¿Defensa participativa?

Este mes el Ministerio de Defensa Nacional convocó a un taller con el objetivo de generar insumos para “…formular la política de defensa de Uruguay y su correspondiente Libro Blanco de Defensa”.
Fueron invitados todos los Ministerios y otras reparticiones del Ejecutivo, legisladores de las comisiones de defensa y relaciones internacionales de ambas cámaras, partidos políticos con representación parlamentaria, empresas públicas, CODICEN, PIT-CNT, FF.AA., universidades pública y privadas, Instituto Nacional de DD.HH. e intendencias municipales.
El programa incluye tres sesiones en régimen de mesa redonda, para discutir asuntos como alcance del concepto de defensa nacional incluido en la Ley Marco de Defensa Nacional (18.650, Febrero 2010), intereses y objetivos nacionales y principales amenazas a los mismos[i].
Uno de los objetivos declarados del Ministerio para realizar la actual convocatoria es ampliar el círculo de actores que discuten estos temas, históricamente delegados por las autoridades políticas a equipos militares.
Pero ¿Es deseable una participación amplia en el diseño de la política de defensa? Como argumentaba otra entrada de este blog, la inclusión de más actores en los procesos de toma de decisión de política pública (particularmente a niveles operativos) no siempre conduce a mejores resultados.
No obstante, en este caso considero que la respuesta es afirmativa.
En primer lugar, en forma similar a otras políticas clave para el país, para ser efectiva la política de defensa debe ser planificada a largo plazo y mantenerse estable a través de varios ciclos electorales. Como ejemplificaba uno de los asistentes al taller, mirando la dimensión estrictamente militar de la defensa, el tiempo entre que se determina qué capacidades militares requiere un país, se adquiere la tecnología necesaria y se forman los recursos humanos para utilizarla ronda promedialmente los 15 años. El ciclo debe repetirse frecuentemente porque esa tecnología se vuelve obsoleta con relativa rapidez. Además, es particularmente costosa.

Los plazos y los esfuerzos políticos no son menores cuando se observa la otra faceta fundamental de la defensa: la diplomática. Encontrar actores internacionales con intereses al menos parcialmente coincidentes con los de nuestro país, negociar acuerdos, reforzarlos y defenderlos en la práctica en temas como explotación de los recursos naturales, integración productiva, resolución pacífica de controversias y fortalecimiento de organismos multilaterales es tanto o más difícil que generar capacidades militares.
La estabilidad bien puede lograrse sacando este tipo de temas de la agenda política, reservándolo a grupos de técnicos especializados en el Estado que trabajen con baja injerencia de las autoridades políticas. No obstante, esa forma de ganar estabilidad necesariamente limita el derecho de las autoridades democráticamente electas a tomar decisiones en esta área de políticas. Esto, además de ser negativo en sí mismo, resta legitimidad a la política y probablemente haga que la ciudadanía esté menos dispuesta a invertir recursos en ella.
La alternativa entonces es ir por el camino opuesto: aumentar el número de actores políticos y sociales que conocen y están de acuerdo con la estrategia elegida, porque fueron debidamente informados y/o estuvieron involucrados en su definición.
El taller que propuso el MDN este año tiene un alcance acotado en duración y convocatoria. No obstante, tiene el valor de reafirmar la intención política de que las grandes orientaciones en materia de defensa sean discutidas y apropiadas por actores mucho más allá del MDN.






[i] La iniciativa tiene como antecedente el Debate sobre Defensa Nacional de 2006, organizado por el MDN, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y la Universidad de la República. El Debate fue un ciclo de seminarios, talleres y mesas redondas de un año de duración, donde participaron representantes de más de 80 instituciones públicas y privadas. Abarcó un abanico amplio de asuntos, desde los vínculos entre política exterior y defensa, los roles relativos del Ministerio y las FF.AA., hasta definiciones sobre política de recursos humanos militares y justicia militar. Los insumos generados entonces dieron lugar a la actual Ley Marco de Defensa.

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