Las ciencias sociales están viviendo en la región un sano proceso de introspección
respecto de los estándares básicos sobre los que debe operar la investigación
científica y en nuestro blog le hemos dedicado ya algunos artículos al tema (Exigirnos más, La investigación científica en Uruguay). En esta nota abordo algunos temas del debate que en mi
opinión están desenfocados y ofrezco una ruta alternativa de reflexión sobre
los mismos. De alguna manera, aunque sin coordinarnos, ésta nota suma a la
primera parte de la nota de María José Álvarez sobre la relación entre academia
y política (Asentamientos, Académicos y Política).
De nuevo al problema. En más de un ámbito, recientemente, he asistido a
discusiones en que se plantea una oposición entre investigación orientada a
publicarse bajo estándares de referato estrictos e investigación orientada a la
pertinencia y el compromiso con nuestro entorno inmediato. En mi opinión, esta
oposición es falsa y nos desvía del problema de fondo sobre los estándares de
producción científica. La condición necesaria en la generación de conocimiento
científico es la validez, y la misma pasa no solo por el método y técnicas
utilizadas en el proceso de investigación, sino además por el reconocimiento de
estos estándares por la comunidad científica. Esto segundo pasa necesariamente
por exponer nuestra pieza de investigación original al arbitrio de miembros de nuestra
comunidad, y en este sentido, no conozco un mecanismo más justo que el del
doble ciego (ni yo conozco quien evalúa mi trabajo, ni quienes lo hacen saben
que es mi trabajo). Por supuesto este proceso no está libre de problemas
múltiples que van desde el compromiso ético de las partes de respetar este
canon hasta el problema de las preferencias políticas de distintos grupos en
nuestras disciplinas que tienden a valorar temas y/o métodos en forma dispar.
Sin embargo y sin desconocer estos problemas, no conozco otra forma de validar
investigación científica que, proveyendo ventajas similares, permita eliminar
estos problemas.
Respecto de la pertinencia del conocimiento científico, debemos ser
cuidadosos de no confundir pertinencia con inmediatez. ¿Quién puede atribuirse
a uno mismo la capacidad de decidir en base a pertinencia? El avance de la
ciencia es un esfuerzo colectivo y paciente en el tiempo. El profesor Harold
Hotelling, mientras caminaba por la playa en busca de un refrigerio, notó con
curiosidad que los puestos de venta en la misma tendían a agruparse en ciertos puntos
en lugar de distribuirse en intervalos similares a lo largo de la costa (lo
que lo hubiera hecho caminar menos). Esta observación lo llevó a una intuición
y con el tiempo a un artículo sobre competencia entre pequeños emprendedores
que la revista The Economic Journal
decidió publicar en 1929. Este trabajo, lejos de su (percibida) pertinencia
inicial (e inmediata), se convirtió en la piedra angular de una de las teorías
más importantes para el análisis de las contiendas electorales: la teoría del
votante mediano.
En mi opinión, en lugar
de oponer pertinencia con validez, un punto de partida más adecuado puede ser el
propuesto por Giovanni Sartori, quien siguiendo a Wright Mills, advierte sobre
el riesgo de caer en los dos extremos de un continuo analítico respecto de la
capacidad del investigador de dominar teoría y métodos de su disciplina. En un
extremo se encuentra el científico que, teniendo dominio experto sobre algunos
métodos y técnicas trabaja solamente sobre preguntas que se puedan responder
mediante los mismos, cercenando así su capacidad de hacerse preguntas
relevantes. En el otro extremo se encuentra el científico que no hace ciencia
porque no ha logrado una reflexión profunda sobre los estándares metodológicos
de su disciplina. Este tampoco logra formular preguntas relevantes. En ambos
casos el problema de fondo es metodológico. Las ciencias sociales tienen una
caja de herramientas metodológicas sumamente rica y variada, lo que exige al
cientista social una mirada abierta y desprejuiciada, al tiempo que una
inclinación constante a mantenerse actualizado tanto en la teoría como
metodológicamente. Respecto a la pertinencia de la propia investigación, ésta no
depende de la pregunta o método de investigación, sino de las aplicaciones
posteriores que uno mismo u otros puedan hacer del conocimiento generado, en el
contexto y tiempo en el que uno trabaja, u otros muy diferentes.
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Hotelling,
H. "Stability in Competition", 1929, Economic Journal.
Collier,
D. and J. Gerring. 2009. Concepts and methods in the social science: the
tradition of Giovanni Sartori. Rutledge.
Wright
Mills, C. 1959. The sociological imagination. Oxford University Press.
*Esta nota está basada
en una reflexión personal plasmada en un artículo presentado en la reunión
inicial de la Red de Economía Política de América Latina en Santiago de Chile
en 2013, así como el debate e intercambio constante con diversos colegas de muy
diversas disciplinas, a quienes debo gran parte de mi reflexión personal sobre
este tema.