jueves, 15 de septiembre de 2011

Contar para cambiar




Durante todo este mes de setiembre de 2011 se está realizando en todo el territorio uruguayo el nuevo censo nacional de población, después de 15 años[i]. Como socióloga y como ciudadana me llena de alegría y curiosidad este evento. Parte de esta alegría viene de la confianza que tengo en el Instituto Nacional de Estadística, confianza de la que no gozan otros institutos similares en la región[ii]. Parte de la curiosidad viene de la incorporación de preguntas que no habían estado presentes en otros censos, como la referente a ascendencia étnico-racial, cuya inclusión me parece de suma relevancia para empezar a entender mejor cómo jerarquizamos las diferencias en nuestro país[iii]. A esto último quiero dedicar mi nota de hoy.


Este entusiasmo se vio empañado hace unas semanas cuando, en una tertulia de la radio el Espectador, los participantes hicieron unas críticas sorprendentemente ligeras al censo y en particular a la pregunta de ascendencia étnico-racial. Allí, el ingeniero y analista Juan Grompone, quien propuso el tema, criticó lo que consideraba “imprecisiones” del cuestionario censal. En modo alguno creo que los ciudadanos estemos vedados de analizar el cuestionario propuesto por el INE. Creo sin embargo que nuestros argumentos deben ser más informados cuando lo hacemos. En particular, y luego de poner como ejemplo el censo norteamericano (“Si hay un país que sabe de censos es Estados Unidos”), Grompone criticó la pregunta de autoidentificación étnico-racial con el argumento de que “el concepto de raza es un concepto del siglo XIX. Nadie en el siglo XX acepta el concepto de raza”. Citando al genetista Cavalli-Sforza y sus investigaciones respecto a la inexistencia de diferencias genéticas entre razas, Grompone ridiculizó la pregunta del censo uruguayo.


No sé si lo que más me sorprende de Grompone es su ingenua fe en la ciencia, su desconocimiento de las prácticas sociales de apropiación del conocimiento científico o la ignorancia respecto a cómo funcionan las categorías raciales. Ojalá un descubrimiento científico cambiara el racismo. Pero desafortunadamente así no funciona el mundo. El propio censo de Estados Unidos, que Grompone cita como ejemplo, incluye preguntas de auto identificación racial y étnica[iv]. De hecho, a pesar de que ese país no ha logrado eliminar las múltiples y persistentes desigualdades con base en fenotipos, lengua y procedencia, el conocerlas ha alimentado políticas de acción afirmativa y luchas políticas que han mejorado la situación de grupos desfavorecidos. Muchos países de la región han incluido o vuelto a incluir preguntas en este sentido, a partir de la ola multicultural que en las últimas décadas sacudió las ideas de países con democracia racial, naciones de mestizaje armónico o naciones blancas que las repúblicas y las dictaduras intentaron imponer durante años[v]. Uruguay permaneció ajeno a esta ola. No hemos cambiado nuestra constitución para reconocer diversidad como sí lo han hecho otros países. No habíamos preguntado acerca de diferencias raciales. Preferimos esconderlas debajo de la alfombra de nuestro jacobinismo igualitario.


Y sin embargo, cuando nos animamos a preguntar, a partir de la presión de colectivos como Mundo Afro, los resultados nos dieron en las narices. Cuando en 1996-97 la encuesta continua de hogares del INE preguntó por autoidentificación racial, nos dimos cuenta de que las personas que se autoidentificaban como afrodescendientes tenían en promedio menor educación, peores empleos, más desempleo e ingresos increíblemente inferiores (¡65% menos!) que los que se consideraban de raza blanca. Resulta que el concepto “obsoleto” de raza tiene unas implicaciones prácticas muy reales[vi].


Es por ello que debemos seguir preguntando. Para poder cambiar. Para reducir brechas. Para que la constatación de diferencias no implique jerarquías. Para tener una sociedad más igualitaria. Para ver lo que está ahí. Si no preguntamos, no lo vemos, no existe, no cambiamos. Claro que esto tiene riesgos. El riesgo es esencializar las diferencias[vii]. Pero ese riesgo es, estoy convencida, muchísimo mayor en condiciones de inequidad en la calidad de vida.



[i] El último censo fue en 1996. En el 2004 se hizo un conteo de la población, pero no se hizo el censo completo. En 2006 se hizo una encuesta de hogares ampliada basada en el marco censal de 2004. La idea de hacerlo en un año 0 (2010) o cerca es poder comparar con censos de otros países que tienden a realizarse en años cero.
[ii] Ver viñeta que acompaña esta nota, que ironiza sobre el cálculo de la pobreza del instituto de estadística (DANE) colombiano, que después de una crisis de desconfianza viene recuperando su credibilidad. En Argentina el INDEC ha tenido muchos problemas de legitimidad por acusaciones de falta de independencia del gobierno que llevarían a trastocar datos por ejemplo referentes a inflación.
[iii] Hay dos preguntas que intentan llegar a la autoidentificación étnico racial. La primera es en realidad un conjunto de preguntas de respuesta sí o no que permite contestar que sí a varias opciones de ascendencia: ¿Cree tener ascendencia Afro o Negra/Asiática o Amarilla/Blanca/Indígena/Otra?. La segunda pregunta acerca de cuál se considera la principal.
[iv] En Estados Unidos estas preguntas han estado en el centro de la discusión académica y de los grupos de interés a lo largo del tiempo. Las actuales son, a mi entender, bastante problemáticas porque separan lo racial de lo étnico, separación que ha sido cuestionada dado que nos hemos dado cuenta que tanto raza como etnicidad son categorías construidas socialmente y que no hay nada más biológico en la raza que en la etnicidad. Además lo hacen de manera curiosa, mezclando nacionalidad con color de piel de una manera poco clara. Por un lado, en la pregunta de autoidentificación racial, las categorías son blanco, afroamericano o negro, nativo americano o nativo de Alaska, indio asiático, chino, filipino, japonés, etc. Y la pregunta de autoidentificación étnica es sólo para distinguir origen hispánico. Es decir, mientras que venir de Japón es una raza venir de México es una etnicidad, entre otras curiosidades. (Ver por ejemplo: Overview of Race and Hispanic Origin: 2010, 2010 Census Briefs http://www.census.gov/prod/cen2010/briefs/c2010br-02.pdf)
[v] El censo brasilero incorporó muy tempranamente la pregunta sobre raza. A pesar de que los dos primeros censos lo preguntaron, por 50 años (entre 1890 y 1940), mientras se construía el mito de la democracia racial, no se incluyó. En el censo de 1970, en dictadura, se excluye nuevamente y la reinclusión fue posible con el advenimiento de la democracia y fue el producto de la lucha del movimiento negro y de intelectuales que cuestionaban el mito de la democracia racial. En 1991 se incorpora la categoría indígena por primera vez. (para conocer más de esta historia ver por ejemplo: Paixão, Marcelo. “La variable color o raza en los censos demográficos brasileños: historia y estimación reciente de las asimetrías.” Notas de Población, 89, CEPAL http://www.eclac.org/publicaciones/xml/0/38300/lcg2427-P_7.pdf o el excelente libro:
Telles, Edward E. 2004. Race in Another America: The Significance of Skin Color in Brazil. 2004. Princeton University Press). En Colombia, nación construida como mestiza o como una democracia racial, comienza a preguntarse sobre raza en 1993, luego de que la Constitución del 91 declarara el país como nación multicultural. El censo de 2005 vuelve a incluir una pregunta de autoidentificación que ha resultado más confiable que la anterior (para saber más sobre este caso, ver por ejemplo Urrea-Giraldo, Fernando. “La población afrodescendiente en Colombia.” Ponencia en seminario internacional Pueblos Indígenas y afrodescendientes de AL Y el Caribe, CEPAL, Santiago de Chile, 27 al 29 de abril de 2005. Ver también Alfonso, Tatiana et al. “El derecho a no ser discriminado” http://www.banrepcultural.org/sites/default/files/89980/El_derecho_a_no_ser_discriminado-Observatorio.pdf)
[vi] Ver informe del INE, “Encuesta Continua de Hogares. Módulo de Raza. Principales Resultados” (http://www.ine.gub.uy/biblioteca/raza/MODULO_RAZA.pdf). En realidad la forma de preguntar en esta encuesta y de agrupar categorías en este informe ha sido criticada por los especialistas. La pregunta incluida en 2006 en la encuesta ampliada de hogares tiene mayor aceptación entre los académicos. Los resultados comparativos entre categorías, principalmente entre afrodescendientes y blancos, sin embargo, se mantienen con esa nueva forma de preguntar. El panorama es bastante desesperanzador. Ver al respecto el excelente libro Población afrodescentiente y desigualdades étnico-raciales en Uruguay, de varios autores coordinado por Lucía Scuro y disponible en http://www.fondoespanapnud.org/wp-content/uploads/2010/07/PoblacionAfrodescendienteyDesigualdadesEtnicoRaciales.pdf#page=133. Ver también: Cabella y Porzecanski “The growth of ethnic minorities in Uruguay: Ethnic Renewal or Measurement Problems?” (http://www.ciqss.umontreal.ca/Docs/SSDE/pdf/Cabella.pdf). Y finalmente, para una visión más histórica de esta problemática el reciente libro de mi profesor George Reid Andrews Blackness in the White Nation.
[vii] De hecho, algunos de los spots publicitarios de grupos pro-reconocimiento de herencia indígena me han resultado terriblemente esencialistas donde se llama a la población a reportar su ascendencia charrúa, supuestamente cargada de valores de humildad, fraternidad, solidaridad, generosidad, libertad, etc.

8 comentarios:

  1. Coincido con la nota, pero ya no da mucho para escuchar la tertulias del Espectador. Es como que todo el conservadurismo mas rancio se aglomera ahi especialmente los viernes. Que el viejo Maggie o los otros viejos se asusten, ya me tienen sin cuidado. Saludos,Luciano

    ResponderEliminar
  2. Fijate el caso de los afrodescendientes en donde todo siempre parecio bien....todos estan integrados, hay negros jugando en la seleccion y el carnaval es una fiesta nacional...esa fantasia del pais hiperintegrado se cae a pedazos cada vez que se ponen algunos datos sobre la mesa.

    ResponderEliminar
  3. Majo, me pareció suuuuuper buena la nota. Algo que escapa a mi comprensión son las críticas a la forma de preguntar en la ENHA 2006. Podés ampliar sobre eso?

    ResponderEliminar
  4. Ah, una cosa "curiosa". Hace un tiempo anduve preguntando a uruguayos que trabajan en ciencias sociales y que viven en México: ¿en qué barrio crees que hay mayor concentración de gente con ascendencia "afro" en Mvdeo? Y la respuesta recurrente fue: Barrio Sur, Palermo, Buceo... O sea, la asociación intuitiva que podemos hacer "negro-tambor", o como algo folklórico de nuestra cultura. Oh sorpresa: si miramos los datos de la ENHA 2006,vemos que estos barrios ocupan el lugar 33, 41 y 48 en porcentaje de quienes auto-identifican como descendientes afro. Allí, creen tener ascendencia afro o negra menos de un 7% de los vecinos. Por debajo del promedio de Mvdeo (9,3). Claro, los barrios que ocupan las primeras posiciones son una y otra vez, aquellos peor posicionados en indicadores socio-económicos. Por decir, Casavalle en el primer lugar (26%), es el único barrio en donde el porcentaje supera el 20%. ¿Alguna relación entre segregación residencial y clivajes étnicos, raciales, o como se les prefiera llamar?
    Por eso te preguntaba lo de los problemas de la ENHA. Gracias!

    ResponderEliminar
  5. (sobre pregunta de Fabiana sobre las encuestas) La encuesta del 96/97 preguntaba de qué raza se consideraba la persona y daba como opciones amarilla, negra, blanca, indígena y mestiza. Sólo un 0.8-0.9% se consideró de raza negra en esta pregunta. Parece que hubo muchos datos perdidos en esa pregunta, tanto porque la gente no respondió como porque el INE perdió datos. A los que contestaban mestizos les hacía una pregunta de opción múltiple acerca de qué razas creía que mezclaba. Lo curioso es que los que se consideraban mestizos tampoco contestaron masivamente creer mezclar raza negra (menos de un 20% contestó negra) ni amarilla, ni indígena. Contestaban mayoritariamente blanca. Es decir, como que sabían que tenían ancestros de otra raza, no blanca, pero no tenían mucha idea de qué poner. El INE realizó imputaciones de raza para los mestizos y les imputó la raza de los padres (que estaba en otra pregunta). Todo está muy bien explicado en el texto de Cabella y Porzecanski citado en las notas al pie (http://www.ciqss.umontreal.ca/Docs/SSDE/pdf/Cabella.pdf) Las estimaciones que ellos hacen de población afro para 96-97 son mucho menores que las que hace el INE. Por su parte la Enha 2006 pregunta tal como ahora está preguntando el censo. Es decir, usando distintas preguntas de respuesta sí o no: ¿Cree tener ascendencia...negra o afro/ blanca/ indígena/amarilla o asiática/ otra? (el censo además agrega otra pregunta que es cuál considera que es la principal? Con esa pregunta, las personas contestaron en 2006, en mucha mayor medida, tener otras ascendencias además de la blanca. Hay quienes le creen más a la pregunta del 96-97 porque es más de autoidentificación racial que de simple reconocimiento de ascendencia…depende lo que se quiera medir. A mi me gusta más la actual, la de ascendencia porque es menos sujeta a políticas de identidad. No depende tanto de que se creen identidades positivas alrededor de una raza sino que nos da un panorama de lo que las personas perciben son sus ancestros y si aún así, con una definición tan “vaga” encontramos desigualdades (como se encontraron con la enha), entonces estamos en problemas.

    ResponderEliminar
  6. Interesante lo segundo que ponés, Fabi.
    La época de la dictadura y la demolición de conventillos, así como los procesos de "gentrificación" que han sufrido esos barrios han desplazado a la población afro del centro/costa de la ciudad. No sabía el ranking de barrios. Muy interesante. Como te decía en el otro post, el problema no es de la enha 2006 sino de la ech 96-97.

    ResponderEliminar
  7. Ah, bien, me había quedado con que los problemas eran de 2006. A mi también me gusta más esa forma de preguntar, supongo que deja ver mejor ascendencia, que no necesariamente está ligada a "identidad afro" como se entiende muchas veces (cuerda de tambores, etc.). Por los procesos que mencionás, pero también por muchos migrantes del norte del país, que cayeron por esos barrios hace ya un buen tiempo, y allí fueron teniendo hijos... Gracias Majo

    ResponderEliminar
  8. Muy buena y clara la nota Majo.
    Creo que con el censo pasa lo mismo que con las encuestas: a la gente le da miedo de que al hacer ciertas preguntas se genere un clima de opinión negativo, prejuicios o cualquier otro efecto indeseado. Me gusta el énfasis que le das a la importante que es tener la información, en sí misma.
    Otra cuestión diferente es el uso que se le de a esa información, pero comparto contigo que es mejor tenerla que no, y más aún si queremos que las políticas públicas partan de diagnósticos correctos.

    ResponderEliminar