El concepto de feminicidio (o femicidio) proviene de la tradición
sociológica feminista, y se utiliza para explicar los homicidios de mujeres por
razones de violencia de género[i].
A nivel operativo, la Oficina de las
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por su nombre en
inglés), distingue entre los homicidios de mujeres a manos de parejas y aquellos
causados por familiares[ii].
En Uruguay, las cifras oficiales son compiladas por el
Ministerio del Interior (MI), que distingue entre asesinatos de mujeres a manos de
parejas y ex-parejas y los provocados por familiares.
En esta nota, comienzo analizando la situación de Uruguay en comparación a otros países de la región. Luego, describo la evolución de la tasa de denuncias policiales de homicidios en Uruguay: la tasa de homicidios según sexo de la víctima y la tasa de feminicidios de mujeres de 15 años o más entre 2012 y 2016. Finalmente, discuto las implicaciones de este análisis en relación al proyecto de ley que tipifica el feminicidio como agravante del homicidio, el cual fue aprobado por unanimidad en la Cámara de Senadores y se encuentra en discusión en la Cámara de Diputados[iii].
En esta nota, comienzo analizando la situación de Uruguay en comparación a otros países de la región. Luego, describo la evolución de la tasa de denuncias policiales de homicidios en Uruguay: la tasa de homicidios según sexo de la víctima y la tasa de feminicidios de mujeres de 15 años o más entre 2012 y 2016. Finalmente, discuto las implicaciones de este análisis en relación al proyecto de ley que tipifica el feminicidio como agravante del homicidio, el cual fue aprobado por unanimidad en la Cámara de Senadores y se encuentra en discusión en la Cámara de Diputados[iii].
1. Feminicidio en América Latina: la situación de Uruguay
Según datos de UNODC, en 2012, las Américas ocuparon el segundo puesto
mundial en relación a la tasa de feminicidios cada 100.00 habitantes. La región
con mayor prevalecía fue África (2,5) y la menor, Europa (0,9)[iv]. En la Fig. 1 se presenta la tasa de feminicidios cada 100.000 mujeres para los
países de América Latina sobre los cuáles la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL) cuenta con información.
En términos relativos, Uruguay ocupa una posición intermedia respecto a otros
países de la región. La misma tasa calculada sobre el total de mujeres de 15 años o más confirma este diagnóstico[v].
Sin embargo, debe tenerse en cuenta que los países con mayor prevalencia de
feminicidios de la región tienen tasas superiores a 10 cada
100.000 mujeres, y que no se cuenta con información sobre países como México o
Brasil. Por otra parte, la situación relativa de Uruguay en comparación con
Argentina y Paraguay no es sustantivamente diferente. Finalmente, la
tasa de feminicidio de Uruguay no es significativamente mayor a la del resto
de las regiones del mundo, con la excepción de Europa. El hecho de que Uruguay no
constituya un caso excepcional respecto al problema global de feminicidio,
sumado a que presenta valores intermedios en una de las regiones más violentas
del mundo, es una objeción considerable a la tesis de que el país padece de un
problema estructural en materia de violencia de género.
Fuente:
elaboración propia en base a datos de CEPAL
2. Mujeres
víctimas de homicidio y feminicidio en Uruguay: 2012 – 2016
Para entender mejor el problema del feminicidio en Uruguay, es
importante considerar la evolución de la tasa de denuncias policiales de homicidios consumados cada 100.000 habitantes entre 2011 y 2016. Como se observa en la Fig. 2, en 2012 y en 2015, se registran
incrementos considerables en la cantidad de denuncias de homicidios. En 2012,
se produce un incremento del 35% en relación al año anterior, mientras que en
2015 se llega al máximo de denuncias (293), representando un incremento del 10%
respecto al año anterior.
Al analizar
los homicidios según sexo de las víctimas cada 100.000 habitantes de cada sexo (Fig.3), se observa que los
homicidios de mujeres no siguieron la tendencia general: la cantidad de mujeres
asesinadas se incrementa entre 2012 y 2013, se mantiene elevada hasta 2015, y
en 2016 disminuye a niveles similares a los de 2011 - 2013.
Fuente:
elaboración propia en base a datos del MI.
Esto nos lleva
a considerar la evolución de la tasa de feminicidio según la relación con el
victimario (Fig.4)[vi].
Para los años en que la tasa de homicidios de mujeres fue baja (2012 y 2016),
la tasa de feminicidio también lo fue. Sin embargo, en 2014, el número de
homicidios de mujeres es elevado, pero el valor de la tasa de feminicidio se
encuentra próximo a los de 2012 y 2016. Al considerar la variación de las
muertes ocasionadas por familiares, no se observa asociación con la de las
tasas de feminicidio u homicidio de mujeres. Sin embargo, se aprecia que la variación
de los feminicidios se corresponde parcialmente con la evolución de feminicidios
por parejas o exparejas. En otras palabras, el concepto de feminicidio tiene una utilidad analítica cuestionable, en tanto su variación sólo está determinada por uno de sus dos componentes: los homicidios de mujeres ocasionados por parejas o exparejas.
Fuente:
elaboración propia en base a datos del MI.
3. Implicaciones
para la penalización del feminicidio en Uruguay
Al considerar
el problema del feminicidio en Uruguay respecto a la región, se observó que su
posición relativa es intermedia en comparación a otros países de América Latina
y también, que no es un caso excepcional a nivel mundial. Por otra parte, al
examinar la evolución de las denuncias de homicidios por sexo, y la de feminicidio, se concluye que el concepto de feminicidio tiene un
valor analítico cuestionable en la interpretación de las variaciones de la tasa
de homicidios de mujeres, ya que, en los años analizados, sólo uno de sus
componentes se asocia con su variación total.
Como
mencionamos anteriormente, el parlamento uruguayo está cerca de aprobar una
modificación al Código Penal, por la cual se tipifica al feminicidio como un
agravante del delito de homicidio. Esto parece razonable, considerando que el
feminicidio no es un tipo sustantivamente diferente al de un homicidio intencional:
simplemente se le suma el componente de violencia de género. Cabe preguntarse si
esto es una medida adecuada al problema de la violencia letal de género en el
país. Si Uruguay no representa un caso excepcional de violencia estructural de
género, y si el feminicidio es un término que enmascara los homicidios de
mujeres por parejas o exparejas, la respuesta es no.
[i] Para una revisión de la historia del término y sus implicaciones
legales, véase: http://www.nomasviolenciacontramujeres.cl/wp-content/uploads/2015/09/P.-Toledo-Libro-Feminicidio.compressed.pdf
[ii] UNODC. 2013. Global Study on Homicide. Disponible en: https://www.unodc.org/documents/data-and-analysis/statistics/GSH2013/2014_GLOBAL_HOMICIDE_BOOK_web.pdf
[iii] Disponible en: https://legislativo.parlamento.gub.uy/temporales/D2017050671-003993957.pdf#page=
[iv] Al respecto, véase: https://unstats.un.org/unsd/gender/Mexico_Nov2014/Session%203%20UNODC%20ppt.pdf
[v] Al respecto, véase: http://oig.cepal.org/es/indicadores/feminicidio
Carlos,
ResponderEliminarNo concuerdo con la interpretación de los datos el el punto 1. Sacando los 3 primeros casos que son países hiperviolentos y poco comparables, Uruguay queda a tope del gráfico. Y si nos comparamos con países de desarrollo similar como Costa Rica y Chile, Uruguay más que triplica a Chile. También veo que 2016, el año que tomás para la comparación internacional, es el año más bajo de Uruguay. Esto no quiere decir que agravar penas sea la solución (a priori la medida no me simpatiza) pero me parece que es importante no relativizar un problema en el que estamos bastante mal.
Estimado Guillermo,
ResponderEliminarGracias por el comentario.
Elegí el año 2016 porque es el último año disponible. Si Uruguay tuviera un problema estructural de violencia de género, entonces cualquier año da lo mismo.
Uruguay es parte de América Latina, que en términos de homicidios, se considera la región más violenta del mundo. No mostrar información sobre otros países introduce un sesgo de selección.
No entiendo cómo es posible no comparar sin relativizar, ni cómo es posible afirmar que estamos mal en términos no relativos.
Saludos y gracias,
C.
Estimado Carlos:
ResponderEliminarTu exposición de datos me parece interesante, pero tengo reparos sobre las conclusiones a las que llegaste a partir de ahí.
En primer lugar, es cierto que en términos relativos no encabezamos la lista latinoamericana en cantidad de muertes por violencia basada en género. Tomaría, sin embargo, esa comparación con cautela, y daría cuenta, por lo menos, de algunos indicadores clave que hacen a estos países escenarios completamente distintos para las mujeres (por ejemplo, su participación en el mercado laboral).
Sin detenerme demasiado en eso, la pregunta que me surge es por qué "no estar tan mal" en términos relativos respecto a un tema invalida la importancia de tratarlo. Desde un enfoque de derechos, el argumento pierde relevancia. Quizás tampoco estamos tan mal en temas de corrupción en política en términos relativos, pero si el Parlamento aprueba una ley estableciendo más controles al financiamiento de los partidos, ¿nos vamos a oponer porque en Argentina o Brasil pasan cosas peores que acá?
En segundo lugar, el hecho de que las tasas de femicidio varíen en función a los homicidios causados por parejas o ex-parejas parece, a primera vista, algo razonable. Es más: parecería ser justamente el nudo gordiano que se pretende abordar, no algo que esté enmascarado.
Si el femicidio como figura jurídica es una medida adecuada o no para reducir la violencia de género, me parece, es un debate a abordar desde un punto de vista consecuencialista más que nada.
Saludos,
Daniela
Estimada Daniela,
EliminarGracias por el comentario.
En la nota, no niego la existencia de desigualdades de género en la sociedad uruguaya. Creo que las hay, en múltiples ámbitos.
Simplemente cuestiono el valor explicativo del concepto de femicidio aplicado a nuestra realidad.
Tampoco estoy en contra de la legislación: me parece un cambio positivo. Creo que, considerando los números, la mejor campaña para promover la legislación no podría sostenerse con argumentos consecuencialistas, sino deontológicos.
Finalmente, insisto en que el punto central de la nota es establecer si en Uruguay hay un problema de violencia de género estructural. Esto se traduce en muertes de mujeres que repercuten en la estructura demográfica de la sociedad. No he encontrado evidencia sobre esto.
Saludos cordiales y gracias otra vez,
Carlos.
Lo que se invisibiliza con todos estos números y gráficos, es, precisamente, lo más importante. Si estas políticas, que no provienen del feminismo a secas, provienen de una rama muy particular del feminismo, mejoran o empeoran una realidad complicada.
ResponderEliminar¿Se vendrá una política de retrógrados y férreos corporativismos? Donde cada grupo que pueda encontrar algo para diferenciarse del otro, luche por los suyos, exigiendo leyes particulares para los suyos, y ¡mano dura! para los delitos en contra de los suyos.
Estimad@,
EliminarNo me parece que el cambio en la legislación sea un resultado del accionar corporativo de ciertos grupos. Se tipificó como un agravante del homicidio intencional, lo que es positivo.
Saludos y gracias,
Carlos.