Entre fomentar el crecimiento poblacional y disminuir la brecha de género


En esta semana se dieron a conocer los datos definitivos del Censo 2011: residiendo en el territorio nacional somos 3.286.314 personas. Los nuevos resultados reflejan que la población uruguaya crece con un promedio anual de un 0,19 %, ritmo menor al registrado entre 1963 y 1975 (0,62%), pero mayor que las proyecciones debido “exclusivamente” (indica el documento) a que los uruguayos emigraron menos durante los últimos tres años[i].  Sin duda que el problema está en la distribución etaria de nuestra población. La población mayor de 65 años pasó de ser el 7,6 % en el censo de 1963 al 14,1 % en el Censo 2011, mientras que la población menor de 15 años, disminuyó de 28,2% de la población en 1963, al 21,8% en 2011.
Estas cifras volvieron a poner en discusión las políticas para favorecer el crecimiento poblacional. Por un lado, el presidente Mujica ha hecho hincapié en las políticas para el retorno de emigrantes uruguayos, por otro se ha hablado de fomentar la natalidad. Sin embargo, aún no se ha escuchado una discusión seria al respecto, ni por parte del gobierno, ni por parte de la sociedad civil.
Hace unos días, con motivo de la semana de la Lactancia Materna, el ministro Jorge Venegas explicaba la intención del gobierno de poder implementar en el sector privado el medio horario para las madres durante los primeros seis meses de vida del bebé (ley que está vigente para las trabajadoras del sector público), y advertía que, si bien sería un beneficio para la madre y su bebé, esto podía aumentar la discriminación de género a la hora de contratar mujeres en edad reproductiva.  
La discriminación de género, entendida como desigualdad ante situaciones idénticas entre el hombre y la mujer, se suele representar a través de la expresión brecha de género (gender gap). El estudio global del Foro Económico Mundial conocido como Global Gender Gap Index (GGGI)  incluye a Uruguay entre los países estudiados. Este índice busca capturar las disparidades basadas en el género a través de la medición de cuatro aspectos: “participación económica y oportunidades”, es decir, la brecha en la tasa de participación en la fuerza laboral, “educación” que se calcula a través de comparaciones entre cantidad de hombres y mujeres en todos los niveles educativos,  “salud y supervivencia”, y “empoderamiento político” que mide la relación  entre mujeres y hombres en puestos de toma de decisiones –legisladores, ministros, primeros ministros o presidentes-. En todas las variables el óptimo de igualdad es 1, es decir, cuanto más próximo al 1 más igualitario se considera a un país[i].


De los 135 países que son evaluados por el GGGI, Uruguay se encuentra rankeado en el lugar 58, con un coeficiente de 0,6907. El país más igualitario en América Latina según este índice es Costa Rica, ubicado en el lugar 25 (0,7266), seguido por Nicaragua en el 27, Argentina en el 28, Panamá en el 40, Ecuador en el 45, Chile en el 46, Honduras en el 54 y Uruguay en el puesto 58 es el octavo país más igualitario en términos de género en América Latina.


Fuente: The Global Gender Gap Report 2011

En Uruguay, la brecha de género está casi en niveles de igualdad en términos de salud y educación, ha mejorado en términos económicos y donde se encuentra realmente lejos de 1 es en aspectos políticos. En las variables que componen el índice, Uruguay está dentro de los países considerados en el óptimo en términos de Salud y Supervivencia (0,9796) y  ocupa el lugar 35 en materia educativa (0,9982). Sin embargo, cae dramáticamente al puesto 60 en Oportunidades Económicas y Participación (0,6621), y aún más en empoderamiento político: ocupa el lugar 70 con un índice de 0,1278. Lo que estos datos muestran es que la brecha educacional es casi nula y en algunos casos favorece a las mujeres[i], y tampoco hay diferencias relevantes en el área de la salud. Por el contrario, la brecha de género aumenta en el mercado laboral y en relación a los ingresos recibidos. Según el informe Estadísticas de Género 2011: “La retribución por trabajo continúa siendo una de las dimensiones en las que las desigualdades sociales de género se hacen más fuertes”[ii]. Si 100 es el salario percibido por varones por hora de trabajo en ocupación principal, las mujeres en 2011 perciben 90,4.

En conclusión, el problema que enfrenta Uruguay no es el de igualar las oportunidades para la educación, sino igualar las condiciones del trabajo. Las mujeres alcanzan niveles educativos similares o incluso superiores que los hombres, pero, a pesar de eso, participan menos en el mercado laboral y, a iguales niveles de calificación y tarea, ganan sistemáticamente menos. Las políticas que ayuden a disminuir esa brecha de género deberían, al menos, no ser otro estímulo a la baja de natalidad. Y digo “al menos” porque muchas veces sucede que ambos objetivos compiten: mujeres que logran trabajar en iguales condiciones que los hombres pero renunciando a la maternidad, o mujeres que deciden tener hijos y por eso renuncian a trabajar fuera de su casa, o disminuyen su horario o ven mermadas las posibilidades de una carrera profesional. Claramente lo ideal sería que ambos objetivos pudieran ser alcanzados de forma conjunta: lograr políticas que igualen las oportunidades y retribuciones del trabajo de hombres y mujeres, y a la vez fomenten la natalidad. Seguramente estas políticas deberían incluir, entre otras propuestas, sistemas de cuidado de niños pequeños de acceso universal y políticas que favorezcan un mayor involucramiento de los padres en la crianza de sus hijos. Por el momento, el debate público no parece prestarle mucha atención a estos temas. Ojalá los datos del censo sean un disparador de ésta discusión que el país se debe.



[i] http://www.ine.gub.uy/censos2011/index.html
[i] Hausmann, Ricardo, Laura Tyson y Saadia Sahidi. 2011 “The Global Gender Gap Report 2011”. World Economic Forum. http://www3.weforum.org/docs/WEF_GenderGap_Report_2011.pdf 
[i] Un mayor desarrollo  de este tema se encuentra en Suzanne Duryea , Sebastian Galiani, Hugo Ñopo, y Claudia Piras, 2007. "The Educational Gender Gap in Latin America and the Caribbean", RES Working Papers 4510, Inter-American Development Bank, Research Department.
[ii] Ver: http://www.mides.gub.uy/innovaportal/file/15091/1/estadisticas_de_genero_2011.pdf



Revisando Mitos: Inclusión, Ideología y Representación Política en el Siglo XXI*

Por Iris E. Acquarone y Gonzalo Di Landro Tiempo de lectura: 10 a 15 minutos —