El pasado fin de semana todos nos conmovimos con la noticia,
las imágenes y los testimonios vinculados a la masacre perpetrada en un cine de
la ciudad estadounidense de Aurora, Colorado. Los medios internacionales, y también
los uruguayos, difundieron rápidamente la noticia, y entre la perplejidad y el déjà vu,
supimos de los hechos, del perfil del victimario, y detalles de las vidas
truncadas de las víctimas y el sufrimiento de sus allegados.
Como ha sucedido en otros casos, como corolario de los hechos se volvió a disparar el debate sobre la tenencia de armas, y los efectos de su regulación. Esta discusión no llegó a tierras charrúas. Sin embargo, mirando algunos de los datos creo que sería conveniente empezar a debatir el tema. Según la UNODC, la Oficina de las Naciones Unidas para las Drogas y el Delito, por su sigla en inglés, Estados Unidos ocupa el primer lugar del mundo en tenencia de armas, con 88.8 armas cada cien habitantes. “¡Chocolate por la noticia!”, dirán muchos. El segundo puesto, a distancia considerable, es para Yemén, con 54.8 armas cada 100 habitantes. Luego de Suiza, Finlandia, Serbia, Chipre, Arabia Saudita e Irak, el noveno lugar, y entonces el primero entre los países de América Latina es para Uruguay, con 31.8 armas cada 100 habitantes.[1] Aquí sí hay sorpresa, ¿verdad?
Lo variopinto de esta lista de países sugiere que la
tenencia de armas en manos de civiles no necesariamente correlaciona con las
matanzas de civiles a manos de civiles, ni con la inseguridad (y, aunque así fuera, cabe siempre recordar el viejo
principio de que correlación no implica necesariamente causalidad). Aunque sí
hay cierta evidencia de que a mayor presencia de armas en manos de civiles, mayores
tasas de homicidios, al menos en los países más ricos.[2]
Según la encuesta 2012 del Barómetro de las
Américas 12.2% de los uruguayos tienen (ellos mismos o alguien en su casa) un arma de
fuego para su protección. En el único otro país donde el Barómetro de las
Américas hizo esta pregunta, Brasil, sólo el 3% afirmó contar con un arma de
fuego.
No contamos con una serie temporal en la encuesta que nos permita
analizar si ha habido variaciones en la tenencia de armas de fuego, y, de
haberlas, en qué sentido han operado. Pero algunas pistas que ofrecen los
datos, y que condicen con lo que se reporta en las noticia y lo que se refleja en
las redes sociales y en las acciones vecinales, sugieren que hay, al
menos, un subconjunto de la población muy preocupado por la inseguridad,
insatisfecho con el desempeño gubernamental en la materia, y con armas de fuego
para protección en sus manos.
Desde hace ya algunos años, la inseguridad desvela a los
uruguayos. El 52% de los que respondieron la encuesta del Barómetro de las
Américas mencionaron espontáneamente algún tema vinculado a la seguridad. En
segundo lugar, los problemas económicos, recibieron menos de la mitad de las
menciones (21%).
Entre quienes tienen armas de fuego para protección, la
mención a la inseguridad como problema principal trepa hasta el 61%. Estas
personas ven mucho más desfavorablemente la acción del gobierno en materia de
combate a la inseguridad, con un promedio de 36 en un escala de 0 a 100, donde
100 indica el mejor desempeño posible (entre los que no tienen armas, la
evaluación del desempeño gubernamental en materia de seguridad asciende a 47
puntos).
Quienes tienen armas de fuego creen en mayor proporción que quienes no las poseen
que para capturar a los delincuentes las autoridades pueden actuar al margen de
la ley (48 a 40%), y también prefieren un gobierno de mano dura a uno con la
participación de todos con mucha mayor vehemencia que sus conciudadanos inermes
(34 a 21%).
Por último, el dato seguramente más significativo, quienes
tienen armas se sienten más inseguros en el lugar donde viven; tienen razones
para ello, ya que han sido víctimas del delito en mayor proporción que otros.
Siempre según el Barómetro de las Américas, el 22% de los encuestados reportó haber sido víctima de un delito en los últimos 12 meses. Entre quienes tienen armas en
sus hogares, la victimización por delincuencia llegó al 28%.
¿Cómo leer estos datos? Ante todo, con cautela. Se trata de pedacitos de información que requieren un tratamiento complejo, ya que las relaciones causales entre la tenencia de armas y las actitudes son complejas, y en algunos casos muy difíciles de medir (meta que trasciende ampliamente el objetivo de este post). Sin embargo, creo que hay información suficiente como para poner el tema sobre la mesa, y comenzar a hablar de él. No para alarmarnos ante la inminencia de una tragedia como la de Aurora; difícilmente se pueda atribuir a la política en relación a las armas de fuego la responsabilidad de un hecho tan atroz perpetrado por una mente enferma. Sí para pensar cómo la tenencia de armas, y en manos de quiénes están las armas hoy en el Uruguay, incluso –especialmente, diría yo- las armas legales, es un problema de política pública digno de ser contemplado y debatido.
[1]
Esta información, así como las bases de datos completas se encuentran en el
Blog de Datos de The Guardian: http://www.guardian.co.uk/news/datablog/2012/jul/22/gun-homicides-ownership-world-list
[2] El
Harvard Injury Control Research Center compila la evidencia disponible aquí: http://www.hsph.harvard.edu/research/hicrc/firearms-research/guns-and-death/index.html
Así piensa el fascismo, instrumento del capital financiero internacional y las oligarquías criollas, para el que lo quiera olvidar. Porque: "Quien ignora la verdad es un iluso pero quien la conoce y la llama mentira es un delincuente.
ResponderEliminarBertolt BrechT
“Hay un notorio contraste entre este guardar en última instancia la vida de los enemigos y la ferocidad con que se los persiguió y marcó a fuego [...] al no concluir en la mayoría de los casos con su eliminación física”
La aplicación de la tortura tiene como fin la destrucción del “enemigo”, independiente de su utilización como medio para obtener información de forma rápida, su función primordial es la eliminación del opositor, que en esta realidad significa, la eliminación de los partidos de izquierda, sindicatos y cualquier organización popular que identificaran con estos.
A la luz de lo recabado en este informe, podemos asegurar que el Terrorismo de Estado uruguayo ejercido en la última dictadura militar utilizó la violencia sexual contra mujeres y hombres presos políticos como tortura.
La interrogante de si estos crímenes constituyen delitos de lesa humanidad, por haberse llevado a cabo de manera sistemática y planificada por las Fuerzas Conjuntas, no podemos responderla debido a la escasa información existente y la casi nula investigación específica sobre la violencia ejercida contra las mujeres en este contexto histórico. Pero a través de los relatos recogidos creemos que hay bases suficientes como para sospechar que sí lo constituyen. El análisis comparado de las realidades dictatoriales vividas en Latinoamérica pero más específicamente en el Cono Sur avalaría esta hipótesis, al conocerse en Argentina los dos primeros casos con sentencia por este crimen y en Chile haberse iniciado la primer querella Judicial específica de este delito.
De la serie, Mujeres, JAVIER ALONSO (2007)
Licenciatura en Ciencia Política
Taller de Política y Género
Docente: Niki Jhonson
Violencia sexual en el Terrorismo de Estado uruguayo (Recopilado por Marys Yic)
Cuando la lucha ideológica debe preparar a los relevos generacionales no debemos hacerles saber cosas como la que dijo el redactor de la ley de impunidad el que fuera vicepresidente de la república por los blancos Gonzalo Aguirre: “si la violación se hizo con el objeto de sacar información entonces cesa la pretencion punitiva del Estado”, yo estuve en las barras aquel día fue muy indignante escuchar eso.
Esto es parte de la génesis de la violencia, la del Estado, la de la calle, la de la familia, pero hay una violencia que sigue impune, que es la que de su uso y abuso hacen los medios masivos de comunicacion.