidar lo web) y hay excelentes ejemplos de comunicación / e-gob mobile en muchísimas partes.
A modo de ejemplo, una excelente idea que desconozco si se lleva/ó a cabo es el control médico del embarazo en poblaciones vulnerables a través de sms (mensajes sobre buenos hábitos, recordatorios sobre controles, etc.)