Las reconfiguraciones de Montevideo y sus paisajes de memoria

Fotografía propia: publicada en:http://solilente.wordpress.com 
En su libro "Historias de París" el escritor Mario Benedetti tiene un cuento titulado "Geografías", haciendo alusión al juego que dos uruguayos exiliados en París se habían inventado. Mediante este juego de memoria, se preguntan el uno al otro sobre detalles de la ciudad de Montevideo, es decir, acerca de edificios emblemáticos, monumentos, teatros, boliches y cafés, una panadería y la otra persona debe exprimir al máximo su memoria para describir los detalles de esa geografía, dónde está ubicado el edificio o monumento, o el teatro o el café, entre qué calles, qué tenía a su alrededor, entre otras cosas. Como dicen los personajes en el cuento son: “pavadas que uno inventa en el exilio para de algún modo convencerse de que no se está quedando sin paisaje, sin gente, sin cielo, sin país.”(Benedetti, 2007).
Hoy en día el paisaje de la ciudad de Montevideo ha cambiado mucho desde hace 30 o 40 años para acá, pero a esto deberíamos agregar que no solo ha cambiado el paisaje, sino que también han sido puestos en "descubierto" algunos espacios de la ciudad donde en la época de la dictadura se generaron de diferentes maneras acciones de resistencia o acciones significativas contra el régimen cívico-militar que se instauró a partir de 1973 y duró hasta 1985.
Desde el año 2013 la Intendencia de Montevideo y el Instituto Cuesta Duarte de la central sindical PIT-CNT, junto con la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República, aunaron fuerzas en el proyecto “Marcas de la Resistencia”[1] para re-significar el paisaje montevideano y demarcar los sitios que de alguna forma son significativos para reconstruir la memoria de la ciudad en torno a las acciones que emergieron contra el golpe de Estado. Para este cometido y hasta ahora son 26 las marcas que se buscan instalar en la ciudad de Montevideo, mediante una especie de bancos blancos diseñados por la Facultad de Arquitectura y una placa cilíndrica en el centro de los bancos y al nivel del suelo, explicatoria del significado que representa el sitio.
El primer lugar donde establecieron una de las primeras marcas de la resistencia, fue en el Estadio Luis Franzini conmemorando el 30° Aniversario de la “Marcha del Estudiante” de la generación del 83, organizada por la Asceep (Asociación Social y Cultural de Estudiantes de Enseñanza Pública) con el reclamo de una apertura democrática. Una siguiente “marca” fue la colocada el 27 de noviembre de 2013 en el Obelisco de Montevideo, en conmemoración del acto ad portas de la salida democrática “Un Río de Libertad”; así también se colocaron marcas en la sede de la Federación de Obreros de la Industria del Vidrio (FOIV) en La Teja; en la plaza del Entrevero, recordando la movilización del 9 de julio de 1973; en la Cinemateca Uruguaya de Lorenzo Carnelli 1311 esq. Soriano; el Teatro El Galpón clausurado por el régimen ubicado en la Avenida 18 de Julio 1618 esquina Tacuarembó; mientras que el 27 de abril de este año 2014 se colocó una “marca de resistencia” en el apartamento ubicado en la calle Mariano Soler en el barrio Brazo Oriental, donde las Fuerzas Conjuntas fusilaron a Silvia Reyes, Laura Raggio, y Diana Maidanick, “Las tres pibas de abril” militantes del MLN-T (Movimiento de Liberación Nacional- Tupamaros). 
Las “marcas” se siguieron sucediendo en la ciudad de Montevideo, generando un recorrido urbano que entrelaza pasado, presente y futuro en paisajes que buscan no ser dejados en el olvido, que hacen un llamamiento a quienes pasan por allí, a que se mire y se piense en el qué fue y qué es hoy ese espacio, ese lugar. 
No se puede dejar de notar que este es un tiempo de creciente politización y espacialización de la memoria en América Latina (Draper, 2011), al “marcar” ciertos espacios también estamos dejando de lado otros, al decidir qué delimitar o demarcar, estamos delineando un recuerdo, una memoria, se genera un encuadre. Esto debemos tenerlo en cuenta cuando hablamos de “lugares emblemáticos” de la ciudad de Montevideo en torno a la resistencia contra el golpe de estado, considerando que es necesario abordar el ejercicio de entender estos espacios a partir de las significaciones y representaciones dadas al lugar por parte de la sociedad uruguaya en su conjunto y las apropiaciones que se realizan de dichos espacios hoy en día. Lo que sucede con el Punta Carretas Shopping Center o lo que también sucederá con la reciente implosión del Cilindro Municipal el pasado 12 de mayo y su futura conversión en el Antel Arena el cual servirá para realizar toques y según la página web del emprendimiento proyectos de primer nivel. En un artículo escrito en co-autoría con la antropóloga Ana Gugliemucci y de próxima traducción y publicación en Latin American Perspectives, titulado ““LUGAR DE MEMORIA” Y “LUGAR DE AMNESIA”: REFLEXIONES EN TORNO A LA REFUNCIONALIZACIÓN DEL PENAL DE PUNTA CARRETAS EN SHOPPING CENTER”, problematizamos en torno al fenómeno de los “lugares de memoria” definidos por Pierre Nora, como aquellos que terminan encuadrados y restringidos al marco institucional que los encuadró; así como también en torno a la categorización de “lugares de amnesia” como se realizó con el Shopping Center, es decir, donde la memoria no se encarnó. Y se problematiza en función de contextualizar e intentar entender cómo se puede "asegurar" el éxito de la apropiación y demarcación de estos espacios significativos en una era en donde se constata el déficit de memoria, la obsolescencia de la sociedad de consumo que paradójicamente encuentra su otra cara de la moneda en la avidez de museificar, de encapsular, de encuadrar, de no querer perder. 
Debemos considerar también que estas formas de "marcar" o de significar estos espacios constituye una forma de transmisión de recuerdos a aquellos que no vivieron estos hechos y que no los van a poder escuchar de primera mano a medida que pasa el tiempo. En medio de la garantizada impunidad por los crímenes cometidos durante la dictadura y considerando los últimos hechos con relación a la remoción del cargo a la Jueza Mariana Motta quien sentenció a 30 años de prisión al ex dictador Juan María Bordaberry[2], a la anulación de la inconstitucionalidad de la Ley de Caducidad, esta forma de generar "marcas" urbanas, "marcas" de memoria y resistencias, nos ponen en diálogo con eso que fue y lo que es ahora. Estos espacios que fueron apropiados para las "marcas", serán también apropiados por las personas que por allí pasen o vivan cerca del lugar, las cotidianeidades re-significarán los significados de estos espacios y probablemente sus usos. 
La propia materialidad por sí sola no asegura un recuerdo, pero debemos destacar que estas expresiones son también propias de una ciudad que busca manifestarlas, tiene esa necesidad, los sitios, lugares o espacios marcados, hablan, tienen una historia, tienen sus propias lógicas del recuerdo, nos llevan a recorrerlos de distintas maneras, a pensarlos y re-significarlos en ese recorrido.
Una forma de apropiación de un espacio que no está actualmente "marcado" ni en la lista de las "marcas" por instalar es la realizada por Carla Larrobla y Mariana Risso[3] en la adaptación de la obra de teatro del chileno Gabriel Calderón "Villa + Discurso", las autoras para la puesta en escena de la misma, se apropiaron del espacio de la casona del ex SID (Servicio de Información y Defensa), ubicada en Boulevard Artigas y Palmar donde se realizaron torturas durante el régimen. Esta apropiación del espacio establece otro tipo de diálogo con el mismo y otro tipo de forma de expresión y transmisión del recuerdo, también valida, que no involucra una materialidad o museificación del mismo.
Esto genera algunas reflexiones, por un lado me recuerda al relato de la antropóloga con ascendencia palestina Lila Abu-Lughod. quien en su articulo “Return of Half-Ruins. Fathers and Daugthers, Memory and History in Palestine”, nos hace notar como al volver a la ciudad de donde era su padre, Jaffa, luego de la guerra árabe-israelí en 1948, no reconoce el paisaje que se construye luego de ese episodio, dado que Jaffa antes era la Palestina de su padre, los relatos que él realizaba eran sobre el paisaje pre-1948 de esa ciudad, al retornar en 2001 el paisaje había cambiado y no había "marcas" que transmitieran lo sucedido. En el caso de nuestra querida Montevideo, esto puede suceder cuando las generaciones que si vivieron los hechos ya no estén para transmitirlos a través de narraciones y relatos y el paisaje sea simplemente "marcas" que no generan familiaridad, debido a que faltan esas vivencias, experiencias y recuerdos de lo que allí ocurrió. Es por esto que resulta interesante, pensar en qué apropiaciones del espacio o de los espacios y las "marcas" harán las generaciones más jóvenes, que no son bisagra entre los que vivieron la dictadura y los que crecieron y se socializaron en democracia como la mía, la del 83. Surge así un interés por saber que significaciones y re-significaciones se harán de esos espacios, que nos trazan un recorrido de memorias, resistencias y recuerdos de un pasado que no pasa, dialoga y se entrelaza con el presente que no deja de buscar respuestas.   

Referencias:

Abu- Lughod, Lila (2011) “Return of Half-Ruins. Fathers and Daugthers, Memory and History in Palestine”, En: Hirsch, Marianne y Miller, Nancy. Rites of Return. Diaspora Poetics and the Politics of Memory. Columbia University Press

Benedetti, Mario (2007) Historias de Paris. Ediciones Libros del Zorro Rojo. Barcelona.

Draper, Susana (2011) “De cárceles y museos. Alas, itinerarios artísticos y encuadre de temporalidades”. Revista Contemporánea Historia y problemas del siglo XX, Vol. 2, Año 2. Montevideo, Pp.183-201.



[1] Página web del proyecto: http://www.memoria.org.uy/
[2] Cf. Scaraffuni, Luciana: “La Impunidad reina en Uruguay”, 25 de febrero de 2012, Link: http://elturbion.com/?p=6560

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