En este contexto, cabe resaltar una tendencia que ha
ido ganando lugar entre los precandidatos y precandidatas que buscan la
nominación en las primarias del 30 de junio. En sus discursos públicos y su
comunicación general, los precandidatos hablan cada vez más de su vida
personal, como si fuese un elemento central en su esfuerzo por movilizar y
persuadir al votante. Este comportamiento, que nunca estuvo ausente en la
política tradicional, se ha visto incrementado considerablemente en los últimos
años. La literatura especializada en ciencia política ha identificado al
personalismo como una tendencia global en ascenso[i].
Como fenómeno global, se manifiesta en Uruguay de un modo quizás menguado por
la realidad y la historia local. Pese a todo, la política uruguaya sigue
siendo, por ahora, una política de partidos.
A pesar de eso, los precandidatos y distintos
líderes políticos utilizan cada vez más sus características personales como un
elemento central de su estrategia electoral. Utilizando la autopromoción y en
base al uso intensivo de redes sociales y medios digitales de comunicación,
logran sortear los canales institucionales y llegar directamente y sin
mediaciones al público. Pero la personalización de la política no se agota en
las redes sociales y medios digitales. Cada vez más, los medios tradicionales
replican y masifican aún más los contenidos que los candidatos individualmente
publican en sus propios medios. Veamos algunos ejemplos.
En el Partido Colorado, Robert Silva lanzó su campaña bajo el slogan “mi historia de transformación”, con un flyer sin más alusión al Partido Colorado que la de la locación donde sería el lanzamiento (ver Imagen 1). En dicho evento, Silva se hizo entrevistar por una periodista, simulando un set televisivo, con su misma dinámica, sometiendo al público a conocer detalles y anécdotas de su vida personal[ii]. Ese formato, invitaba al público a descubrir al “verdadero” Robert Silva, a la persona. No hubo allí demasiadas alusiones a su trayectoria política, sino a su historia de esfuerzo, sacrificio y progreso personal.
Imagen 1. Campaña de Robert Silva, Guzmán Acosta y Lara, y Yamandú Orsi
Otros candidatos han seguido una línea similar.
Yamandú Orsi lanzó en marzo de este año un sitio web[i]
“para contar sus orígenes e historia de vida” (Montevideo Portal 1/3/2024), a
través de una serie de cortos dirigidos por el realizador Mateo Gutiérrez,
titulados “Raíces”, “Barrio” y “Almacén”, en los cuales el precandidato cuenta,
en un tono intimista, su historia de vida. Tampoco allí se explicitan
posiciones políticas, ideológicas o programáticas.
El precandidato colorado Guzmán Acosta y Lara (que
resignó su precandidatura mientras se escribía esta nota) también ha optado por
difundir spots en redes y medios tradicionales inspirados (o lisa y llanamente,
copiados) en la reciente campaña de Javier Milei en Argentina. Algunos de sus
spots en redes se asemejan mucho, en su tono, a los de Orsi, buscando reflejar
su historia de vida personal, en cortos que enfatizan su rol como padre, sus
reflexiones y consejos para “triunfar en la vida”. Casualmente (o no tanto)
tanto Orsi como Acosta y Lara aparecen con termo y mate, mientras reflexionan
sobre sus historias de vida.
Mientras tanto, otros precandidatos han preferido
estrategias más tradicionales, alineadas con la tradición partido-céntrica de Uruguay.
En el caso del Partido Nacional los dos principales contendientes, Álvaro
Delgado y Laura Raffo, han desarrollado hasta ahora campañas que combinan
apelaciones de tipo personal y partidaria. En el Frente Amplio, Carolina Cosse
ha desplegado una campaña con menos énfasis en aspectos personales y más
centrada en apelaciones programáticas y la identificación partidaria. En el
Partido Colorado, Tabaré Viera ha enfatizado en su comunicación pública el
valor de la tradición colorada y batllista, así como el peso de la estructura
organizativa y territorial del partido y de su sector.
En el caso de Cabildo Abierto, podría decirse que el
partido está exclusivamente ligado a la figura de su líder, Guido Manini Ríos.
Consultado sobre por qué no existía competencia interna en Cabildo Abierto, el
Diputado Álvaro Perrone respondió que “dentro de Cabildo Abierto no hay
espacio [para la competencia] porque los seguidores de Cabildo Abierto
son, principalmente, seguidores de Manini. Cabildo Abierto es secundario, la
principal figura es Manini”[ii].
A confesión de parte…
Ahora bien, ¿por qué los políticos buscan enfatizar
su imagen personal por sobre apelaciones colectivas como podrían ser las
identidades partidarias o sus posicionamientos ideológicos? ¿Es electoralmente eficiente
esta estrategia? Podría argumentarse que, en una partidocracia como la uruguaya,
en donde una buena parte de la ciudadanía está identificada con un partido
político, podría tratarse de un error estratégico. Veamos qué tanto hay de
cierto en esta prevención.
Es cierto que, comparativamente, los niveles de identificación partidaria en Uruguay siguen siendo más altos que en otros países, sobre todo de América Latina. Según LAPOP, desde 2006 el promedio de individuos que se identifican con un partido político en América Latina es de un 31%, con un máximo de 37% en el año 2014. En Uruguay esa cifra asciende al 52% en promedio entre 2006 y 2023. En ese sentido, Uruguay sigue siendo una excepción regional. Sin embargo, una mirada diacrónica al fenómeno muestra que en Uruguay este indicador ha venido disminuyendo desde hace diez años, cuando las mediciones ya no volvieron a alcanzar al promedio de la serie. Desde 2016 se ha registrado una caída en el nivel de identificación partidaria, llegando a valores cercanos al 45% hasta 2023, última medición disponible (ver Figura 1, izquierda). Es decir que, en la actualidad, más de la mitad del electorado uruguayo no se identifica con ningún partido político. Seguramente, las mediciones de este año muestren un aumento en el nivel de identificación partidaria, tal como es habitual en los años en los que hay elecciones. Pero, aun así, esta tendencia parece difícil de revertir para períodos entre elecciones.
Figura
1. Identificación partidaria (2006-2023) y confianza en partidos políticos en
Uruguay (2008-2023), según datos de LAPOP y Latinobarómetro respectivamente
Por otra parte, la confianza ciudadana en los
partidos también ha venido decayendo en Uruguay. Este indicador es importante
porque implica que los partidos no están siendo observados como organizaciones
confiables, mellando así una de las principales funciones que deben cumplir,
que es la de facilitar a los ciudadanos sus decisiones de voto. Por otra parte,
es difícil identificarse con una organización en la que no se confía
plenamente. Es cierto que, hipotéticamente, uno podría identificarse con un
partido en particular, pero no confiar demasiado “en los partidos”,
genéricamente. Pero, aun así, los datos muestran que los partidos uruguayos han
visto erosionada su imagen pública en los últimos años (ver Figura 1, derecha).
Posiblemente sean estos cambios en la opinión
pública los que lleven a los políticos a “despegarse” de los partidos, y a presentar
su oferta electoral como si fuese casi una iniciativa personal. Por otra parte,
esta tendencia por parte de los líderes y candidatos no hace más que convalidar
la idea de que, para los votantes, los candidatos son más importantes que los
partidos. Incluso en Uruguay.
Algunos estudios muestran que ciertas
características sociodemográficas de los votantes los vuelven más propensos a
votar en base a sus evaluaciones de los candidatos antes que a identificaciones
partidarias[i].
A nivel comparado, en América Latina los votantes ubicados a la derecha del eje
ideológico, las mujeres, y los más educados y de mayores ingresos, son más
propensos a votar en base a los candidatos que a partidos[ii].
En Uruguay, ¿quiénes votan por candidatos? ¿Qué
características tienen quienes se inclinan por elegir personas antes que
partidos? Si bien no hay disponibles series largas de encuestas de opinión
pública que contengan información al respecto, es posible observar lo que
ocurrió en el anterior ciclo electoral. Según una encuesta de Cifra de abril de
2019[iii],
el porcentaje de encuestados que manifestaban votar por el candidato (65%) casi
duplicaba al de quienes lo hacían por el partido (35%).
Cuando controlamos esta propensión por algunas
variables de interés, se pueden observar algunas regularidades. Desde el punto
de vista ideológico, sólo entre los votantes de izquierda eran mayoría quienes
votaban por partido (ver Figura 2, arriba-izquierda). En el resto de las
categorías de autoidentificación ideológica, quienes votaban por candidato
superaban a quienes lo hacían por el partido. La mayor diferencia se da entre votantes
de centro: quienes votaban por candidato más que triplicaban a quienes lo hacían
por partido. Se puede especular, entonces, que el personalismo electoral es
rendidor, sobre todo, con los votantes moderados, o no ideológicos.
A su vez, y asociado con lo anterior, existe un patrón partidario: los votantes del Frente Amplio son quienes más importancia le asignaban a su partido a la hora de decidir el voto (ver Figura 2, arriba-derecha). En los otros dos grandes partidos, sus votantes responden principalmente a la figura del candidato a la hora de decidir su voto.
Figura
2. Voto por partido o por candidato, según variables de interés, Uruguay 2019
Fuente:
Elaboración propia en base a datos de Cifra.
En relación con otras variables sociodemográficas,
el electorado uruguayo tampoco se diferencia mucho de los de otros países para
los que existen estudios. El nivel educativo y de ingresos está positivamente
asociado a la mayor importancia que los votantes les dan a los candidatos, por
sobre los partidos (Figura 2, abajo).
En suma, los políticos enfatizan sus características
personales porque a los votantes les interesan más esos atributos que el
partido al que representan. En ese sentido, las elecciones primarias como
mecanismo de selección de candidatos no hacen otra cosa que exacerbar la
relevancia de los candidatos por sobre los partidos. Por definición, en las
primarias se dirime una contienda entre individuos para representar a un mismo
partido en la elección presidencial. En consecuencia, los votantes deben acudir
señales de diferenciación basadas en características personales para definir su
voto dentro del partido de su preferencia. A nivel comparado, existe evidencia de que la celebración
de primarias estimula el proceso de personalización de la política[i].
La creciente personalización de la política no
necesariamente debe ser vista como algo negativo, pero abre varios
interrogantes no sólo en la arena electoral. Si los gobernantes llegan al poder
prescindiendo de los partidos y en base a sus atributos personales, la
personalización electoral puede devenir en la personalización del poder. Si
bien ambos fenómenos no necesariamente deben ir de la mano, experiencias
cercanas nos muestran que, si este fuera el caso, la democracia podría sumar un
nuevo e inquietante desafío.
[1]
Kendall-Taylor, A., Frantz, E., & Wright, J. (2017). The global rise of
personalized politics: It's not just dictators anymore. The Washington
Quarterly, 40(1), 7-19. Lioy, Alberto. 2023. “Not To Be Taken Personally”:
Tracing Six Decades of Scholarship on Personal, Personalist, and Personalized
Political Parties (1960-2021). Political Studies Review, 21(4), 825-835.
Rahat, Gideon. 2024. Party types in the age of personalized politics. Perspectives
on Politics, 22(1), 213-228. Rahat, Gideon., & Kenig, O. 2018. From
party politics to personalized politics? Party change and political
personalization in democracies. Oxford University Press. Rhodes-Purdy, M.,
& Madrid, R. L. 2020. The perils of personalism. Democratization, 27(2), 321-339.
[1] El evento puede verse en
Youtube: https://youtu.be/gKA3ZtJJzTM?si=wkyAhjb2U5NyE60f
[1] Conocé a Yamandú, https://yamanduorsi.org/
[1] Declaraciones del Diputado
Perrone en Desayunos Informales, Canal 12, 13 de diciembre 2023.
[1]
Wattenberg, Martin P., & Sierra Powell. 2015. “A
Policy-Oriented Electorate: Evaluations of
Candidates and Parties in the Obama Elections Compared
to the 1952-1980 Period.” Presidential
Studies Quarterly 45 (3):
540-57.
[1]
Luján, D., & Acosta y Lara, F. (2024). Assessing Electoral Personalism in
Latin American Presidential Elections. Journal of Politics in Latin America,
0(0). https://doi.org/10.1177/1866802X241250034
[1]
CIFRA, en Bogliaccini, Juan, y Queirolo Rosario Laboratorio de Opinión Pública
and Redes Sociales en Uruguay Collection (Social Networks and Public Opinion
Lab Collection). CIFRA National Survey: Uruguay March 2019, 2019 [Dataset].
Roper #31118967, Version 2. CIFRA [producer]. Cornell University, Ithaca, NY:
Roper Center for Public Opinion Research [distributor].
doi:10.25940/ROPER-31118967.
[1] Luján, D., & Acosta y Lara,
F. (2024)…
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