jueves, 17 de febrero de 2011

Democracia y la pomada del Tigre


Hasta hace no mucho, la “pomada del Tigre” era un producto muy ofertado en el transporte público de Montevideo. Sus vendedores afirmaban que esta pomada era capaz de sanar y aliviar un buen número de dolores y malestares.
El uso que se hace en Uruguay de la idea de democracia me hace acordar mucho a la forma en que la pomada del Tigre era ofrecida. De una forma u otra, se insiste en la idea de que mas democracia es lo que se necesita para mejorar el funcionamiento de nuestras instituciones claves. Así, se habla de democratizar la educación, el sistema de salud, la cultura y hasta la “convivencia”. Del mismo modo se ha dicho que hay que “transformar democráticamente el Estado” o incluso que se debería diseñar un modelo democrático de “seguridad ciudadana”. ¿Qué tiene de malo hablar de democracia en esos términos? ¿Es esto problemático? En cierta forma sí. Mi cometido en este ensayo es explicar por qué.
Debo hacer dos aclaraciones antes de seguir. Primero, no voy a desarrollar aquí un argumento en contra de la democracia como forma de gobierno; lejos están mis intenciones de eso. Simplemente voy a explicar por qué hay que ser cuidadoso con los usos de la idea de democracia que se hacen a diario. Segundo, mi crítica no se dirige al manejo de la idea de democracia por parte del gobierno de turno sino que tiene un alcance multipartidario. De hecho, todas las sugerencias arriba mencionadas provienen de los programas políticos de los mayores partidos que compitieron por las elecciones nacionales en 2009.
Para empezar, ¿qué es democracia? Si bien existen múltiples definiciones- y por ello sería ridículo extendernos sobre ese punto aquí- una definición minimalista nos dice que en su núcleo duro la democracia es un método para tomar decisiones. Con el método democrático podemos elegir como distribuir diferentes cargas y beneficios en nuestra sociedad. Por ejemplo, en un gobierno democrático los gobernantes son elegidos a través del voto mediante elecciones competitivas. Hacer un sorteo o usar la fuerza son otros procedimientos alternativos para el mismo cometido. Pero más allá de la existencia de competencia y elección, el método democrático usualmente se caracteriza por ser inclusivo: los involucrados deben tener oportunidades iguales y reales de participar y votar.
La idea de democracia tiene un componente de igualdad muy fuerte. El “demos” es el sujeto que decide. Ahora bien, ¿qué significa decir que vamos a democratizar el sistema educativo o el de salud? ¿Significa que más ciudadanos van a formar parte del proceso de decisión en esos ámbitos o simplemente significa que se quiere promover un mayor nivel de inclusión de la ciudadanía en ellos?
Decir que el sistema educativo tiene que ser más democrático en el segundo sentido, supone que debe ser más inclusivo, esto es, que más estudiantes deberían ser incorporados al sistema. Sin embargo, la inclusión de más estudiantes al sistema educativo o de más ciudadanos al sistema de salud o de más beneficiarios a las políticas sociales es un tema de cobertura y no de democracia. Dicho de otra forma, universalizar el sistema educativo o de salud es bien diferente a “democratizarlos”. Que más ciudadanos tengan acceso al sistema de salud no supone que más ciudadanos van a tener acceso a los ámbitos de decisión de nuestras instituciones sanitarias. Es importante hacer esa distinción. Mientras defiendo la universalización de la salud pública, no me parece adecuado que el funcionamiento de las instituciones sanitarias este determinado por el voto o la elección de cada uno de sus usuarios. Eso crearía importantes problemas de eficiencia. Personalmente puedo tener opiniones sobre cómo debería funcionar el sistema de salud en ciertos puntos, pero mi ignorancia sobre el quehacer diario de las instituciones sanitarias hace que incluir mi voz en los procesos de toma de decisión genere más cargas que beneficios. Una cosa es crear mecanismos de rendición de cuentas y otra cosa bien diferente es dar poder decisorio total a los usuarios. El mismo razonamiento lo podemos extender a otras áreas como la educación, la seguridad o las políticas sociales.
La democracia es la mejor forma de gobierno que tenemos disponible. Pero asumir que el modelo de gobierno democrático y su lógica inclusiva debe ser extendido para corregir el funcionamiento de nuestras instituciones públicas es un paso diferente. Con ello se corre el riesgo de terminar legitimando procedimientos y resoluciones ineficientes para los objetivos trazados. Asumamos, por ejemplo, que nuestros objetivos generales en términos educativos son alcanzar mayores niveles de cobertura y calidad. ¿Es razonable pensar que el mejor camino para alcanzar esos objetivos radica en que los involucrados (alumnos, padres, maestros, profesores, funcionarios, etc.) cuenten con una mayor o igual participación en la toma de decisiones? Ciertamente, la existencia de mecanismos de decisión democrática dentro del sistema educativo es importante. Es muy bueno que todos los involucrados puedan ser oídos. El problema surge cuando se piensa que la solución principal ante cualquier falla se encuentra en darle más voto y voz a todos los involucrados. Incluir democracia en la ecuación que busca solucionar nuestros problemas es casi siempre un camino libre de costos políticos. Así llegamos a una etapa del debate público en el que el verbo “democratizar” es ofertado de la misma forma que la pomada del Tigre.



8 comentarios:

  1. Democratizar suena lindo y muchas veces encubre la falta de propuestas concretas, en eso coincido. Ahora me gusta hacer dos reflexiones derivada de este análisis.

    (1) Democratizar puede ser entendido como ampliar la posibilidad de optar. Un ciudadano puede no saber cómo gobernar un país, pero elige un paquete más o menos armado en forma de partido político que representa ciertos valores, ideas o preferencias. Lo mismo puede aplicarse en salud o enseñanza. En el caso de la enseñanza se han hecho varias propuestas al respecto. Si bien reconozco que el asunto es discutible y no es la panacea, no me parecería mal tomar en serio ese debate y ver qué se puede tomar de países como Chile o Suecia al respecto. Claro, sistemas educativos como el de Finlandia o Corea son bastante más centralizados y son de los mejores del mundo, por lo que el tema da para debatir. Independientemente de los resultados, la posibilidad de optar me parece que es un bien que merece ser considerado en sí mismo, y, además, creo que sería más fructífera una discusión educativa en torno a modelos o ideas más concretos y no tantas abstracciones.

    (2) Democratizar en el sentido de incrementar la participación puede ser ambivalente. No voy a profundizar esta idea ahora (pido disculpas por ello). Pero la participación tiene un costo que no todos quieren o pueden asumir (para ser más exactos, distintos niveles de participación tienen costes diferentes) Entonces, para muchas personas lo más razonable es incidir mediante la compra de paquetes: o sea, escoger representantes que agreguen saber técnico a una orientación ideológica común (votar representantes es lo menos participativo pero lo menos costoso). No digo que la participación sea mala idea, puede ser muy buena de hecho. Digo que en algunos casos puede abrir las puertas a monomaníacos (creo que era Oakeshott el que usaba ese termino) gente que obsesionada con un tema focaliza todos sus recursos para incidir en esa cuestion. No es por tirar contra la participación, solo creo que debemos tener una mirada más balanceada en el asunto y sopesar que la democracia representativa no es necesariamente inferior.

    Por último, esta claro que la democracia no lo soluciona todo, pero la posibilidad de expresarse y la seguridad de no ser castigado por ello es invalorable.
    Solucionar los problemas depende de la forma cómo se enfrenten, de las seriedad con la que se trabaja en la elaboración de propuestas (que no tienen por qué surgir exclusivamente del ámbito político), y, también, de lo que se demanda desde el electorado.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Es difícil comentar un artículo sobre el que uno está prácticamente totalmente de acuerdo.

    Un corolario de hacer mas 'democráticas' algunas cosas, en el mal sentido, es su falta de 'democratización' real. Me explico. Cuando voto en las elecciones nacionales, elijo un presidente y un conjunto de legisladores con una serie de propuestas, algunas de ellas de política energética, seguridad ciudadana, política económica, tributaria, etc. En una forma simplista estoy incidiendo sobre muchos campos. Al menos en el papel, tengo la opción de expresar alguna preferencia. Pero si no soy parte de la universidad de ninguna forma (como estudiante, docente o egresado), no tengo hijos en edad escolar o liceal, ni soy profesor o maestro, no puedo incidir de absolutamente ninguna forma en el sistema, no tengo la opción de expresar preferencia, ni siquiera en el papel.

    Karl Popper prefería ver a la democracia no como un buen sistema de gobierno, o un mecanismo de elegir 'bien' a los gobernantes o programas, sino que fiel a su falsacionismo, pensaba que era una forma de gobierno con las mejores garantías para SACAR a los malos gobernantes y malos programas, sin derramamiento de sangre. La peculiar forma de concebir la democracia dentro del sistema educativo hace que si bien (casi) todo el uruguay está de acuerdo en que la universidad y secundaria tienen (graves) problemas, la posibilidad de emitir un voto en contra es inexistente salvo para una ínfima minoría de ese uruguay.

    saludo la existencia del blog, por cierto!

    ResponderEliminar
  3. Concuerdo con absinthe, es dificil estar en desacuerdo con lo que se propone.
    Una pequeña reflexión que espero agregue a lo de Cristian:
    Creo que una punta central del problema de "democratizar" en el sentido de incrementar la participación en tantos ámbitos de decisión, es la del recurso tiempo.
    A diferencia de la elección de representantes para los legislativos y ejecutivo en las que se elige un "paquete" de opciones prácticamente una vez cada 5 años (en el que suponemos existe cierta expertice técnica), en las instancias de participación que se discuten -en general- el mecanismo se asemeja más a una suerte de democracia directa (con las enormes problemáticas de aplicarla en la sociedad contemporánea) e implica un costo enorme de tiempo al que muchos no pueden o no quieren disponer.

    Es así que, tal como sostiene Ernesto, resulta muy probable que los espacios de decisión terminen captados por los actores "obsesionados" (quizá sea mejor decir "muy comprometidos") o aún peor, por corporaciones con la estructura y conocimientos requeridos para coaptar esos ámbitos e inclinar los procesos de decisión a su antojo.

    Calculo que la mayoría de los lectores del blog alguna vez tuvo la no tan grata experiencia de asistir a una asamblea y ver como se guiaba y extendía una votación a tal punto que los únicos que realmente tenían poder de decisión eran los que disponían de mucho tiempo para dedicarle a esa tarea (ni hablar de los problemas de coerción que pueden surgir de una votación a mano alzada).

    En resumen, además de los problemas de eficiencia que señaló Cristian, creo que otra problemática central de estas formas de "democratizar" la elección o conducción, es que están muy lejos de ser democráticas: es enorme el porcentaje de personas que se encuentran en desigualdad de oportunidades para hacer oír y contar su voz en temas que los involucran, tanto fuera en el presente como en el mediano y largo plazo.

    ResponderEliminar
  4. En el libro de Pierre Ronsavaillon, "Democracy Past and Future", se hace una referencia similar a como los franceses ante la llegada de la democracia (el voto) durante el siglo XIX, creian que todo se resolveria por arte de magia. La democracia, traeria, paz, pan y trabajo. Los acontecimientos posteriores en Francia demostraron ciertamente lo contrario. En la misma linea de analogias historicas, Raul Alfonsin, ex-presidente argentino, celebre por su frase "Con la democracia se educa, con la democracia se come..." etc. solo para presidir sobre uno de los periodos de descalabro economico mas importantes de la Argentina. La democracia, en su sentido de poder decision (votar) o en su sentido de incluir, siempre ha sido un poderoso llamado, para una especie de (entendible) espejismo colectivo.

    Entendida desde un punto de vista esencialista, la democracia tiene una carga implicita de valores asociados a los derechos fundamentales de los individuos, y como tal, es deseable que esa clase de logica permee las instituciones.Desde una perspectiva de toma de decisiones, creo que depende mas de los puntos donde se toman las decisiones, en una situacion dada. A modo de ejemplo, solo para seguir con el caso de salud
    decidir si queremos un sistema de salud relativamente igualitario donde la gente no deba pagar en exceso por sus medicamentos (sist solidario) vs un sistema individual de seguros (similar al chileno o al patetico intento norteamericano actual)es claramente una decision politica y forzosamente democratica en el sentido de inclusion y metodo de decision. Salvo que uno abogue por la utopia tecnocratica esto suena a un camino posible.

    Ahora bien, en la mesa de cirugia, para saber si se me opera o no, no quisiera tener un debate con el representante del gremio o de los usuarios. Es una decision que corresponde al cirujano, y no hay nada de democratico en eso.

    ResponderEliminar
  5. Interesantes los apuntes de Cristian. De todas formas sería cuidadoso al menos en dos sentidos.

    i) La crítica a la democracia meramente representativa creo que sigue siendo en muchos sentidos válida. La idea de democracia participativa sigue teniendo cierta fuerza. El problema es que en Uruguay estamos asistiendo a lo que por ponerle un nombre llamaría la cooptación corporativa de la idea de participación. Los ejemplos de la salud y la educación que elige Cristian son muy sensibles y ejemplifican bien esto. Pero en el horizonte de buena sociedad que alguna gente maneja esta la idea de autogobierno, esto es que las personas deben progresivamente ganar en oportunidades de incidir sobre los distintos procesos que afectan sus vidas. Yo simpatizo bastante con esta idea, pero es un lindo tema para seguir debatiendo.

    ii) La relación entre democracia y eficiencia es un tema delicado. Pongo un ejemplo de lo que más conozco: la participación de los trabajadores en la gestión de las empresas (democracia en la empresa). Toda la evidencia disponible indica que la introducción de mecanismos democráticos en las empresas tienen efectos neutros o incluso positivos sobre distintas variables de desempeño (innovación, productividad, empleo, inversiones, inversiones en tecnologías ambientalmente amigables, sobrevivencia, etc)

    ResponderEliminar
  6. Muchas gracias por los comentarios. Ciertamente estoy de acuerdo con los puntos principales que señalan todos ustedes. Eso implica que también creo, como Gabriel, que el método democrático no lleva necesariamente a menores niveles de eficiencia. De hecho, como me decía Gabriel, si hay evidencia experimental que muestra lo contrario para muchas situaciones. Sin embargo, mi punto va por otro lado. Lo que quería resaltar en la nota es el uso desmedido que se hace de la idea de democracia en los debates públicos en Uruguay. Ese uso desmedido vacía de contenido lo que se dice. ¿Qué quiere decir que se propone “democratizar la convivencia” o la “seguridad ciudadana”? Esos son ejemplos reales tomados de algunos programas de gobierno de las últimas elecciones presidenciales. Estoy convencido de que se pone democracia en todas las ecuaciones porque es algo libre de costo. Así, dicen que hay que democratizar la salud, la enseñanza, la seguridad ciudadana, las políticas sociales, etc. O sea, hay que democratizar todo lo que necesita ser revisado o mejorado. Pero lo que no queda nada claro es en qué sentido se quiere “democratizar” y con qué objetivos. Otro tema es el beneficio que las corporaciones pueden tomar de esa tendencia “democratizadora”, pero ese es un tema para otra entrada del blog.

    ResponderEliminar
  7. Muy bueno, de entrada me parece bárbaro que alguien cuestione los términos que se utilizan para hablar de ciertas cosas, más allá de la discusión sobre la democratización o no de los distintos ámbitos, me quedo con la base del artículo: de qué hablamos cuando hablamos de democratización?

    Por otro lado me parece que para democratizar necesitamos formar a las personas. Quedarse sólo con el voto no me sirve, y con la voz en una asamblea tampoco (todos sabemos cómo funcionan, las guerras retóricas que se dan entre una minoría que trata de manipular las ideas para conseguir los votos de una mayoría), aquellos que participan tienen que saber pensar y buscar otras formas (algo más orgánico, de pequeñas organizaciones que integren otras más grandes, quizá.) Me animo a decir que no podemos quedarnos con este modelo de democracia -o con la democracia en sí, para el caso- como ideal último de convivencia.


    saludos!

    "Una simple ciudadana que poco tiene que ver con el ambiente sociológico" :P

    ResponderEliminar
  8. Estimado Cristian,
    Entiendo el enfoque que da al artículo y los argumentos que esgrima al respecto pero, me preocupa la siguiente frase con la cual cierra su exposición: "El problema surge cuando se piensa que la solución principal ante cualquier falla se encuentra en darle más voto y voz a todos los involucrados". ¿Cómo vamos a saber que es lo que realmente necesita nuestra sociedad si no abrimos canales de comunicación hacia la gente y las diferentes problemáticas que posee? Acaso no corresponde, si por ejemplo, queremos mejorar el sistema educativo que escuchemos a los estudiantes, los profesores y las autoridades, en definitiva a los actores que estan directamente involucrados en el día a día haciendo frente a las diferentes problemáticas que surgen en el sector. Lamentablemente por momentos su artículo deja traslucir viejos miedos de antaño: "cuidado con dar participación a la ciudadanía, ellos son solo un revaño, nosotros la elite política debemos decidir por ellos", de más esta decir que este paradigma fascistas obsoleto carece de vigencia en el mapa político actual. Dar mayor participación, sin lugar a dudas va a otorgar mayor complejidad a los procesos, pero el resultado final de seguró va a acercarse bastante más al justo medio de Aristóteles logrando un mayor grado de satisfacción de la ciudadanía, sin gastar tanta pomada del tigre.

    Desde algun lugar del mundo.... Zuzane

    e-mail: zuzanerelam@hotmail.com

    ResponderEliminar