Entre chatbots y educación
En este blog, nos enfocaremos en las competencias
digitales de los docentes de secundaria en educación pública en Uruguay. ¿Qué
son las competencias digitales y por qué son importantes? ¿Cómo pueden los
docentes desarrollar estas competencias y aplicarlas en su práctica docente?
¿Cuáles son las herramientas y recursos tecnológicos disponibles en Uruguay y
cómo pueden ser aprovechados en el aula?”-Chat GPT
La discusión sobre la inteligencia artificial ha estado sobre el tapete
en los últimos meses como consecuencia de los recientes desarrollos de un
“chatbot” de la empresa OpenAI. Somos testigos de un verdadero boom en
el número de usuarios, que alcanzó un impactante millón en su primera semana de
lanzamiento y llegó a 100 millones de usuarios activos dos meses más tarde. La página colapsó y se generó una lista de espera
para poder acceder a la herramienta. Rápidamente se solucionó el problema y
hoy su uso ya es moneda bastante corriente en Uruguay y en el mundo. Usuarios
ávidos de consultar esa plataforma de acceso gratuito que es capaz de responder
mediante el desarrollo de algoritmos y machine learning a casi
todas las preguntas formuladas en "lenguaje natural". Sin
embargo, y muy pronto, aparecieron las advertencias: así es que hace pocas
semanas se dio a conocer una carta
de ejecutivos de la industria tecnológica, conocidos investigadores y expertos en inteligencia artificial, haciendo
un llamado a poner en pausa las pruebas relacionadas con este tipo de
tecnología. “Los poderosos sistemas de inteligencia artificial deben
desarrollarse solo una vez que estemos seguros de que sus efectos serán positivos
y sus riesgos serán manejables”, sentenciaban.
No hay duda de que las implicancias para la educación que poseen las diversas aplicaciones de la inteligencia artificial son enormes. Chat GPT tiene capacidad de responder a un sinfín de consignas que son características de las tareas domiciliarias de estudiantes a lo largo y ancho del planeta, y lo hace con un nivel de relativa precisión, que fácilmente se hacen pasar por las producciones auténticas de un estudiante promedio y, en algunos casos, inclusive, con las de un buen estudiante. Las plataformas de detección de plagio entraron en una carrera vertiginosa por desarrollar herramientas que permitan su identificación, pero aún no lo han logrado. Sabemos, luego de semanas de uso, que hay muchas cosas que Chat GPT no puede hacer. No tiene información de actualidad (llega hasta 2021), no puede hacer predicciones, no toma posiciones políticas, no emite juicio o información sobre aspectos que son ilegales, o pueden considerarse ofensivos o discriminatorios. También sabemos que la herramienta se basa en un corpus de datos, validados por la empresa, a partir de criterios que no han sido transparentados y que, por lo tanto, sus modelos distan de ser neutrales. Ya hay estudios que han intentado tipificar su sesgo. Chat GPT comete errores, inventa datos, y no logra referenciar correctamente sus aseveraciones. Y, aunque se aproxima bastante, a veces tiene dificultades para “expresar” emociones y escribir textos creativos. Pero sí hay mucho que logra hacer, y lo hace bien. Puede, por ejemplo, resolver problemas matemáticos, escribir ensayos, poesía, evaluar fuentes, desarrollar diseños experimentales, elaborar códigos de programación, analizar textos literarios, elaborar resúmenes y corregirnos las tareas.
Para los docentes todo esto implica un reto inmediato, y no solo es menester familiarizarse con la herramienta, sino también adaptar nuestras modalidades de enseñanza y evaluación. Chat GPT no puede (¿podrá?) diseñar nuestras clases ni darlas por nosotros, pero sí podría, por ejemplo, ser un insumo de planificación interesante (¿cómo diferenciar X actividad para X tipo de estudiante?), una herramienta de apoyo para los estudiantes (¿cómo estructurar un ensayo argumentativo?), un generador de recursos para la discusión y de insumos didácticos potentes para la enseñanza-aprendizaje (formular un dialogo entre/una declaración/un artículo, etc.). Por un interesante artículo reciente sobre el uso de "Chat GPT en las aulas" (y sus dilemas) ver el artículo de Gabriel Budiño publicado en la Diaria o éste otro publicado en el New York Times.
En una investigación en curso, sobre la que ya escribimos anteriormente
en Razones y
personas, nos hemos abocado con un
equipo interdisciplinario a analizar los factores que propulsan y obstaculizan
el uso de tecnología digital en la educación y el desarrollo de competencias
digitales docentes. Como parte de la investigación, se trabajó con 33 liceos
públicos de todo el país, entrevistando a miembros del equipo directivo, y
contactando luego a 8 docentes de cada centro quienes completaron un formulario
autoadministrado. Dentro de dichos ítems, se incluyó una herramienta de
autoevaluación de competencias digitales basada en la desarrollada por el
proyecto MENTEP denominada TET-SAT (por su sigla en inglés, Technology-Enhanced
Teaching Self-Assessment Tool). La herramienta invita a los docentes
a autoevaluar sus propias competencias digitales a partir de cuatro dimensiones:
pedagogía digital, uso y producción de contenido digital, colaboración y
comunicación, y ciudadanía digital. Hasta el momento, han respondido 138
docentes y una evaluación preliminar de los resultados del cuestionario revelan
que únicamente la mitad de los docentes seleccionados se consideran competentes
en materia digital si se toman en cuenta las dimensiones mencionadas. La
investigación permite confirmar la importancia de valorar las trayectorias
profesionales de los docentes, el contexto de enseñanza, y la brecha existente
entre el acceso a tecnología por un lado y su uso pedagógico por el otro. Es
posible ver, por otro lado, que los docentes manifestaron sentirse más
preparados en las dimensiones vinculadas a la pedagogía digital y menos en aquellas
vinculadas a la ciudadanía digital. No hay en los relatos de las clases ni en
las referencias a las herramientas empleadas mención alguna a la inteligencia
artificial.
Varios estudios previos han mostrado que la formación inicial docente en
Uruguay es sumamente limitada en materia de alfabetización digital (Rodríguez-Zidan et.Al, 2018; Morales,
2019; 2022, Cabrera
et al. 2018), algo que quedó muy en evidencia durante la pandemia. Sin
embargo, la pandemia también abrió una oportunidad que deberíamos aprovechar.
Cuando consultamos a los docentes sobre el impacto que tuvo la pandemia en el
uso pedagógico de las tecnologías digitales, un 75% de quienes respondieron el
cuestionario indicaron que cambió mucho, un 24% que cambió en algo, y solo 1%
indicó que no lo había cambiado en nada. ¿En qué medida han logrado los planes
de formación docente acompasar estas transformaciones? ¿Qué tipo de impacto
especifico han tenido? ¿Qué uso pedagógico les han dado los docentes a estas
tecnologías? Volveremos con algunas pistas en futuras contribuciones en la
medida que la investigación avance, pero estamos sin duda ante una encrucijada
apremiante. ¿Estamos acaso educando adecuadamente a docentes en y para un
paradigma de enseñanza acorde a los tiempos que corren?
Volvamos sobre Chat GPT. Sus desarrolladores y numerosos usuarios ya nos han advertido que muchas de las carencias identificadas en esta nota serán rápidamente superadas con el lanzamiento de Chat-GPT 4. Es urgente incorporar dentro de los planes de formación docente espacios de trabajo crítico respecto a la inteligencia artificial que permitan potencializar la herramienta, mitigar sus posibles daños y, sobre todo, capacitarnos para educar a los jóvenes para quienes el día de mañana (literal) este tipo de herramientas será moneda corriente.
Tomado de Razones y Personas. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 3.0 No portada.