Estudios
para el Uruguay pre-pandémico mostraban que la heterogeneidad en la calidad de
la educación pública brindada a hogares
de distintos estratos socioeconómicos tendían a amplificar las desigualdades:
niños y jóvenes de bajos recursos concurren a centros públicos en peores condiciones y de peor calidad que aquellos de
mas recursos, que concurren a centros mejores. En términos llanos, que escuelas
de Punta Carretas funcionan mejor que las de la periferia. Esto es multicausal.
Diferencias en las zonas implican diferente apoyo a las escuelas (via “Comisión
Fomento”); hay también diferencias en pares y modelos de rol visibles en el mundo
adulto, etc.
Hay ríos de
tinta escritos sobre qué hacer y cómo revertir esta situación, y hay y han
habido políticas y medidas orientadas a eso. Este paquete incluye tratamiento
administrativo diferencial de centros (ej los de “contexto critico”), programas
de horario extendido, con refuerzo de horas docente en otro régimen; cambios en
el sistema de elección de horas docentes (secundaria), introducción y/o cambios
en los sistemas de incentivos a docentes que tomen horas en centros “de
contexto crítico”, entre varios otros.
En esta
nota traigo a colación una medida que no parece haber sido considerada o
implementada, y que podría tener utilidad dados bajos costos de reforma
institucional, y moderados costos económicos. Se trata de una política de
traslado de estudiantes (busing en la
literatura en ingles). La idea central es simple: seleccionar estudiantes de un
barrio determinado y llevarlos y traerlos a otro centro educativo (de mejor
calidad en comparación con el que concurrirían sin la política). Estos
estudiantes acceden a mejores docentes, mejores pares, mejores centros, etc,
sin necesidad de reformar el sistema de elección de horas, aumentar incentivos
para radicación de mejores docentes en centros “complicados”, o hacer cambios o
reformas mayores.
Las
políticas de busing tienen varios
problemas y limitantes. Uno de ellos es la distancia o tiempo perdido en el
traslado (esto impide que estudiantes a 50km de la escuela Grecia estudien
allí). Sin embargo para el caso de Montevideo es factible pensar en una
política que traslade estudiantes de un barrio a un centro de otro barrio en
tiempos razonables y que impliquen una mejora de calidad significativa. Otro es
la estigmatización y/o problema de integración de los beneficiarios de la
política. Esto depende, entre otras cosas, de las diferencias entre las características
de los trasladados y del centro al que se trasladan, de las diferencias entre ambas
zonas, los padres, etc. Este potencial problema también es parcialmente
atendido mediante políticas de traslados relativamente cortos; como ejemplo sesgado y maniqueo para
ilustrar, se trasladan estudiantes de Nuevo Paris al Prado, no a Punta Carretas.
El problema
de estigmatización e integración esta asociado también a la cantidad de
beneficiarios; pueden existir problemas si se lleva un numero demasiado
reducido de estudiantes del “contexto crítico” al nuevo centro (de forma que no
tienen pares “propios” como para sostenerse minimamente) o si se lleva un
numero demasiado amplio (de forma que no se integren, beneficien de los nuevos
pares, generen problemas en el nuevo centro, etc). El número de beneficiarios
es un problema en si mismo: las reformas mas grandes que apuntan a mejorar la
calidad de un centro (con recursos, mejores docentes con todas sus horas allí,
etc), benefician a todos los
estudiantes; las políticas de busing necesariamente
ayudan a una fracción de dichos estudiantes. De hecho, si los beneficiarios son
los “mejores” estudiantes del centro originario, su traslado hacia otros
centros mejores implica un deterioro en la calidad de los pares en el centro
originario, para los no beneficiarios. Por tanto la forma en que son elegidos
los beneficiarios es crucial.
Claramente, políticas de busing no pueden solucionar problemas de largo plazo y/o estructurales. Sin embargo, son relativamente rapidas, baratas y fáciles de implementar. Existe una literatura muy amplia para diversos países que han experimentado con estas políticas desde hace décadas (con énfasis en Estados Unidos y Reino Unido, pero afortunadamente que cubren experiencias de países mas cercanos a Uruguay) que permite un gran conocimiento de los potenciales problemas de implementación y de los elementos a considerar para un buen diseño e implementación. Si distintos paquetes de medidas no son factibles de ser implementados por falta de recursos, voluntad política, o bloqueos por parte de distintos actores, las políticas de busing son mejores que nada. En el caso de Uruguay, con población muy urbanizada, sin accidentes geográficos importantes y todo lo que ya sabemos, el costo de implementación de estas políticas podría ser bajo en comparación con sus potenciales beneficios, especialmente si se logra hacer foco en estudiantes al borde de la deserción.
Tomado de Razones y Personas. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 3.0 No portada.