Partidarios con bandera "Trump 2020: Fuck Your Feelings"
El triunfo de Joe Biden en las elecciones de noviembre fue un alivio para muchos (aunque tal vez deban esperar hasta el 20 de enero para realmente respirar tranquilos). Adicionalmente, los Demócratas destacan que Biden es el candidato que más votos ha obtenido en la historia del país; pero omiten que Trump es quien lo sigue en ese récord. Como muchos ya han señalado, lo que le espera a Biden es un país profundamente dividido.
Lejos de ser un fenómeno propio de la “era Trump”, la polarización ha estado aumentando en Estados Unidos durante la pasada década. No obstante, los niveles han llegado a su pico más alto en la última medición de 2017[1]. Los datos muestran que un Republicano promedio tiene ideas muy diferentes que un Demócrata medio. Por ejemplo, mientras el 85% de los Demócratas cree que la pandemia es un tema crítico, solo un 39% de los Republicanos opina igual. Entre Demócratas, el 64% cree que el cambio climático es un tema prioritario, en tanto menos del 15% de Republicanos coincide. En otros temas (como la inmigración, la Corte Suprema y el aborto) existe más coincidencia en cuanto a su prioridad, pero las opiniones al respecto del fondo del asunto son opuestas[2].
Pero lo más llamativo de estos últimos años, expresado en su máximo en los meses de campaña, es la polarización afectiva[3]. Muchos expertos (así como observadores calificados de fuera de la academia) concuerdan en que los niveles de virulencia y hostilidad entre Republicanos y Demócratas han alcanzado niveles extraordinarios para la historia reciente del país. La polarización afectiva se percibe en todas partes: en los anuncios publicitarios, en las calcomanías de auto, en las banderas y camisetas de los partidarios, en los mensajes en las redes sociales, en los noticieros… Las fotos que acompañan esta nota ilustran parte de este fenómeno. Y estos no son productos que uno solo encontraría en el Deep South o entre un puñado de fanáticos de Trump. Yo misma vi a esas personas usando esa camiseta y fanfarroneando con esa bandera en ciudades grandes del Midwest (Medio Oeste de E.E.U.U).
Persona luce camiseta con la frase "Black Rifles Matter" |
No son solo anécdotas las que ponen en relieve esta virulencia. Los datos lo confirman. Por ejemplo, un 81% de Republicanos cree que el partido Demócrata ha sido tomado por socialistas. Del otro lado, el 78% de los Demócratas opina que el partido Republicano ha sido tomado por racistas[4]. No sorprenden, entonces, los resultados de otra encuesta que revelan que el 70% de Republicanos considera que los Demócratas son una amenaza para el país. Esta cifra es menor entre Demócratas, pero igual supera a la mayoría. El contraste con 2014 es significativo, donde solo entre el 25 y 35% creía que el otro partido era un peligro para el país[5].
Las series históricas sobre sentimientos hacia el otro partido muestran cómo ha ido aumentando el disgusto por el partido contrario. Y los patrones de voto en las últimas elecciones demuestran que el porcentaje de personas que cambian su voto de partido es muy pequeño. A la misma vez, sin embargo, los niveles de entusiasmo por el propio partido no son altos. Este fenómeno ha sido catalogado por académicos como “negative partisanship” (partidismo negativo)[6]. Según estas perspectivas, una parte importante de la explicación del voto no radica en la pasión por el partido propio, sino en el rechazo hacia el partido contrario.
Todo indica que el partidismo negativo explica buena parte del resultado en estas elecciones. Algunas pistas señalan que este sentimiento de partidismo negativo fue más fuerte entre Demócratas que entre Republicanos. Entre los Demócratas más progresistas, el entusiasmo por la candidatura de Biden era muy bajo; no obstante, no dudaron en apoyarlo en las elecciones. Este sentimiento no solo se manifestó entre Demócratas progresistas, sino entre votantes más indecisos o menos partidarios. Una encuesta de octubre de este año revela que el 63% de los que votarían a Biden lo harían por votar en contra de Trump, no por apoyar a Biden[7]. Anecdóticamente, luego de recorrer varios estados y ciudades en el Midwest, sorprendía la presencia de propaganda pro Trump y la ausencia de carteles pro Biden (es común que las personas pongan carteles o banderas en sus jardines para mostrar su apoyo a un candidato). Cuando los había, muchos de ellos contenían leyendas como “ByeDon”, o “Anyone But Trump” (cualquiera menos Trump).
En cambio, entre Republicanos, más del 70% declaró que su voto sería un voto a favor de Trump y no en contra de Biden[8].
Esta hostilidad no va a desaparecer de un día para otro. Es más, se puede ver especialmente agravada por el hecho de que Trump sigue sin conceder la victoria a su adversario. La influencia de Trump sobre sus seguidores es indudable, y se ha hecho aún más clara en estas últimas semanas. Las encuestas publicadas más recientemente muestran cifras preocupantes. Según una encuesta de Morning Consult[9], la diferencia entre Republicanos y Demócratas que creen que las elecciones fueron limpias es de 64 puntos porcentuales: solo el 26% de Republicanos cree que las elecciones fueron limpias y entre Demócratas, prácticamente la totalidad[10]. Una encuesta del 16 de noviembre, realizada casi 10 días luego de que las cadenas de televisión proclamaran a Biden como ganador, reveló que 75% de Republicanos cree que hubo fraude electoral en beneficio de Biden y un 65% apoya las acciones que Trump está tomando para disputar el resultado[11].
De modo anticipatorio, un trabajo realizado en octubre reveló que los partidarios de ambos candidatos ya estaban predispuestos a creer que, si su candidato perdía, significaría que las elecciones no serían justas[12]. Este hallazgo termina de explicar por qué tantas personas se suman a las acusaciones infundadas de Trump. Si una persona ya está predispuesta a creer en algo, entonces buscará información que reafirme esa creencia; este fenómeno psicológico se conoce como el sesgo de confirmación.
Además, Trump claramente no está solo en su capricho. Aparte del bombardeo de sus propios tweets (la mayoría marcados por Twitter como engañosos), también se han sumado prominentes figuras del partido Republicano, reporteros de Fox News (con sutileza)[13] y por supuesto los noticieros de extrema derecha y los portales conspirativos. Una de las explicaciones sobre qué persuade a las personas a creer en noticias falsas es la exposición frecuente, denominada “illusory truth effect” (efecto de verdad ilusoria). A medida que incrementa la exposición a una noticia falsa, también aumenta la predisposición a creer que es verdadera y esto tiene un efecto duradero[14].
¿Una luz de esperanza?
Con respecto a la polarización afectiva, varios trabajos han demostrado que, al evaluar el partido contrario, las personas recurren a ideas extremas y erradas sobre sus adherentes. Por ejemplo, Ahler and Sood (2018)[15] encuentran que los Republicanos estiman que casi la mitad de los Demócratas forman parte de un sindicato, y más de un tercio son LGBTQ+ (las cifras verdaderas son sustancialmente menores). Por su parte, los Demócratas creen que el 45% de los Republicanos gana más de $250,000 al año (solo el 2% alcanza esos ingresos). Druckman et. al (2020)[16] argumentan que, al evaluar sus sentimientos hacia el otro partido, las personas se basan en estereotipos de un partidario ideológicamente extremo e hiper activista. Lees and Cikara (2020)[17] muestran que las personas sobreestiman el odio que el partidario contrincante siente hacia ellas. Pero la buena noticia es que estos trabajos también revelan que, al corregir esas percepciones erróneas, se reduce la hostilidad hacia el otro. Entonces, hay que incentivar que las personas piensen en su vecino o en su compañero de trabajo, en vez de en ese hiperpartidario imaginario.
¿Qué tan probable es esto? Los medios de comunicación y las redes sociales son en gran parte responsables de enfatizar estos estereotipos, lo cual dificulta que las personas se desprendan de ellos. Por otro lado, los datos indican que los círculos sociales y personales de los estadounidenses son cada vez más homogéneos en términos partidarios[18]. Pero una segunda alternativa para tratar de reducir estas animosidades es apelar a la identidad estadounidense. Por lo menos en un contexto experimental, cuando se induce a los sujetos a pensar en su identidad como estadounidense, en vez de su identidad partidaria, esto reduce significativamente su desprecio hacia el otro partido[19]. Esto es precisamente lo que ha enfatizado Joe Biden en sus discursos y lo primero que uno ve al entrar a su página web es “Una presidencia para todos los americanos”[20].
Con respecto a las noticias falsas, las redes sociales como Twitter y Facebook están haciendo un esfuerzo por reducirlas. Con Trump fuera de la escena política, es probable que también se reduzca la difusión de teorías conspirativas. Varios analistas ya han notado una reducción en la actividad de QAnon, una comunidad conspirativa que cobró popularidad en los últimos años[21]. A pesar de que algunos de sus miembros siguen insistiendo en que las elecciones fueron un fraude, y que todo esto es “parte de un plan”, sus principales líderes (incluyendo el mismísimo Q) han reducido su actividad o posteado mensajes ambiguos luego de que se declarara el triunfo de Biden[22]. Esto ha dejado a varios seguidores confundidos y cuestionando al movimiento (¿culto?). Por más que los expertos dudan de que QAnon desaparezca rápidamente, lo cierto es que su referente y conductor político, Donald Trump, no seguirá en el poder.
Por último, a Trump se le están agotando las alternativas para disputar los resultados. De las decenas de demandas que ha presentado, prácticamente todas han sido rechazadas por falta de evidencia. Últimamente el equipo de Trump ha intentado otras maniobras (potencialmente ilegales), como presionar a legisladores y oficiales estatales para no certificar los votos. El 19 de noviembre el equipo de defensa, liderado por Rudy Giuliani, ofreció una lamentable conferencia de prensa donde alegaron, entre otros desatinos, que el supuesto fraude fue financiado por países comunistas y que el software de conteo de votos es el mismo que creó Chávez para robar las elecciones en Venezuela. Y a pesar de que el 23 de noviembre se habilitó formalmente el comienzo de la transición[23], Trump y sus aliados aún no ceden. Es esperable que en las siguientes semanas sigamos viendo actos de desesperación como el de esa rueda de prensa, pero también que cada día más dirigentes Republicanos condenen las acciones infundadas de Trump[24]. Cuantos antes pronuncien el rechazo definitivo a sus pretensiones carentes de todo sustento, más rápido se podrá recuperar el país de la era Trump.
[1] https://www.pewresearch.org/politics/interactives/political-polarization-1994-2017/
[2] https://www.prri.org/research/amid-multiple-crises-trump-and-biden-supporters-see-different-realities-and-futures-for-the-nation/
[3] Iyengar, S., Lelkes, Y., Levendusky, M., Malhotra, N., & Westwood, S. J. (2019). The origins and consequences of affective polarization in the United States. Annual Review of Political Science, 22, 129-146.
[4] https://www.prri.org/research/amid-multiple-crises-trump-and-biden-supporters-see-different-realities-and-futures-for-the-nation/
[5] https://www.pewresearch.org/fact-tank/2014/06/17/which-party-is-more-to-blame-for-political-polarization-it-depends-on-the-measure/
[6] Abramowitz, A. I., & Webster, S. W. (2018). Negative partisanship: Why Americans dislike parties but behave like rabid partisans. Political Psychology, 39, 119-135.
[7] https://www.pewresearch.org/politics/2020/10/09/the-trump-biden-presidential-contest/
[8] https://www.pewresearch.org/politics/2020/10/09/the-trump-biden-presidential-contest/
[9] https://morningconsult.com/form/tracking-voter-trust-in-elections/
[10] El 2016 también fue una elección tensa, pero en esa ocasión las diferencias entre los dos grupos fue de 34 puntos porcentuales, siendo los Demócratas quienes dudaron más sobre la calidad de las elecciones.
[11] https://www.vox.com/2020/11/18/21573145/poll-trump-election-fraud-allegations-republican-voters
[12] https://tompepinsky.com/2020/10/28/americans-are-already-set-to-conclude-that-the-2020-presidential-elections-were-rigged/comment-page-1/#comment-10980
[13] https://www.vox.com/recode/21563312/fox-news-trump-election-fraud-murdoch-hannity-carlson-ingraham
[14] Pennycook, G., Cannon, T. D., & Rand, D. G. (2018). Prior exposure increases perceived accuracy of fake news. Journal of experimental psychology: general, 147(12), 1865.
[15] Ahler, D. J., & Sood, G. (2018). The parties in our heads: Misperceptions about party composition and their consequences. The Journal of Politics, 80(3), 964-981.
[16] Druckman. J., Samara Klar, Yanna Krupnikov, Matthew Levendusky and John Barry Ryan. Forthcoming.(Mis-)Estimating affective polarization. The Journal of Politics.
[17] Lees, J., & Cikara, M. (2020). Inaccurate group meta-perceptions drive negative out-group attributions in competitive contexts. Nature Human Behaviour, 4(3), 279-286.
[18] Iyengar, S., Lelkes, Y., Levendusky, M., Malhotra, N., & Westwood, S. J. (2019). The origins and consequences of affective polarization in the United States. Annual Review of Political Science, 22, 129-146.
[19] Levendusky, M. S. (2018). Americans, not partisans: Can priming American national identity reduce affective polarization?. The Journal of Politics, 80(1), 59-70.
[20] https://joebiden.com/presidency-for-all-americans/
[21] La principal teoría conspirativa de QAnon es que existe un círculo de élites progresistas que forman el “estado profundo”, son pedófilos y satánicos, y traman un golpe en contra de Trump.
[22] https://www.washingtonpost.com/technology/2020/11/10/qanon-identity-crisis/, https://www.nytimes.com/2020/11/10/technology/qanon-election-trump.html
[23] https://www.cnn.com/2020/11/23/politics/transition-biden-gsa-begin/index.html
[24] https://www.forbes.com/sites/andrewsolender/2020/11/20/more-republicans-break-with-trump-on-election-after-giuliani-press-conference/?sh=615de6d96013
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