Despenalización del aborto: ¿qué sabemos a más de tres años de su implementación?

Como fue de público conocimiento, a fines de febrero una jueza del departamento de Mercedes decidió suspender el procedimiento de aborto legal a una mujer, haciendo lugar a un pedido de amparo interpuesto por el progenitor[1]. Más allá de lo insólito del caso y de su desenlace, me pareció oportuno repasar en esta entrada qué sabemos sobre los efectos del cambio regulatorio en Uruguay a más de tres años de su implementación y en particular, cómo está siendo de efectiva su implementación en el interior del país.

Lo primero que quisiéramos saber es cómo evolucionó el número de abortos después de la despenalización en relación a la situación que había antes. Si la implementación de la ley fuera efectiva, uno esperaría que al igual que ha sucedido en otros países[2], en los primeros años después de implementada la ley el número de abortos aumente. Si bien en el largo plazo los países que han despenalizado la interrupción voluntaria de un embarazo tienden a mostrar menores tasas de abortos[3], en el corto plazo, la evidencia sugiere que el número de abortos aumenta. Esto así porque el costo de abortar (no solo monetario, también en términos de seguridad) disminuye luego del cambio regulatorio permitiendo a más mujeres acceder a la opción de interrumpir un embarazo no deseado. Esta opción antes solo era accesible para un grupo más limitado de mujeres.

Lógicamente el número de abortos clandestinos que se realizaban antes de la despenalización es muy difícil de medir. Según los datos que han manejado las autoridades del Ministerio de Salud Pública, antes de la implementación se realizaban de manera clandestina entre 16.000 y 33.000 abortos. En 2013 el número de abortos realizados al amparo de la ley 18.987 fue de 7.171, en 2014 aumentaron a 8.537 casos y en 2015 a 9.362[4]. Es difícil creer que el número de abortos realizados en nuestro país haya caído (y tanto) tras la implementación de la ley.

Una forma alternativa de estimar en qué medida el número total de abortos que se realizan en un país aumenta tras un cambio regulatorio es a través de las estadísticas de nacimientos. Si después de la despenalización menos embarazos no deseados llegaran a término, deberíamos observar una caída en el número de nacimientos. En los gráficos que siguen, intento hacer este ejercicio tomando los registros de nacimientos desde enero de 2011 hasta diciembre de 2015 (último dato disponible), publicados por el Ministerio de Salud Pública[5]. La idea es identificar si después de implementada la ley se observa algún cambio notorio en el número de nacimientos. En los gráficos, en los que utilizo los datos anuales, considero como año de la reforma el 2013. Si bien la implementación de la ley comenzó en diciembre de 2012, el efecto sobre los nacimientos se comenzaría a observar unos meses más tarde, esto es, en el momento que habrían llegado a término los embarazos que fueron interrumpidos antes de la doceava semana. Así, el punto de corte para separar los nacimientos no afectados por el cambio regulatorio versus los sí afectados, sería junio de 2013[6]. Teniendo en cuenta además que posiblemente la reforma tomó unos meses en implementarse efectivamente, en el análisis gráfico considero 2014 y 2015 como años post-reforma.

Cuando se grafica el número total de nacimientos, se observa una caída en el número de nacimientos en 2014 para luego volver a subir en 2015. Si se desagregan los datos por región, se ve una caída mayor en el interior del país en 2014, que luego vuelve a subir en 2015. En Montevideo, el número de nacimientos parece estancarse en los niveles de 2013. En definitiva, el análisis gráfico no parece sugerir una caída brusca en el número de nacimientos, aunque si sugiere cierto estancamiento después de implementada la ley.


Fuente: Elaboración propia en base a los microdatos de nacimientos (Certificado Nacido Vivo) del MSP.

Me pregunto entonces si, como ha sucedido en otros países, se observa algún efecto más notorio en algunos grupos de mujeres, especialmente en las más jóvenes o las de nivel educativo más bajo.


Fuente: Elaboración propia en base a los microdatos de nacimientos (Certificado Nacido Vivo) del MSP.

Como se observa en los gráficos anteriores, parece haber una caída clara en los nacimientos de mujeres menores de 20 años en 2014 y 2015. Por nivel educativo, se observa una caída importante en el número de nacimientos de mujeres con solo primaria completa, pero que comienza en 2013, por lo cual no está claro en qué medida podría ser atribuible parcialmente al cambio regulatorio en la interrupción voluntaria de embarazos.

Para confirmar si las caídas que se observan gráficamente son significativas desde el punto de vista estadístico, he realizado un análisis de regresión. Utilizando datos mensuales, comparo el número de nacimientos entre julio de 2011 y junio de 2013 (2 años antes) con el número de nacimientos entre julio de 2013 y junio de 2015 (2 años después)[7]. En principio, solo encuentro una caída estadísticamente significativa, de 8%, en los nacimientos de mujeres menores de 20 años en Montevideo. Sin embargo, si se permite un efecto diferencial en el primer y segundo año, para el segundo año (que va desde junio de 2014 a junio de 2015) encuentro una caída estadísticamente significativa en todos los nacimientos (de 5%), que es explicada exclusivamente por una caída en los nacimientos en Montevideo. En el segundo año, también encuentro una caída estadísticamente significativa para los nacimientos de mujeres menores de 20 años (tanto en Montevideo como en el interior, pero mayor en la capital) y una caída en los nacimientos de mujeres con menor nivel educativo (hasta ciclo básico aprobado) sólo en Montevideo.

Cabe advertir que este es un análisis muy básico que solo compara el número de nacimientos antes y después del cambio regulatorio con el ánimo de identificar si se observa algún cambio muy notorio. Los efectos encontrados no pueden atribuirse enteramente a la despenalización del aborto ya que podrían haberse producido simultáneamente cambios en otros determinantes de la fecundidad que afectaran el número de nacimientos y que no son recogidos en el análisis anterior.

Otros investigadores hicieron un trabajo más riguroso pero que solo incluye Montevideo y llega hasta junio de 2014[8]. En ese análisis, utilizaron otra base de datos más completa en la que pueden identificar si el nacimiento provino de un embarazo deseado o no deseado y comparan si después de la implementación de la ley, el número de nacimientos proveniente de embarazos no deseados disminuyó en relación a los nacimientos provenientes de embarazos deseados. Los autores encuentran que el número total de nacimientos proveniente de embarazos no deseados disminuyó un 8% en relación al número de embarazos provenientes de embarazos deseados y esta disminución estaría explicada por el grupo de mujeres de entre 20 y 34 años con secundaria completa. Para este grupo, los autores encuentran además una mejora en la calidad de los embarazos, con mayor número de controles prenatales.

En definitiva, al parecer el cambio regulatorio habría tenido un impacto en el número y, sobre todo, en la composición de los nacimientos, cambio que habría sido más notorio en el segundo año de implementada la ley. Como mencioné anteriormente, estos serían resultados esperables en el corto plazo si tras la despenalización más mujeres tuviera acceso a interrumpir un embarazo no deseado. Los datos sugieren, no obstante, una aparente (y preocupante) desigualdad regional en el ejercicio de un derecho otorgado por la ley.

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[1] https://ladiaria.com.uy/articulo/2017/2/concepcion-erronea/

[2] En la literatura económica, véase por ejemplo Ananat, Gruber, Levine and Staiger (2009) para Estados Unidos, Clarke and Mühlrad (2016) para la ciudad de México, Pop-Eleches (2010) para Romania.

[3] https://www.guttmacher.org/sites/default/files/pdfs/pubs/journals/Sedgh-Lancet-2012-01.pdf

[4] https://ladiaria.com.uy/articulo/2016/11/en-2015-hubo-mas-abortos-mediante-la-ley-ive/

[5] http://estadisticas.msp.gub.uy/index.php/catalog/20

[6] La ley permite interrumpir un embarazo hasta la semana 12. Asumiendo que la mayoría de las mujeres que optaron por interrumpir su embarazo lo hicieron entre la semana 8 y 12, y que quienes estaban de entre 8 y 12 semanas de embarazo en diciembre de 2012 habrían llegado a término aproximadamente 28 semanas después (36-40 semanas de embarazo), el efecto sobre nacimientos se comenzaría a ver 7 meses más tarde (asumiendo meses de 4 semanas), es decir, en junio de 2013.

[7] Si bien tengo datos hasta diciembre de 2015, he decidido tomar esta ventana de análisis para que sea simétrica antes y después de junio de 2013, es decir, que contenga los mismos meses. De todos modos, en la regresión se controla por el mes para tener en cuenta que el número de nacimientos puede ser sistemáticamente más alto en algunos meses del año que en otros y también se incluye una tendencia. La variable nacimientos se mide en logaritmos.

[8] Antón, Ferre y Triunfo (2016), "Efectos de corto plazo de la ley de interrupción voluntaria del embarazo en Uruguay sobre los nacimientos" Disponible en: http://cienciassociales.edu.uy/departamentodeeconomia/wp-content/uploads/sites/2/2016/02/0216.pdf

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