Será solo un rumor...


Cuando llegué a la edad de ir a la Escuela, mis padres decidieron enviarme a una escuela pública, como es tradición (o era) en Uruguay, y además porque sus bolsillos no podían pagar una privada.

Mi madre trabajaba como empleada de una pequeña boutique de ropa de mujer en el centro de Maldonado, donde sabía muchas de las cosas que se decían sobre las escuelas públicas. Mis padres decidieron que iría a la Escuela 2 "José Pedro Varela", pero para hacerlo debíamos mentir sobre nuestro domicilio (en Uruguay a uno le asignan su escuela segun donde vive). Así se hizo y por años mentí sobre donde vivía hasta que en 6to año (el final), la Directora de la Escuela planteó el problema de chicos que venían de "otros lados que no les correspondía" en mi clase, y yo (en un ataque de sinceridad) dije la verdad. La directora me acusó de ser "el ejemplo del problema de la Escuela", pero finalmente completé mis estudios, pues ya era demasiado tarde para echarme. El hecho fue medio traumático para mí, pero la elección de la Escuela fue correcta. La elección se dió en parte gracias a esas conversaciones que mi madre tenía con sus clientes, así como posiblemente en que la escuela estaba en el centro de Maldonado. Eso habilitaba un ambiente determinado, e incentivos para estudiar y hacer cosas, que de otra forma yo no hubiera hecho, y fueron claves para mi vida actual.


¿Que elementos tienen hoy padres y madres, para elegir donde enviar a sus hijos? ¿ Que pueden hacer, en caso que piensen que su escuela está haciendo las cosas de forma inapropiada? En un artículo que saldrá en la próxima Revista Uruguaya de Ciencia Política, quien escribe y Pablo Landoni analizamos el problema del acceso a la información pública y la rendición de cuentas (accountability) en el sistema educativo uruguayo, básicamente en virtud de las reformas promovidas tanto en materia de acceso a la información pública y la nueva ley general de educación. De ese artículo me interesan resaltar dos asuntos: él diseño institucional en materia de evaluación de políticas educativas ( o sea quien dice cómo se evalúa)creado por la ley y por otra parte la información que se encuentra accesible o no para que el público pueda participar en la educación.

La ley de Educación crea un Instituto Nacional de Evaluación Educativa para educación primaria y media el cual en principio está integrado por representantes de la ANEP, UDELAR y uno de la educación privada. El proceso de designación queda básicamente en manos del Poder Ejecutivo. Sobre este punto, algo llamativo (expresado en el artículo) es la ausencia de participación de representantes de los "evaluados". Es decir en ningún momento padres o alumnos parecen tener voz en este Instituto, lo cual lesiona seriamente cualquier intento de ejercer voz en un proceso delicado, como es la evaluación y ejercer lo que se ha dado en llamar rendición de cuentas social (o social accountability).


Además el proceso de designación no está marcado por ningun contralor que asegure cierto consenso en el nombramiento de personas a cargo y control democrático sobre este Instituto. No tener en cuenta este principio genera problemas serios para que la nueva institución por un lado genere consensos en temas espinosos, y por otro lado incluya a quienes serán objeto de evaluación. Luego de escrito el artículo observé que, ni lentos ni perezoso, algún partido político también querían representación en el nuevo instituto, pero la voz de los usuarios, parece no estar en el mapa de problemas, ni como se designan los miembros del futuro instituto tampoco.

El segundo punto tiene que ver con el artículo 116 de la ley de educación que establece en su parte final "La política de difusión de esta información resguardará la identidad de los educandos, docentes e instituciones educativas, a fin de evitar cualquier forma de estigmatización y discriminación".


Aparentemente el diseño de la ley busca prevenir que se diga que determinadas escuelas o liceos rinden peor que otras, y que consecuentemente se estigmatize a estas últimas. Si bien el fin último de no estigmatizar parece loable, no parece ser la mejor forma limitando el flujo de información sobre las entidades educativas (barriendo bajo la alfombra) sino enfrentando que existen problemas, y sobre todo dando información relevante para que quienes son los interesados (estudiantes y padres) puedan ayudar a cambiar la situación mediante su participación. Cuanto más información hay, es más fácil para los actores tomar decisiones. Si bien el artículo es básicamente teórico, encontramos evidencia inicial de dos cosas: a) que los medios informales y la prensa siguen siendo determinantes para obtener información sobre los centros educativos, lo que genera que no todos tengan la misma información b) que las instituciones educativas no cumplen con la entrega de información detallada como deberían conforme a sus obligaciones de transparencia activa. Consecuentemente, quienes trabajan en esta área ( y los "sujetos evaluados") andan a tientas.



En tiempos donde se discute la educación, tal vez sea buena cosa pensar la paradoja de permitir que un grupo de personas que nadie eligió, ni nadie puede controlar, administrar datos que pueden ser claves para que quienes asistan a las escuelas públicas puedan participar y mejorarlas con información en la mano. En lo personal no querría ver la creación de rankings como estos , pero posiblemente ayudaría la creación de sitios web como este donde la gente puede compartir su experiencia en las escuelas. Para eso se precisa información. Cubrir información sobre centros educativos no va a eliminar la estigmatización y la discriminación, ni siquiera el problema se va a atenuar. Discutir cómo se evalua, que criterios se usan y que contexto es otro problema, distinto, al de proveer información básica

Resta ver como se implementa finalmente el instituto pero el panorama no es promisorio. Deberíamos poder contar con más información sobre nuestro sistema educativo, para evitar que la elección y el control que los principales interesados tengan del mismo, sea en el fondo un secreto a voces, un rumor, de esos que se encuentran en boutiques, y donde solo algunos, bien informados, pueden escucharlos.




*La foto fue tomada de Flickr, de una escuela inglesa de principios de Siglo

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