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Mostrando entradas de noviembre, 2012

¿No es la hora de la clase media?

Al igual que ha ocurrido en varios países de América Latina, en los últimos años se ido instalando en el Uruguay un interés creciente por las clases medias. Los logros en la reducción de indigencia y pobreza y en la mejora en varios indicadores laborales en han ido permeando la agenda académica, que comienza a plantearse la necesidad de estimar el crecimiento de los sectores medios y explorar su composición, incorporando en esa mirada el análisis sobre las familias que recientemente han ido engrosando sus filas. El mundo académico se está produciendo muchos estudios sobre las clases medias en la región (*). En Uruguay, algunas investigaciones indican un incremento destacable de la clase media en la última década, también un proceso de mayor heterogeneidad. Acompañando este hecho se ha activado un debate metodológico interesante, sobre las distintas opciones para la medición de la clase media y también sobre qué significa, en el Uruguay de hoy, pertenecer a este estrato social (

Revalorización de la ciencia, la tecnología ¿y la innovación?

Los fondos públicos que destina Uruguay a actividades de ciencia, tecnología e innovación (CTI) se han multiplicado casi seis veces desde 2005 (DICYT-MEC 2012).Desde 2007 funciona un nuevo diseño institucional para la promoción de las actividades de CTI que cuenta con mayores capacidades de gestión y mayor respaldo político que el diseño que existía hasta esa fecha. Esos cambios hablan de una revalorización de los temas de CTI en la agenda política y del respaldo económico para ello. No existe de momento una evaluación global de los resultados de estos cambios, sin embargo diferentes actores destacan que las políticas y programas se han enfocado excesivamente en el componente de investigación científica y han tenido escaso éxito en promover procesos de innovación. ¿Por qué se plantea la exigencia de que las políticas de CTI tengan un mayor impacto en actividades de innovación? Porque desde el inicio el objetivo de los cambios institucionales, legales y presupuestales pues

La política a través de los lentes de la fe*

El sábado pasado un grupo de jóvenes mayoritariamente evangélicos y en menor medida católicos llevaron a cabo en Montevideo una marcha en defensa de los valores tradicionales cristianos. Las consignas —como era previsible— incluyeron la condena al aborto (recientemente despenalizado en el país), a la homosexualidad (incluidos el matrimonio y la adopción de niños por parejas del mismo sexo) y al consumo de drogas, entre otros puntos. La marcha fue convocada para defender los “valores”, así, a secas, y no por ejemplo los “valores cristianos”, o los “valores tradicionales”, o simplemente “nuestros valores”, o lo que fuere, pero era bastante obvio de qué iba el asunto y tampoco existía en los manifestantes intención alguna de ocultar el sustento religioso específico de los valores que estaban siendo reivindicados. La marcha no fue ciertamente un éxito: no más de un centenar de personas la acompañaron. Muchos piensan que el escaso entusiasmo que generó la convocatoria se debe al

Sobre el voto obligatorio en Uruguay

No cabe duda que hay que cambiar muchísimas cosas en Uruguay. Tenemos instituciones y prácticas que necesitan serias revisiones. Sin embargo, aquí quiero detenerme en algo que hemos hecho muy bien durante algún tiempo: mantener la obligatoriedad del voto o mejor dicho, la obligatoriedad a participar en las elecciones. Actualmente, una minoría de países cuentan con un sistema de voto obligatorio. i Participar mediante el voto es voluntario en la mayoría de las democracias del mundo, aún cuando los niveles de votación y participación ciudadana en política parece descender año tras año. Existe una literatura extendida en ciencia política que revisa los argumentos para defender tanto el voto voluntario como el voto obligatorio. ii El argumento normativo más utilizado para defender el voto voluntario dice que votar es un derecho y no una obligación. La idea es que cada ciudadano es libre de elegir participar o no en la principales decisiones democráticas de su comunidad polí

Diseños institucionales para la educación: propuestas radicales (y otras no tanto) para reflexionar

Foto: Inés Arioni El debate sobre la problemática que enfrenta la educación en Uruguay está instalado desde hace varios años. El preocupante desempeño de Uruguay en las pruebas PISA, en particular el elevado grado de disparidad en los resultados y el relativo estancamiento en el tiempo,  han sido ampliamente comentados. Otro indicador alarmante, también ya de común conocimiento, es el bajo porcentaje de jóvenes que finaliza la educación secundaria. En 2009, el porcentaje de jóvenes de 20 años que había finalizado la educación secundaria en Uruguay era de 33% frente a un 62% en Argentina y 76% en Chile, ubicándose sólo por encima de Nicaragua, Honduras y Guatemala en el contexto Latinoamericano. [1] A inicios de octubre, Erik Hanushek, reconocido economista especializado en temas de educación, visitó Uruguay. En dicho marco, sugirió una serie de recomendaciones de políticas para mejorar el desempeño de la educación, que resumió en cinco puntos: exámenes centraliz