jueves, 16 de agosto de 2012

Entre fomentar el crecimiento poblacional y disminuir la brecha de género


En esta semana se dieron a conocer los datos definitivos del Censo 2011: residiendo en el territorio nacional somos 3.286.314 personas. Los nuevos resultados reflejan que la población uruguaya crece con un promedio anual de un 0,19 %, ritmo menor al registrado entre 1963 y 1975 (0,62%), pero mayor que las proyecciones debido “exclusivamente” (indica el documento) a que los uruguayos emigraron menos durante los últimos tres años[i].  Sin duda que el problema está en la distribución etaria de nuestra población. La población mayor de 65 años pasó de ser el 7,6 % en el censo de 1963 al 14,1 % en el Censo 2011, mientras que la población menor de 15 años, disminuyó de 28,2% de la población en 1963, al 21,8% en 2011.
Estas cifras volvieron a poner en discusión las políticas para favorecer el crecimiento poblacional. Por un lado, el presidente Mujica ha hecho hincapié en las políticas para el retorno de emigrantes uruguayos, por otro se ha hablado de fomentar la natalidad. Sin embargo, aún no se ha escuchado una discusión seria al respecto, ni por parte del gobierno, ni por parte de la sociedad civil.
Hace unos días, con motivo de la semana de la Lactancia Materna, el ministro Jorge Venegas explicaba la intención del gobierno de poder implementar en el sector privado el medio horario para las madres durante los primeros seis meses de vida del bebé (ley que está vigente para las trabajadoras del sector público), y advertía que, si bien sería un beneficio para la madre y su bebé, esto podía aumentar la discriminación de género a la hora de contratar mujeres en edad reproductiva.  
La discriminación de género, entendida como desigualdad ante situaciones idénticas entre el hombre y la mujer, se suele representar a través de la expresión brecha de género (gender gap). El estudio global del Foro Económico Mundial conocido como Global Gender Gap Index (GGGI)  incluye a Uruguay entre los países estudiados. Este índice busca capturar las disparidades basadas en el género a través de la medición de cuatro aspectos: “participación económica y oportunidades”, es decir, la brecha en la tasa de participación en la fuerza laboral, “educación” que se calcula a través de comparaciones entre cantidad de hombres y mujeres en todos los niveles educativos,  “salud y supervivencia”, y “empoderamiento político” que mide la relación  entre mujeres y hombres en puestos de toma de decisiones –legisladores, ministros, primeros ministros o presidentes-. En todas las variables el óptimo de igualdad es 1, es decir, cuanto más próximo al 1 más igualitario se considera a un país[i].


De los 135 países que son evaluados por el GGGI, Uruguay se encuentra rankeado en el lugar 58, con un coeficiente de 0,6907. El país más igualitario en América Latina según este índice es Costa Rica, ubicado en el lugar 25 (0,7266), seguido por Nicaragua en el 27, Argentina en el 28, Panamá en el 40, Ecuador en el 45, Chile en el 46, Honduras en el 54 y Uruguay en el puesto 58 es el octavo país más igualitario en términos de género en América Latina.


Fuente: The Global Gender Gap Report 2011

En Uruguay, la brecha de género está casi en niveles de igualdad en términos de salud y educación, ha mejorado en términos económicos y donde se encuentra realmente lejos de 1 es en aspectos políticos. En las variables que componen el índice, Uruguay está dentro de los países considerados en el óptimo en términos de Salud y Supervivencia (0,9796) y  ocupa el lugar 35 en materia educativa (0,9982). Sin embargo, cae dramáticamente al puesto 60 en Oportunidades Económicas y Participación (0,6621), y aún más en empoderamiento político: ocupa el lugar 70 con un índice de 0,1278. Lo que estos datos muestran es que la brecha educacional es casi nula y en algunos casos favorece a las mujeres[i], y tampoco hay diferencias relevantes en el área de la salud. Por el contrario, la brecha de género aumenta en el mercado laboral y en relación a los ingresos recibidos. Según el informe Estadísticas de Género 2011: “La retribución por trabajo continúa siendo una de las dimensiones en las que las desigualdades sociales de género se hacen más fuertes”[ii]. Si 100 es el salario percibido por varones por hora de trabajo en ocupación principal, las mujeres en 2011 perciben 90,4.

En conclusión, el problema que enfrenta Uruguay no es el de igualar las oportunidades para la educación, sino igualar las condiciones del trabajo. Las mujeres alcanzan niveles educativos similares o incluso superiores que los hombres, pero, a pesar de eso, participan menos en el mercado laboral y, a iguales niveles de calificación y tarea, ganan sistemáticamente menos. Las políticas que ayuden a disminuir esa brecha de género deberían, al menos, no ser otro estímulo a la baja de natalidad. Y digo “al menos” porque muchas veces sucede que ambos objetivos compiten: mujeres que logran trabajar en iguales condiciones que los hombres pero renunciando a la maternidad, o mujeres que deciden tener hijos y por eso renuncian a trabajar fuera de su casa, o disminuyen su horario o ven mermadas las posibilidades de una carrera profesional. Claramente lo ideal sería que ambos objetivos pudieran ser alcanzados de forma conjunta: lograr políticas que igualen las oportunidades y retribuciones del trabajo de hombres y mujeres, y a la vez fomenten la natalidad. Seguramente estas políticas deberían incluir, entre otras propuestas, sistemas de cuidado de niños pequeños de acceso universal y políticas que favorezcan un mayor involucramiento de los padres en la crianza de sus hijos. Por el momento, el debate público no parece prestarle mucha atención a estos temas. Ojalá los datos del censo sean un disparador de ésta discusión que el país se debe.



[i] http://www.ine.gub.uy/censos2011/index.html
[i] Hausmann, Ricardo, Laura Tyson y Saadia Sahidi. 2011 “The Global Gender Gap Report 2011”. World Economic Forum. http://www3.weforum.org/docs/WEF_GenderGap_Report_2011.pdf 
[i] Un mayor desarrollo  de este tema se encuentra en Suzanne Duryea , Sebastian Galiani, Hugo Ñopo, y Claudia Piras, 2007. "The Educational Gender Gap in Latin America and the Caribbean", RES Working Papers 4510, Inter-American Development Bank, Research Department.
[ii] Ver: http://www.mides.gub.uy/innovaportal/file/15091/1/estadisticas_de_genero_2011.pdf



5 comentarios:

  1. Muy bueno, Rosario. Estaría bueno ver comparativamente cómo el número de instituciones de cuidado (jardines, hogares para adultos, etc) impacta no solo sobre el número de mujeres en la oferta de trabajo sino sobre el número de mujeres dispuestas a tener hijos. No tengo ni idea de dónde estamos parados con el tema de las instituciones de cuidados en términos comparativos. Pero supongo que a mayor disponibilidad, acceso y demás a estas instituciones, mayor debería la participación de mujeres en el mercado laboral. Y más fácil debería ser la decisión de tener hijos o no. El componente de “participación económica y oportunidades” debería verse afectado por esa variable.

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  2. Buen punto Cristian. Efectivamente sería interesante investigar esos datos. Gracias por el comentario.

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  3. Rosario, tu artículo toca muchos temas importantes.

    Algunos comentarios:

    1. No tengo claro que aumentar la natalidad sea un objetivo deseable, creo que entre los demógrafos al menos hay varias bibliotecas en cuanto a esto.

    2. La realidad de las mujeres no es homogénea porque hay otras formas de desigualdad que coexisten con la desigualdad de género. O acaso no hay groseras desigualdades educativas (que al comparar hombres y mujeres en promedio el artículo sugiere que ya no son relevantes) entre mujeres pobres y de clase media-alta?. A qué debemos concederle primacía explicativa: género o clase?

    3. Comparto totalmente la necesidad de una solución sistémica al cuidado de niños en Uruguay. Me parece al menos injusta tu afirmación de que el tema no se esta debatiendo (http://www.sistemadecuidados.gub.uy/). Con las limitaciones que sabemos tienen este tipo de deliberaciones -abiertas en varios frentes por los últimos dos gobiernos-, el tema se está debatiendo creo como nunca antes se hizo.

    4. Tu idea de que dicho sistema debe favorecer "un mayor involucramiento de los padres en la crianza de sus hijos" me parece que encierra una visión que no se si comparto en general. Hay hijos que definitivamente ven poco a sus padres, y otros que los ven demasiado y que necesitan urgentemente una exposición a climas socio-culturales diferentes al que viven en sus casas.

    5. No se cuántos objetivos simultáneos puede atender un sistema de cuidados. Creo que decididamente debería favorecer una mayor participación laboral y oportunidades de realización personal para las mujeres pobres. Puesto en términos generales, el objetivo de aumentar la natalidad me parece dudoso y decididamente errado en el caso de los sectores pobres. Creo que las encuestas revelaban que en Uruguay (y supongo en otros países) las mujeres pobres declaran tener más hijos de los que desean (y que sucede lo contrario para las mujeres de clase media-alta). En la medida que un sistema de cuidados de tipo universal debería generar oportunidades de conciliación de la vida laboral y familiar a todas las mujeres (con los consiguientes temas de financiamiento y equidad del mismo que supongo están en juego), podríamos esperar mas bien que contribuyera a "liberar" a las mujeres pobres de la responsabilidad de sostener el (inexorablemente creo ) bajo crecimiento poblacional del país.

    Perdón si desvio el foco del asunto con estos comentarios.

    saludos,
    Gabriel

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    1. Gabriel,

      Están buenos tus comentarios. Los contesto en orden.
      1)Me parece que más allá de aumentar la natalidad, lo importante sería cambiar la relación entre mayores y jóvenes. No se ocurren otras muchas maneras de lograr eso que aumentar la natalidad, pero es cierto que es un tema complejo, más aún porque no es el mismo que la tasa de natalidad aumente en un sector que en otro. Simplemente puse el tema como disparador.

      2)Seguro que la desigualdad de clase es fundamental, y cruza la de género. De nuevo, el énfasis de la nota está en la desigualdad de género por el tema de la misma, pero no por ello es la más importante de las desigualdades.

      3) Es cierto que este tema se empezó a mover más en el último tiempo, y me parece una muy buena noticia. Lo que sostengo es que no es un tema que haya logrado entrar en la agenda pública.

      4)Cuando hablo de "padres", me refiero al involucramiento de los hombres en el cuidado de los hijos.


      5) Muy de acuerdo con tu último punto.

      Gracias por los comentarios.
      Saludos,
      Rosario

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  4. Respecto al punto (4), mi comentario previo malinterpreta la redaccion de Rosario. No podria estar mas de acuerdo.

    saludos
    gabriel

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