Por Ignacio Borba, Agustina Castro, Inés Fynn, Cecilia Rossel, y Jael Umpiérrez
Nota: Esta columna se desprende de un proyecto de investigación en curso. Por más información sobre el proyecto y datos consultar: Proyecto Ollas Populares en Uruguay
A pocas semanas de que en Uruguay se instalara el estado de emergencia sanitaria, surgieron iniciativas solidarias orientadas a paliar la situación de vulnerabilidad de distintos sectores de la población. Tal es el caso de las Ollas Populares, que emergieron como iniciativas colectivas para brindar alimentos a las poblaciones más vulnerables.
Distintos líderes políticos han destacado el rol fundamental que cumplieron las Ollas Populares en la provisión de bienestar durante la emergencia sanitaria. Por ejemplo, a un mes de decretado el estado de emergencia sanitaria, el expresidente José Mujica expresó en su espacio de reflexiones “Hablando al Sur” que “las ollas son el ‘Ministerio de Socorro’ más importante con que cuenta el Uruguay” [i]. Por otra parte, durante una entrevista realizada por un medio argentino, el actual presidente de la República reconoció públicamente que las medidas estatales de pandemia no fueron suficientes y que los “héroes anónimos” que pusieron ollas populares y repartieron alimentos “fueron fundamentales para que nadie pase hambre”[ii].
Si bien los tipos de actores que han instalado ollas populares durante la pandemia son diversos, y en algunos casos puntuales se trata efectivamente de iniciativas espontáneas, en esta columna planteamos que, en general, las Ollas Populares constituyen mecanismos organizados de provisión informal de bienestar que están enraizados en la sociedad uruguaya y que suelen activarse en momentos de shock.
Ollas populares como mecanismo enraizado de provisión informal de bienestar[iii]
Las Ollas Populares no son un fenómeno nuevo, ni tampoco particular de Uruguay. En varios países de la región se formaron agrupaciones populares para cocinar en ollas comunes como respuesta a la crisis económica y sanitaria. De hecho, esta forma de solidaridad social vecinal ha consituido históricamente un mecanismo de respuesta de los sectores populares latinoamericanos frente a momentos de penurias económicas.
Una mirada a la historia reciente de nuestro país permite identificar, al menos, tres períodos donde las ollas populares emergieron como respuestas relativamente organizadas de solidaridad social.
Primer período: 1970s-1990s
Durante el período dictatorial (1973-1985) tomaron forma y relevancia distintas estrategias de resistencia y militancia, principalmente a nivel barrial. Entre otras, se identifica la formación de ollas populares [iv]. Su presencia se hace constante a lo largo de la década del 80’ como accionar de colectivos y organizaciones que comenzaban a retomar el espacio público que se abría paulatinamente luego de la derrota en las urnas del gobierno de facto [v].
La crisis del ‘quiebre de la tablita’ en 1983 aparece como un momento bisagra que agravó la situación económica y trajo consigo la proliferación de ollas populares. A su vez, también en 1983, un grupo de ollas populares gestionadas por grupos sindicales forman la Coordinadora de Ollas Populares [vi].
Segundo período: crisis de 2002
Durante la crisis económica de 2002 la presencia de ollas populares creció en todo el país. La Coordinadora de Ollas Populares –apoyada por la Intendencia de Montevideo, actores privados y particulares (vecinos) y hasta finales de 2002 por el INDA– junto a otras organizaciones, como el PIT-CNT y la Unión de Trabajadores Desocupados, tomó protagonismo en la resistencia a las políticas del gobierno con las ollas populares como insignia.
El fin de la crisis coincidió con la llegada del Frente Amplio al gobierno nacional por primera vez. Durante los primeros años de gestión, aún se registra la presencia de algunas ollas populares [vii]. Si bien pasada la segunda mitad de la decada del 2000 se detectan algunos casos puntuales de ollas [viii], el país no volvió a sufrir crisis económicas que dieran lugar a expresiones de magnitud comparables con la de 2002.
Tercer período: 2020
A partir de la declaración de emergencia sanitaria por la COVID-19, y de sus inmediatas consecuencias económicas, ‘resurgieron’ las ollas populares en todo el país. Desplegadas por una variedad de actores barriales, sociales, estudiantiles, sindicales, religiosos e incluso políticos, las ollas tomaron protagonismo como herramienta para enfrentar la situación de crisis. Por su abrupta expansión, la referencia al surgimiento de las ollas como reacciones espontáneas de solidaridad pareció ineludible. Sin embargo, detrás de la espontaneidad aparente es posible identificar algunos patrones que sugieren cierta institucionalización de las ollas populares como mecanismo no-estatal de solidaridad social ante situaciones de shock. Actores como el PIT-CNT, la Iglesia Católica, y el entramado de organizaciones en territorio aparecen nuevamente en escena. Incluso actores ‘nuevos’ como la Intersocial –surge formalmente en junio de 2020– y la Coordinadora de Redes de Ollas Populares –realizan su primera reunión en agosto–, junto a la central obrera, retoman prácticas de protesta al tiempo que acompañan a las ollas populares.
En definitiva, desde una perspectiva general, es importante señalar que momentos de shock económico suelen poner de relieve las grietas del sistema de protección social. Es decir, pese a la reciente expansión de acceso a derechos sociales, el sistema de seguridad social uruguayo aún es híbrido [ix]: existen una serie de mecanismos informales, no estatales, que tienen un cierto nivel de institucionalización y que ocupan un rol relevante en la red de protección social de la población más vulnerable.
Las Ollas Populares durante la pandemia y su distribución en el territorio
Más allá del reciente anuncio por parte de las autoridades del MIDES sobre un eventual relevamiento, a la fecha no existen registros oficiales de las Ollas Populares. Desde la sociedad civil se han realizado esfuerzos por recabar información que permita facilitar la distribución y gestión de donaciones hacia ollas –y otras iniciativas solidarias–que surgieron durante el contexto de la pandemia. Tal es el caso de solidaridad.uy y ollapopular.uy, dos portales web que concentran información sobre ubicación, necesidades y contacto de las ollas populares. Tomando como insumo esta información y datos de la Encuesta Continua de Hogares del INE, es posible construir una base de datos que permita identificar la distribución territorial de las Ollas Populares y realizar algunos análisis descriptivos preliminares.
Aunque el número no es del todo preciso [x], durante el 2020 surgieron alrededor de 379 ollas en Uruguay. Si bien hay ollas distribuidas en varios departamentos del país, Montevideo concentra 290, lo que representa un 77% del total de ollas populares. De estas, 37% se ubican en el Municipio A, 21% en el Municipio D, 15% en el F, 9% en el B y el 18% restante se distribuye principalmente entre los Municipios G, C y E (alrededor del 6% en cada caso). Por último, en el Municipio CH hay registro de una sola olla popular. En una línea similar, los cinco barrios que presentan mayor concentración de ollas populares cada mil habitantes son La Paloma Tomkinson, Casabó, Cerro, Manga y Ciudad Vieja, mientras que los que presentan menor concentración –además de aquellos que no tienen ninguna olla poular– son Maroñas, Conciliación, Brazo Oriental, Simón Bolívar e Ituzaingó.
Gráfico. Cantidad de ollas populares cada 1000 habitantes por barrio (Montevideo 2020)
Fuente: Elaboración propia
Si bien se registra un número importante de ollas en barrios del tejido urbano montevideano, existe una gran concentración de ollas populares en barrios periféricos. De este modo, su distribución territorial no es aleatoria. Desde la academia se ofrecen explicaciones para la emergencia de provisión no estatal de bienestar que pueden ayudar a entender con mayor cabalidad el fenómeno de las ollas populares en nuestro país.
Los datos del 2020 muestran que la relación entre cantidad de ollas cada mil habitantes y el nivel socioeconómico a nivel de barrio en Montevideo es inversa. En otras palabras, a mayor nivel socioeconómico, menor concentración de ollas populares. Lo mismo sucede al considerar la proporción de trabajadores informales por barrio, aunque en este caso la relación es directa: a mayor proporción de trabajadores informales, mayor es la concentración de ollas populares. Estos resultados son los esperables de acuerdo con explicaciones funcionalistas que asocian la emergencia de proveedores no estatales de bienestar a condiciones socio-estructurales. La literatura subraya que situaciones adversas, marcadas por la polarización social y económica, suelen involucrar a las poblaciones vulnerables en redes informales más amplias en un intento de compensar su situación [xi]. A su vez, considerando la característica segmentada–entre trabajadores formales e informales–del sistema de protección social uruguayo, la alta proporción de empleo en el sector informal puede ser considerada como una explicación para la emergencia de provisión no estatal de bienestar
Por otra parte, abordajes institucionalistas sostienen que emergen proveedores no estatales de bienestar allí donde el Estado es débil o está ausente. De acuerdo con esta perspectiva, la provisión no estatal de bienestar ocurre cuando los estados son incapaces de brindar acceso a bienes y servicios públicos a sus ciudadanos.
Finalmente, argumentos enfocados en la competencia política identifican la salida de la dictadura como un punto de inflexión en la proliferación de proveedores no estatales de bienestar. Así, junto con la implementación de políticas neoliberales, la transición de un gobierno autoritario a un gobierno democrático creó un entorno para que los actores no estatales ingresaran al ámbito de la prestación de servicios [xii], y para que los partidos políticos intervinieran en la provisión de bienestar (por ejemplo, a través de vínculos clientelares con los votantes) [xiii]. En este marco, momentos de shock económico no solo exacerban desigualdades, sino que también abren una oportunidad para la competencia política [xiv]. Por tanto, la activación de mecanismos informales de provisión de bienestar podría explicarse también por el accionar de actores políticos en la búsqueda de réditos electorales.
Apuntes finales
Si bien las crisis económicas severas explican las ‘olas’ de surgimiento de ollas populares, se trata de mecanismos no-estatales (o informales) de solidaridad social que se encuentran enraizados en la sociedad uruguaya y cuya distribución en el territorio no es aleatoria.
Más allá de las particularidades de cada uno de los tres períodos identificados, es posible destacar ciertos patrones que se repiten tanto en lo que refiere a los actores involucrados como a las lógicas de resistencia. Al menos desde la época dictatorial este mecanismo aparece activo como parte constitutiva de un tejido social en el que se generan acciones colectivas de protesta, autogestión, y formación de identidades colectivas barriales u organizacionales.
El surgimiento de ollas populares durante la pandemia en varios puntos del país no es un fenómeno espontáneo ni particular de la emergencia sanitaria. Más aún, parece ser producto de la activación de un mecanismo de solidaridad social relativamente organizado y anclado en la sociedad uruguaya. Siguiendo las orientaciones de la literatura será posible, en análisis posteriores, arribar a conclusiones certeras sobre la distribución territorial de las ollas populares en Montevideo.
___________________________________________________________________________________
[i] Disponible en: https://www.m24.com.uy/mujica-esta-crisis-no-la-arregla-el-mercado-mas-que-nunca-se-necesitan-politicas-para-mitigar-las-consecuencias-sobre-las-empresas-pequenas/
[ii] Disponible en: https://ladiaria.com.uy/politica/articulo/2020/7/lacalle-pou-el-esfuerzo-del-estado-para-los-mas-afectados-por-la-emergencia-sanitaria-no-fue-suficiente/ o https://www.subrayado.com.uy/presidente-lacalle-pou-admite-que-el-esfuerzo-del-estado-la-pandemia-no-fue-suficiente-n648838
[iii] Para una descripción más detallada ver: https://ornenovino.github.io/web-ollas/abstract.html
[iv] Bolaña, M. (2019). “La transformación de las organizaciones sociales y el Estado uruguayo en la transición democrática (1979-1999)”. Contemporánea, 10(1), 119-136.
[v] de Giorgi, A. (2019). “Nosotras, entre defender lo propio y avanzar a la amplitud: feminismo, izquierda y democracia en el Uruguay de los 80”. NORUS, Vol. 7, Nº 11, pp. 137-168.
[vi] Bonino, M., Celiberti, A. y Ferrando, J. (1990) Participación y organizaciones sociales: Tres casos en el Uruguay (1983-1988). Montevideo: EPPAL
[vii] En particular, se destacan aquellas organizadas por la Unión de Trabajadores Desocupados, que incluso realizaron reclamos públicos al recién creado Ministerio de Desarrollo Social para recibir apoyo. Como respuesta, algunas ollas y merenderos gestionados por la UTD recibieron apoyo del INDA hasta por lo menos 2014.
[viii] Como, por ejemplo, una olla popular creada en 2016 en Maldonado por un párroco proveniente de Argentina o un grupo de ollas formadas en 2019 en el Departamento de Paysandú cuyos reclamos por ayuda fueron canalizados por ediles del Partido Nacional al gobierno departamental en ese momento frenteamplista.
[ix] Filgueira, 2013. Los Regímenes de Bienestar en el Ocaso de la Modernización Conservadora: Posibilidades y Límites de la Ciudadanía Social en América Latina. Revista Uruguaya de Ciencia Política, Vol. 22 Nº2, ICP, pp. 17-44; Gough et al, 2004. “Insecurity and Welfare Regimes in Asia, Africa and Latin America”. Cambridge University Press; Post, Alison E., Vivian Bronsoler, y Lana Salman. 2017. Hybrid Regimes for Local Public Goods Provision: A Framework for Analysis. Perspectives on Politics 15(4): 952- 66.
[x] Dos factores contribuyen a la imprecisión: 1. Muchas ollas que estuvieron activas al comienzo de la pandemia debieron cerrar por distintos motivos y, 2. Es probable que no todas las ollas estén registradas en estos portales.
[xi] Letki, Natalia, and Inta Mieriņa. 2015. “Getting Support in Polarized Societies: Income, Social Networks, and Socioeconomic Context.” Social Science Research 49 (January): 217–33.
[xii] Aremu, F. A. 2015. “Faith-Based Universities in Nigeria and the Consequences for Citizenship” Africa Today, 62 (1); MacLean, L. and Brass, J. 2015. “Foreign AID, NGOs and the Private Sector: New forms of hybridity in Renewable Energy Provision in Kenya and Uganda”. Africa Today, 62 (1).
[xiii] Kitschelt, H. 2000. “Linkages between Citizens and Politicians in Democratic Polities” Comparative Political Studies, Vol. 33, No. 67; Kushner, D. C. 2015. “Nonstate Security and Political Participation: Reinforcing Ruling Party Support in South Africa”. Africa Today, 62 (1); Paller, J. 2015. “Informal Networks and Access to Power to Obtain Housing in Urban Slums in Ghana” Africa Today, 62 (1).
[xiv] Auyero, J. 2012. “Routine Politics and Violence in Argentina. The Gray Zone of State Power. Cambridge University Press; Díaz-Cayeros, A., F. Estévez, and B. Magaloni. 2016. The Political Logic of Poverty Relief Electoral Strategies and Social Policy in Mexico. Cambridge: Cambridge University Press.
Tomado de Razones y Personas. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 3.0 No portada.