En el año 1956 un grupo de 25 trabajadores fundaron Ulgor, la primera cooperativa industrial de lo que hoy es el Grupo Cooperativo Mondragón en el País Vasco. En la actualidad, el grupo comprende a más de 250 cooperativas que operan en actividades industriales (incluyendo la producción de electrodomésticos, auto-partes y maquinaria), comerciales y financieras y emplea alrededor de 85000 trabajadores. Mondragón es probablemente el ejemplo más exitoso de empresas gestionadas por sus trabajadores actualmente en operación.
La empresa autogestionada es el modelo de organización empresarial que difiere más radicalmente de la empresa capitalista típica, dado que los trabajadores participan de los beneficios y tienen pleno control de las decisiones (y generalmente de la propiedad) de la empresa.[1] No en vano, este tipo de organización económica ha ocupado un lugar destacado en los planteos socialistas desde los comienzos de la Revolución Industrial hasta las propuestas contemporáneas de socialismo de mercado, surgidas tras el fracaso de las economías socialistas centralmente planificadas.
Sin embargo, el fomento de la participación de los trabajadores en la gestión de las empresas no sólo es parte de la agenda socialista. Por el contrario, se ha transformado en una piedra angular de las nuevas prácticas de gestión del personal en el capitalismo contemporáneo. Existen modelos intermedios donde los trabajadores tienen participación parcial en los beneficios, en la propiedad y/o en las decisiones. Estudios recientes indican que un 44% de los trabajadores del sector privado en EEUU tiene parte de su salario ligado al desempeño de la empresa. En Europa, estos esquemas cubren aproximadamente a la quinta parte de la fuerza laboral. Un capítulo aparte merece el modelo alemán de co-determinación, que establece la obligación legal de que la mitad del consejo de dirección de las grandes empresas este integrado por representantes de los trabajadores.
Pero, ¿cuál es el efecto de estos arreglos organizacionales en la práctica? El efecto causal de la participación de los trabajadores en el desempeño de las empresas no es de sencilla identificación. La adopción de este tipo de esquemas por parte de las empresas puede estar relacionada con otros atributos organizacionales (algunos de ellos difícilmente observables) que también afecten el desempeño. También resulta factible que trabajadores de mayor habilidad y motivación se auto-seleccionen en empresas que ofrezcan mayores oportunidades de participación. Los estudios empíricos, que descansan en estrategias de identificación cada vez más convincentes, reportan mayoritariamente efectos positivos. Los efectos positivos parecen amplificarse cuando la participación en los beneficios se combina con participación en las decisiones.
Los estudios comparativos basados en muestras representativas de cooperativas y empresas convencionales indican que las cooperativas exhiben mayor productividad o que no hay diferencias significativas entre ambos tipos de empresa. En ningún caso, se han detectado efectos negativos. También se sabe que las cooperativas de trabajadores ajustan el empleo y las remuneraciones de forma diferente a las empresas capitalistas: los trabajadores-miembros suelen aceptar una mayor volatilidad de los ingresos a cambio de mayor estabilidad laboral lo que lleva a moderar las fluctuaciones del empleo a lo largo del ciclo económico. Contrariamente a lo que a veces se piensa, las cooperativas de trabajo sobreviven tanto o más que las empresas convencionales, lo que resulta consistente con su mejor desempeño en términos de productividad. Sin embargo, estas empresas no representan una porción significativa de la población de empresas y del empleo total en ningún país. Esto indicaría que la baja proporción de cooperativas obedecería a la existencia de obstáculos a la formación de estas empresas y no tanto a desventajas competitivas una vez que las cooperativas se encuentran funcionando.
En Uruguay, según datos del año 2010, operan unas 227 cooperativas de trabajo.[2] En el pasado, estuvieron fuertemente concentradas en el Transporte (taxis y ómnibus) y en menor medida en la Industria. En la última década, han ganado participación en el sector Servicios. Las cooperativas surgen por iniciativa de un grupo de trabajadores que deciden formar una empresa con estas características o por la transformación de una empresa convencional preexistente. Quienes trabajan en cooperativas ganan promedialmente más que quienes están empleados en empresas convencionales, aunque buena parte de este diferencial desaparece una vez que se toman en cuenta las diferentes características de ambos grupos de trabajadores y empresas. También sabemos que las cooperativas tienden a implementar internamente una estructura de remuneraciones más igualitaria. En consonancia con la evidencia internacional, las cooperativas de trabajo uruguayas no exhiben tasas de mortalidad mayores que las empresas convencionales y tienden a privilegiar la estabilidad laboral en contextos macroeconómicos adversos.
Por otro lado, si bien no existe información sistemática, parece evidente que la participación de los trabajadores en la gestión de las empresas convencionales no es una práctica extendida en nuestro país. Los empresarios uruguayos hablan de remunerar en función del resultado de la empresa pero rechazan cualquier mecanismo de control democrático de la gestión por visualizarlo como violatorio de sus derechos de propiedad. Quieren compartir el riesgo pero al mismo tiempo retener el monopolio de la gestión. Del lado de los trabajadores, el discurso sindical tiende a enfatizar las cuestiones vinculadas al salario y otras condiciones de trabajo pero no ha incorporado los aspectos de gestión de forma sistemática. Tampoco puede decirse que la autogestión forme parte de una estrategia deliberada de los trabajadores organizados. Generalmente, se ha utilizado como una alternativa para recuperar empresas grandes con dificultades financieras y mantener, de esta forma, la fuente laboral de un grupo de trabajadores de edad relativamente avanzada y con un capital humano muy específico (y por tanto con posibilidades de reinserción laboral muy acotadas).
Parece difícil pensar que las empresas uruguayas puedan mejorar su desempeño sin expandir las posibilidades de participación de los trabajadores y manteniendo formas tradicionales de organización del trabajo. Tampoco parece posible consolidar un segmento de empresas autogestionadas dando respuestas ad-hoc y sin diseñar políticas basadas en el conocimiento de los factores que bloquean su formación y de las especificidades de su funcionamiento. Como en otras áreas, el desafío es generar políticas fundamentadas en el conocimiento disponible y no en ensayos voluntaristas, lo que supone lograr que académicos y políticos sintonicen una misma onda. Algo fácil de decir, pero difícil plasmar en la práctica.
[1] Las empresas autogestionadas asumen por lo general la forma legal de cooperativas de producción o trabajo. Este tipo de cooperativas se caracteriza por el hecho de que los trabajadores-miembros controlan la gestión de la empresa bajo el principio “una persona, un voto”. Esto las diferencia tanto de las empresas capitalistas como de otros tipos de cooperativas (cooperativas de consumo, crédito, agrícolas).
[2] En base a registros administrativos del BPS. La cifra refiere a cooperativas de producción donde la relación entre empleados y trabajadores-socios no supera el 20%. Si se adoptan definiciones menos restrictivas, la cifra se eleva a 346.
Super interesante Gabriel. Acá te dejo algunas preguntas bien básicas: ¿Cuál es la estructura de incentivos que llevan a la formación de empresas comparativas? En el mismo sentido, ¿Hay trabas normativas o de incentivos que facilitan la formación de empresas convencionales ante las cooperativas? ¿Cómo se ve eso internacionalmente? Dicho de otra forma, ¿es más fácil formar empresas cooperativas en Uruguay que en el resto de América Latina? Finalmente, ¿hay algún vinculo político-ideológico entre la formación de esas empresas? Si lo hay, ¿Qué papel juega eso en la creación de cooperativas?
ResponderEliminarLo de Mondragon es un emprendimiento notable, al punto que el 85% de sus trabajadores son cooperativistas, y esa gente si que maneja dinerales. Ademas, ellos mismos se jactan de que el capital y su acumulacion es instrumental, no un fin en si mismo. Hay algo parecido en Uruguay? Crees que se puede exportar ese modelo para aca? Pienso que si se hace se va a precisar una mano del estado porque arrancar con una iniciativa asi de "one" es bastante inviable.
ResponderEliminarGabriel, una pregunta y un comentario:
ResponderEliminarpregunta:
- ¿podés contarnos a qué refieren "las características de ambos grupos de trabajadores y empresas" que hacen desaparecer buena parte del diferencial salarial que favorecería a los cooperativistas? La pregunta va porque me interesó mucho lo que planteás, y en caso de estudiarse esas características, podría ser interesante como "argumento sindical", también, no?
comentario:
- el año pasado, anduve visitando varias empresas en el Parque Tecnológico Industrial del Cerro, algunas cooperativas y otras no. Y aunque me dicen que la capacidad está colmada, yo vi un edificio semi-vacío y semi-derruido en algunas partes. Lo planteo -desde mi desconocimiento del tema- a ver si alguien sabe si eso puediera ser un puntapié para la "mano del estado", al menos en Montevideo.
Muy interesante Gabriel. La experiencia de Mondragón es de hecho una de las "utopías reales" de las que habla Erik Olin Wright en su último proyecto junto con el presupuesto participativo de Porto Alegre y el Ingreso Básico Incondicional.
ResponderEliminarUn aporte en otro sentido es que en algunos países la figura de cooperativas de trabajadores ha sido usada para tercerizar y evadir derechos laborales en los últimos años. En Colombia sé que sucede eso desde la década de los 90s. Muchos médicos colombianos, por poner un ejemplo de los más calificados pero hay otros de trabajadores poco calificados que corren aún más riesgos, son propietarios de cooperativas pero no por opción sino porque las empresas de salud ya no contratan médicos sino que negocian de "igual a igual" con cooperativas de trabajadores, a partir de la creación de la figura de "cooperativas de trabajo asociado". Me parece importante ver el contexto legal y político en el que se enmarcan las cooperativas para identificar sus distintos tipos y cuáles son, parafraseándote, aquellas que "difieren más radicalmente de la empresa capitalista típica".
Como es de orden, agradezco los comentarios de todos. Van algunas respuestas a las preguntas y dudas:
ResponderEliminar1. La proporción de cooperativas de trabajo puede permanecer baja por tres motivos: i) las coops pueden presentar tasas de mortalidad relativamente más altas que las empresas capitalistas, ii) muchas coops se transforman (“degeneran”) en empresas capitalistas, iii) relativamente pocas empresas capitalistas se transforman en cooperativas, iv) los nacimientos de coops son relativamente menos frecuentes.
En función de los estudios sobre productividad y sobrevivencia comparada (en los cuáles, como mencioné, las coops no salen mal paradas), sabemos que (i) no parece ser una explicación razonable. También sabemos que los fenómenos de “degeneración” no parecen ser importantes (al menos en Uruguay), por lo que podemos descartar (ii). Nos queda (iii) y (iv). Esto vuelve muy relevante la pregunta de Cristian sobre la estructura de incentivos para la formación de coops (tanto nuevas coops como aquellas que surgen de la transformación de empresas convencionales).
No creo que existan obstáculos legales relevantes a la formación de coops. Creo que hay cierta convergencia internacional en la legislación sobre coops y Uruguay no es ajeno a eso.
Los obstáculos son más profundos y los agruparía en tres puntos (estos puntos no agotan el asunto pero me parecen los argumentos más importantes que se encuentran en la literatura):
ResponderEliminara) Problemas de acción colectiva
Toda empresa nace a partir de una idea de negocio novedosa: un producto o servicio nuevo o diferente de los existentes en el mercado. ¿Por qué alguien con una idea de este tipo formaría una cooperativa con otros cuando tiene la posibilidad de formar una empresa capitalista y apropiarse enteramente de los beneficios derivados de dicha idea? Por otro lado, la reorganización de una empresa capitalista en cooperativa (que generalmente se da cuando la empresa esta en problemas financieros o cierra) pueden generar beneficios para el colectivo de trabajadores pero los costos de la reorganización recaen sobre un grupo reducido de éstos.
Por supuesto, hay gente que esta dispuesta a asumir costos personales por causas que benefician a un colectivo, hay normas sociales y otros mecanismos (las propias motivaciones ideológicas que planteaba Cristian, cuya importancia en el proceso de formación de coops en la realidad desconozco) que hacen que las personas cooperen entre sí. De todas formas, creo que los argumentos tradicionales sobre los problemas que tiene un grupo de personas, especialmente grupos de cierto tamaño y relativamente heterogéneos, para actuar concertadamente siguen teniendo cierta importancia en este caso.
b) Problemas de acceso al financiamiento
Todo proyecto productivo se financia con préstamos bancarios y con aportes de capital propio de los emprendedores. Las cooperativas tienen problemas para captar fondos a través de cualquiera de estos mecanismos (también podría haber accionistas externos pero excluyo esta posibilidad para no hacerla tan larga).
En cuanto a los préstamos bancarios, dado que entre el banco y quien pide el crédito media un problema de información (quien pide el crédito conoce mejor la calidad del proyecto y sabe en qué medida sus acciones afectan la probabilidad de repagar el crédito), los bancos suelen exigir activos como garantía que los trabajadores en general no disponen. Por lo general, los bancos no financian a los mejores proyectos (entendidos como aquellos que generan más valor) sino a aquellos con condiciones de repago más seguras (no por el flujo de ingresos netos que generan sino por las garantías que los respaldan). La garantía es una forma de señalizar ante el banco el riesgo que uno esta asumiendo al llevar adelante una inversión. Pero, como dijo un profesor mío en alguna clase, esto implica que, paradójicamente, los bancos le presten a quienes ya tienen dinero. Quienes no disponen de garantías, ven imposibilitado su acceso al crédito o acceden pagando mayores tasas de interés.
En cuanto a los aportes de capital propio, los trabajadores enfrentan un problema de diversificación de riesgos. ¿Por qué poner todos los huevos en la misma canasta e invertir los ahorros en la misma empresa donde uno trabaja? Si a la coop le va mal, el trabajador queda desempleado y pierde su capital.
c) Preferencias
Un elemento más básico y también más difícil de abordar para una política de promoción de cooperativas es que, sencillamente, los trabajadores no deseen formar cooperativas. Dicho de otra forma, los trabajadores pueden no tener un interés particular por trabajar en empresas organizadas democráticamente. Y es probable que esto sea así. El problema es que estas preferencias no se han formado libremente sino en el marco de economías capitalistas donde las oportunidades de que los trabajadores organicen la producción de esta forma son muy limitadas. Esta es una extensión del problema de las preferencias adaptativas a este tema particular.
No hay demasiada evidencia sobre la importancia de estas explicaciones. Si sabemos que en general las cooperativas se localizan en sectores que no son intensivos en capital y donde, por tanto, los problemas de acceso a financiamiento no son tan acuciantes.
2. ¿Es posible importar Mondragón? No lo sé. Lo que parece claro es que todas las experiencias exitosas en el mundo (Mondragón, Legacoop en Italia) descansan en estructuras de segundo grado de base regional o sectorial que les sirven de soporte. En el caso de Mondragón, las coops individuales ceden parte de su autonomía en cuanto a la toma de algunas decisiones estratégicas a estas estructuras superiores. También estos conglomerados generan economías de escala en la provisión de servicios financieros, educación, logística, etc. Una cooperativa operando aisladamente enfrenta dificultades en el relacionamiento con proveedores, clientes, instituciones financieras, en el reclutamiento de personal gerencial, etc. y esto sólo por el hecho de tratarse de una organización “rara”. Cuando se genera una masa crítica de organizaciones similares en un sector o región estas dificultades se reducen.
ResponderEliminar4. Fabiana preguntaba sobre el PTI. No conozco su situación actual, aunque en el PTI no sólo funcionan cooperativas. Las políticas de distritos industriales/clusters de empresas (en el caso del PTI de base geográfica, hay otros programas de clusters en Uruguay pero de base sectorial) han sido bastante promocionadas por su éxito en algunos países (el centro-norte de Italia, el propio País Vasco). De todas formas, no las conozco en profundidad para opinar. Los conglomerados de cooperativas parecen ser exitosos. Los conglomerados mixtos podrían favorecer a las coops si mediante cooperación con empresas convencionales pueden acceder a recursos que de otra forma no obtendrían. Supongamos que las cooperativas tienen un mal desempeño innovativo. Parece difícil que puedan mejorar esto si se relacionan exclusivamente con otras cooperativas.
5. Cooperativas truchas. El uso de la forma legal cooperativa para obtener beneficios tributarios o para encubrir una relación laboral tradicional es un riesgo real (lo planteaba María José refiriéndose a Colombia). Pasa también con las empresas unipersonales. No tengo claro la magnitud de este problema en Uruguay.
6. Sobre los diferenciales de remuneración. Entre quienes trabajan en coops hay más hombres, personas de mayor edad, mayor cantidad relativa de ocupados en el Transporte. Las cooperativas son promedialmente empresas más grandes en comparación a las empresas capitalistas (básicamente por la diferente composición sectorial y porque legalmente se requieren al menos 6 socios para formar una coop). Todas estas características que tienen las coops están asociadas a mayores salarios. Cuando las estimaciones controlan por estos atributos y otros factores inobservables, la magnitud del diferencial de remuneración a favor de los ocupados en coops se reduce considerablemente.