"Media Studies High School Number 3" por One Laptop Per Child, bajo licencia CC BY 2.0. |
Desde el 13 de marzo, cuando se detectó el primer caso de Coronavirus (COVID-19) en Uruguay, se ha hablado mucho de esta pandemia, las políticas que están siendo implementadas para enfrentarla, y sus impactos económicos y sociales. Sin embargo, algo que no se discute tanto es los potenciales impactos de esta epidemia sobre los niños, niñas y adolescentes, y las consecuencias de largo plazo que estos impactos podrían tener sobre las características de nuestra sociedad en las próximas décadas.
Impactos de corto plazo sobre los niños, niñas y adolescentes
Los impactos directos del coronavirus sobre la salud parecen ser más leves para los niños, niñas y jóvenes que para los adultos (aunque evidencia reciente apunta a que esta enfermedad puede ser severa en bebés y menores de 5 años [i]). Sin embargo, la pandemia tendrá impactos indirectos sobre la infancia y adolescencia, como consecuencia de las medidas impuestas para contener la transmisión del virus y de los impactos económicos y sociales de esta crisis sobre la situación de las familias. Predecir con precisión estos impactos es muy difícil porque no existe otra experiencia reciente similar. Pero algunos elementos de la actual situación se manifiestan, en mayor o menor medida, en otros eventos más comunes. ¿Qué podemos aprender de la evidencia científica sobre estos eventos?
La consecuencia más clara de la pandemia sobre niños, niñas y adolescentes ha sido la cancelación de clases en preescolares, escuelas y liceos. ¿Qué impactos tiene la cancelación de clases sobre los aprendizajes? La evidencia con la que contamos se basa en la variación en el tiempo de enseñanza entre países y en eventos de interrupción de clases por huelgas docentes. Esta evidencia apunta a que una reducción en el tiempo de clases puede tener efectos negativos significativos sobre los aprendizajes.[ii] Los centros educativos no sólo proporcionan conocimientos; también otorgan estructura a la vida diaria y un lugar de socialización con pares y con adultos no pertenecientes a la familia. De esta manera, contribuyen al desarrollo de habilidades socioemocionales.
Un factor clave para los impactos de la cancelación de clases sobre el desarrollo cognitivo y socioemocional es la capacidad de las familias para suplantar y complementar al centro educativo en estos roles. Por ejemplo, es fundamental que los padres y madres desarrollen una nueva rutina estructurada y hábitos saludables, ayuden a los niños a conectarse con docentes y amigos, y los ayuden en el aprendizaje. Esto requiere que los adultos de la familia dispongan de tiempo, habilidades, y los recursos. En este sentido, los impactos serán muy heterogéneos: los niños cuyas familias tienen un menor nivel educativo y peor situación socioeconómica serán los que se verán más perjudicados. Por este motivo, es esperable que una suspensión prologada de las clases probablemente ampliar las ya graves desigualdades sociales en los aprendizajes y en el desarrollo socioemocional.
La suspensión de clases no es el único problema. Los niños, niñas y adolescentes están expuestos además a todas las dificultades que están sufriendo los adultos como consecuencia de esta crisis: desempleo, caída de ingresos, incertidumbre, y permanencia en el hogar de toda la familia por tiempo prolongado. Existe amplia evidencia de los impactos negativos de las crisis económicas y la pérdida de trabajo de los padres (especialmente los hombres) sobre los aprendizajes[iii], sobre la salud física y mental[iv], y sobre el maltrato[v] de niños, niñas y adolescentes. Estos impactos se producen no sólo por la pérdida de ingresos, sino también estrés generado por esta situación, y cómo usan los padres y madres el tiempo cuando no están trabajando. Nuevamente, las situaciones de mayor vulnerabilidad se dan en las familias de menor nivel socioeconómico, quienes tienen menores recursos para enfrentar estas situaciones y sufren de mayor incertidumbre respecto al futuro.
Potenciales consecuencias de largo plazo
Estas situaciones, aunque sean de corto plazo, pueden tener impactos significativos de largo plazo en la vida de niños, niñas y adolescentes, en dimensiones como su nivel educativo, salud, inserción laboral e ingresos en la vida adulta. La suspensión de las clases puede aumentar las diferencias entre estudiantes al volver a clases, desestimular la asistencia en el futuro, e incrementar la repetición y abandono escolares.[vi] A su vez, una menor acumulación de habilidades y un menor nivel educativo alcanzado se pueden traducir en una peor inserción laboral y ingresos más bajos en la adultez. Por ejemplo, un estudio para Argentina encontró que personas que tuvieron suspensiones de clases durante la infancia alcanzaron un menor nivel educativo, peor inserción laboral y menores ingresos[vii]. Asimismo, las situaciones de estrés y violencia en el hogar pueden ser sumamente traumáticas y tener consecuencias de largo plazo sobre el desarrollo emocional y la salud mental[viii], así como la inserción laboral y los ingresos[ix].
Es necesario intervenir hoy para mitigar estos impactos de corto y largo plazo
Para mitigar estos impactos, es fundamental que el Estado implemente rápidamente políticas públicas, tales como:
- Apoyo económico. En la respuesta a una crisis económica tan repentina varios aspectos de implementación son claves, como la velocidad, comunicación, y simplificación administrativa. En este sentido, el apoyo económico no sólo es importante para mantener el nivel de consumo de las familias, sino también para reducir el nivel de estrés al que están expuestas. Entonces, es fundamental que la información se difunda de manera clara y rápida, y que transmita seguridad. Además, muchas familias que no estaban acostumbradas a recurrir a ayuda pública se encontrarán con necesidad de apoyo, por lo que es clave facilitar lo más posible los procedimientos administrativos para el acceso a estas políticas.[x]
- Apoyo educativo general y personalizado. Es fundamental que se mantenga el contacto entre docentes y estudiantes, y brindar a docentes herramientas para la enseñanza en línea. En este sentido, Uruguay tiene un punto de partida privilegiado por la existencia del Plan Ceibal y la extensión del acceso a internet. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que no todos los padres tienen las mismas herramientas para apoyar el aprendizaje en el hogar, y no todos los centros educativos tienen las mismas capacidades para utilizar estas herramientas. Otras estrategias complementarias pueden ayudar. Por ejemplo, utilizar múltiples plataformas para llegar a padres y estudiantes; además del Ceibal, se pueden utilizar herramientas de amplio y fácil acceso como la televisión, mensajes a los padres (por ej. WhatsApp), y plataformas de videos (por ej. YouTube).[xi] Es fundamental brindar herramientas a los padres sobre cómo estructurar el día, qué actividades puedan hacer (que faciliten y no aumenten el nivel de estrés), y estrategias para mantener vínculos positivos en el hogar. La buena noticia es que el acceso a estas herramientas alternativas es amplio, y que este tipo de campañas de información para padres pueden tener impactos positivos de largo plazo. Además, será necesario recuperar clases cuando sea posible.
- Políticas de apoyo psicosocial. Las políticas que tiendan a brindar estabilidad y previsibilidad económica y laboral, así como las herramientas para los padres para mejorar el relacionamiento en el hogar, pueden ayudar a contener los efectos negativos sobre la convivencia y la salud emocional de las familias. Además, es necesario reforzar esto con campañas públicas de amplio alcance, como por ejemplo las campañas contra la violencia doméstica que se ha anunciado el gobierno[xii].
- Seguimiento frecuente del bienestar de la población. En varios lugares del mundo se están desarrollando encuestas frecuentes, a través de la web, mensajes y aplicaciones, para hacer un monitoreo epidemiológico y detectar focos del virus. Esto incluye a Uruguay, donde se ha desarrollado la app Coronavirus UY para monitorear los casos positivos. Estas mismas herramientas podrían ser utilizadas para hacer un seguimiento de la situación de económica y de bienestar de la población, incluyendo a los niños, niñas y adolescentes. Esto permitiría medir en tiempo real la dimensión de estos problemas y el alcance que están teniendo las políticas desplegadas, así como detectar situaciones no contempladas adecuadamente y realizar ajustes. Esta encuesta debería ser corta y de alta frecuencia, e incluir preguntas sobre situación económica, acceso a políticas de apoyo, alimentación, salud, bienestar subjetivo, y utilización de recursos educativos.[xiii]
En Uruguay el gobierno ha respondido a la situación con la implementación y revisión diaria de políticas de contención de la epidemia y de mitigación del impacto económico. Aunque es difícil en una situación de crisis como esta, es fundamental que mantengamos también la mirada en el largo plazo a la hora de diseñar e implementar las políticas, tanto en esta etapa como en la salida de esta crisis. Los impactos sobre niños, niñas y adolescentes de esta situación son más difíciles de visualizar hoy, pero sin embargo pueden ser muy significativos. Sus impactos de corto y largo plazo no sólo afectarán su bienestar, sino también a las características que tendrá nuestra sociedad en las próximas décadas, en términos de pobreza, desigualdad, seguridad y salud.
[i] Dong Y, Mo X, Hu Y, et al. (2020): “Epidemiological characteristics of 2143 pediatric patients with 2019 coronavirus disease in China”. Pediatrics. https://pediatrics.aappublications.org/content/pediatrics/early/2020/03/16/peds.2020-0702.full.pdf
[ii] Burgess S. y H. Sievertsen (2020): “The long-term consequences of missing a term of school” IZA World of Labor (Commentary). Columna de opinión publicada el 31 de marzo de 2020. https://wol.iza.org/opinions/the-long-term-consequences-of-missing-a-term-of-school
[iii] Stevens, A. H., y J. Schaller (2011): “Short-Run Effects of Parental Job Loss on Children’s Academic Achievement.” Economics of Education Review 30 (2): 289–99.
[iv] Schaller, J., & Zerpa, M. (2019). Short-run effects of parental job loss on child health. American Journal of Health Economics, 5(1), 8-41.
[v] Lindo, J. M., Schaller, J., y Hansen, B. (2018). Caution! Men not at work: Gender-specific labor market conditions and child maltreatment. Journal of Public Economics, 163, 77-98.
[vi] Pischke, J. S. (2007). The impact of length of the school year on student performance and earnings: Evidence from the German short school years. The Economic Journal, 117(523), 1216-1242.
[vii] Jaume, D., y Willén, A. (2019): “The long-run effects of teacher strikes: evidence from Argentina.” Journal of Labor Economics, 37(4), 1097-1139.
[viii] Thornberry, T.P., Henry, K.L., Ireland, T.O., Smith, C.A., 2010. The causal impact of childhood-limited maltreatment and adolescent maltreatment on early adult adjustment. J. Adolesc. Health 46 (4), 359–365.
[ix] Currie, J., & Spatz Widom, C. (2010). Long-Term Consequences of Child Abuse and Neglect on Adult Economic Well-Being. Child Maltreatment, 15(2), 111–120.
[x] Finkelstein, A. y M. Notowidigdo (2020): “Easing Access to the Safety Net, and Why We Need to Do It Now”. Columna de opinión publicada el 31 de marzo de 2020 en Governing. https://www.governing.com/now/Easing-Access-to-the-Safety-Net-and-Why-We-Need-to-Do-It-Now.html
[xi] El 1 de abril de 2020, el presidente del CODICEN Robert Silva anunció que están trabajando para desarrollar nuevas estrategias https://www.anep.edu.uy/15-d/codicen-promueve-alianza-estrat-gica-entre-tecnolog-y-educaci-n
[xii] Presidencia de la República, comunicado publicado el 28 de marzo de 2020: “Gobierno anunció medidas para evitar aumento de casos de violencia de género durante la emergencia sanitaria”
[xiii] Un ejemplo de encuesta de seguimiento de la situación epidemiológica con algunos componentes de bienestar es el Corona Study, estudio desarrollado por un consorcio de universidades en Bélgica https://www.uantwerpen.be/en/projects/corona-study/. La economista Abigail Wozniak (Federal Reserve Bank of Minneapolis) publicó una propuesta metodológica para implementar una encuesta de este tipo en Estados Unidos: “Tracking COVID-19 symptoms and impact in real time: A survey-based surveillance system Opportunity & Inclusive Growth Institute policy brief” publicado el 26 de marzo de 2020
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