Evra es manya

"Evra es manya.” Así rezaba uno de los tantos carteles que los hinchas de Nacional llevaron al Parque Central la semana pasada con la intención de manifestar su apoyo a Luis Suárez. El cartel es ingenioso y hasta simpático (me consta que le arrancó una sonrisa a más de un hincha de Peñarol). Es al mismo tiempo, sin embargo, un ejemplo clarísimo de que la lectura predominante de todo el incidente Suárez-Evra es errónea en su esencia, y de que la medicina –es decir, la sanción- ante la supuesta actitud racista de Suárez fue posiblemente peor que la enfermedad.

La discusión en torno al incidente original entre ambos jugadores y todo el circo que le siguió parecen estar plagados de un fanatismo que obnubila el juicio sobre las cuestiones de fondo, que a mi entender –tal vez por no ser futbolera, lo admito- son mucho más interesantes y complejas, y por ende dignas de discusión en este espacio.

El incidente. Patrice Evra, jugador del Manchester United denunció a Luis Suárez, del Liverpool, de haberle proferido insultos racistas durante un partido de la liga de fútbol inglesa que ambos equipos disputaron en octubre pasado. Varias crónicas de prensa señalan que no hay más prueba de los insultos que la propia declaración de Evra, y que Suárez reconoció que si bien discutió con Evra, nunca lo insultó del modo en que se lo acusaba. En todo caso, los dos implicados serían igualmente culpables de conductas presumiblemente antideportivas. Sin embargo, la dura sanción recayó exclusivamente sobre Suárez, lo que desató la ira de muchos.
Diversas explicaciones proliferaron rápidamente. Qué Evra no respetó los códigos de la cancha, ya que al fin y al cabo no estaban jugando a las muñecas sino al fútbol (el argumento “poco hombre” o “poco profesional”). Que Evra aprovechó la situación para ganar protagonismo, ya que él es un lateral más mientras que Suárez es un goleador, jugador de prestigio y mucho más reconocido (el argumento “oportunista”). Que la sanción fue injusta y Suárez fue la víctima circunstancial a través de una medida ejemplarizante, paradójicamente emitida desde una sociedad –la inglesa- con un oscuro pasado en cuanto a su relación con los afrodescendientes (el argumento colonialista). Que la prensa inglesa se la agarró injustamente con Suárez porque es sudamericano (este sería el argumento de la discriminación reversa). Que la prensa mundial se la agarró con Suárez porque todavía tiene la sangre en el ojo porque sacó la pelota del arco con la mano en el mundial de Sudáfrica y que se regodearon de que recibiera su dosis (aunque tal vez excesiva) de “fair play” (el argumento revanchista). Y, por supuesto, que Evra es un “negro de m.”, destacando que el problema no es que sea negro, sino que es mala gente, como para dejar en claro que quien lo esgrime no es racista, fue otro de los argumentos que circuló. Y ahí está, creo yo, el problema que no queremos (o tal vez que simplemente no podemos) ver.

“Evra es manya” significa “Evra es de los otros”, es el enemigo, está del otro lado… es todo lo que nosotros no somos (ni queremos ser). La mayoría de los que dicen que Evra es un negro “x” (siendo “x” poco profesional, oportunista, o de m.) se apuran a aclarar que el punto es el “x” y no que sea negro, pero no abandonan el “negro” para acompañar al (otro) adjetivo. Podría ser un gordo, alto o pelado “x” dicen. Y, aunque “gordo”, “alto” o “pelado” resultan tal vez menos chocantes que “negro”, la discriminación solapada hacia lo distinto está igualmente allí. En la medida en que la mención al otro sea en base a estas características de origen (y no a los “x’s”), hay algo en lo diferente que parece hacernos inclinar a tener que resaltarlo. Sospecho que esto es indicativo de que aún hay cierto ruido en ese vínculo con el otro; sospecho que en algún nivel –tal vez ni siquiera plenamente consciente- hay algo de lo distinto que nos rechina.

Buscando lo opuesto, la sanción impuesta a Suárez exacerbó los ánimos y revivió tensiones raciales (además de las deportivas, claro). El episodio es triste, y seguramente el más perjudicado es el jugador uruguayo. Con independencia de lo que verdaderamente haya sucedido en la cancha en octubre, y de lo que pasó hace unos pocos días cuando Suárez volvió a las canchas y se enfrentó nuevamente a Evra, una consecuencia potencialmente positiva de este episodio es que creó una oportunidad genuina para debatir el alcance de los prejuicios raciales y las diferentes formas de expresarlos, y también para repensar el rol que el deporte profesional cumple en el combate (o la perpetuación) de esos prejuicios. Queda la pregunta de si estamos listos para abocarnos a este debate abierta, honesta y respetuosamente.

P.D. A propósito, que en Uruguay a los afrodescendientes, se les dice “negro” cariñosamente, es algo que a mi juicio no atenúa, sino más bien avala el argumento.

Foto: Nicolás Scafiezzo. El Observador. Publicado: viernes 17 de febrero de 2012.
http://www.elobservador.com.uy/noticia/218947/cuestion-de-estado/

Jóvenes montevideanos rescatando destinos

Yo a veces me pregunto, ¿qué sentís vos cuando venís acá? Te debe parecer rarísimo el cante [abreviación coloquial de cantegril], ¿no? Acá está todo podrido, es horrible, aunque a mi me gusta… No me imagino viviendo fuera del cante. … El año próximo… y, ahora que estoy rescatada, me gustaría pegar algún laburo, algo bien, viste. Pero no sé, porque nunca trabajé yo. Pero sí, eso, estar tranquila, con mis hijos, rescatar algún laburo… y estar tranquila viste, no pido más que eso.”


Primera historia. Valeria nació en Casavalle, más precisamente, en la Comunidad Misiones, también conocida como “Los Palomares” del Borro. Cursó hasta cuarto año de escuela primaria, pero dejó de asistir puesto que, de acuerdo a su relato, a su madre lo único que le importaba era que sus hijos le dieran plata, que le sirvieran para algo. Es así que a los once años, comenzó a preparar paquetes de marihuana para su comercialización, y en ocasiones, repartir “pedidos”. Abusada sexualmente por su padrastro, se sale de su casa materna a vivir “en el cante, ¿a dónde me iba a ir? Me fui con un hermano, que después cayó preso, y me quedé viviendo ahí con mi cuñada, y ahí fue cuando empecé a changar, porque ya tenía a la Carina, y mi cuñada tenía dos hijas, y comida no les podía faltar.”

En nuestras visitas al barrio, vemos con mucha frecuencia a Valeria ir y venir con su hija más pequeña colgando de un brazo, y un gran bolso colgando de otro brazo. Es que mientras sus tres niños están en la escuela, ella se dedica a comprar y vender artículos de diversa índole entre sus vecinos. Tiene su clientela en el barrio, sigue viviendo “en el cante”, pero “compró” una vivienda en el entorno inmediato del barrio. Decimos que “compró” entre comillas.

¿Por qué las comillas? Conocido es que entre los vecinos del barrio se produce una circulación de viviendas que se “compran” y “venden”, esto es, se traspasan llaves. Con el afán de desalojar a la población de áreas más céntricas de la ciudad y de erradicar zonas tugurizadas, estas viviendas fueron construidas por la esposa de Juan María Bordaberry, en el año 1976. Desde entonces han sido sub-divididas, ampliadas, re-pobladas por las familias y nuevos pobladores. Un “Palomar”, como le llaman los vecinos, haciendo alusión al amontonamiento en el que viven las palomas, puede costar entre 20.000 y 50.000 pesos uruguayos, de acuerdo a lo que cuentan los propios vecinos.

Hace ya dos años que Valeria dejó el consumo de pasta base, y ha reconfigurado su vida aislándose de su familia. Ello la posiciona en un lugar muy favorable entre los “buenos vecinos” del barrio, que la ayudan con el cuidado de los niños, ropa vieja que ella vende ferias, y algún que otro alimento. Sin embargo, Valeria insiste en que ella nunca trabajó. “Ah, ¿no? ¿Y entonces cómo le llamás a todo lo que hacés por las tardes?”, la cuestiono. “Bueno, yo te digo, así, de tener un trabajo bien, con un jefe, un horario, eso, pero bueno, esto también puede ser un trabajo, no?”, me responde, cambiando claramente la gestualidad.

Segunda historia. Gabriel, 27 años, casado y con tres niñas de 2, 3 y 5 -ninguna es en común con su pareja.- Abandonó los estudios en el primer año de la secundaria, porque “estaba para cualquiera”. En ese “cualquiera”, van apareciendo conforme se asienta la confianza, sus salidas al centro de la ciudad con el fin de rapiñar para volver con “algo para consumir”, el vértigo que la actividad le produce, su práctica de consumo de drogas “pesadas” y la decisión familiar de enviarlo al campo. Originarios del interior del país, Gabriel es enviado con un tío a trabajar el campo, con quien desde el amanecer escucha música, e incursiona en estilos musicales para él desconocidos.

En su auto-análisis, es esto lo que le permite dejar de consumir pasta base de cocaína. Su tío lo vincula al “pastor”, con el que comienza un trabajo de reflexión sobre sí mismo. Vuelve al barrio decidido a tener otra vida: “el pastor me cambió, ahora creo en mí”. Gabriel trabaja hoy en medios de transporte colectivo, en donde canta y baila hip-hop. Se siente bien consigo mismo, y se proyecta a futuro en la actividad. Aunque su vivienda es realmente muy precaria, las expectativas en torno a su futuro son elaboradas positivamente, y está lleno de ideas acerca de cómo mejorar sus ingresos sin dejar una actividad que le encanta. Él mismo compone sus letras, que en su mayoría son mensajes para otros jóvenes, que como él, incursionaron en actividades delictivas y en el consumo de drogas.

“Si querés, te podés rescatar”, afirma convencido. En su caso, no hay duda que en su capacidad de agencia la música y la religión han jugado un papel central para la reconstrucción de un lazo del que se siente muy orgulloso.
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Dos relatos que brevemente nos muestran la vida de dos jóvenes adultos que, lejos de haberse “desafiliado”, han ido rescatando para sí mismos algún lugar desde el cual integrarse socialmente. ¿Cómo comprender el recurrente y diversificado uso que estos jóvenes hacen del verbo rescatar? Lejos de una juventud apática, nos encontramos en Casavalle, ese lugar tan estigmatizado de Montevideo, con jóvenes que buscan intersticios en donde rescatarse a sí mismos y a sus semejantes. “Recobrar por precio o por fuerza lo que el enemigo ha cogido” indica el Diccionario de la Real Academia Española.

Rescatar un lugar es, para muchos jóvenes de hoy, lograr un espacio desde donde vincularse en un país que para ellos y también para sus abuelos, nunca fue “de cercanías”. Allí donde tanto se ha hablado de “desinterés”, “apatía”, “indiferencia”, encontramos jóvenes que adoptan distintas estrategias para hacer frente a diferencias que se constituyen en desigualdades que persisten como desventajas sociales. ¿Somos hoy más desiguales que antes? ¿Que cuándo, en qué, cuánto? Para muchas Valerias y muchos Gabrieles, siempre hemos sido muy distantes. Física y socialmente. Tanto así que, viviendo a treinta minutos del Río de la Plata, muchos de ellos no lo han visto jamás. Y no es metáfora.

Ojalá podamos nosotros, rescatar para las ciencias sociales una mirada capaz de ver lo que tiende a invisibilizarse, y dar la batalla por detectar las “ausencias” y las “emergencias”. Porque parafraseando a Santos “no necesitamos alternativas, sino un pensamiento alternativo de alternativas.”[1]

[1] Santos, Boaventura de Souza (2010): Refundación del Estado en América Latina. Perspectivas desde una epistemología del Sur, Lima: Instituto Internacional de Derecho y Sociedad, Programa Democracia y Transformación Global: 44.

* Foto: Niña jugando en "plaza" de Casavalle. Archivo personal, enero de 2011.


Algunas reflexiones sobre el IVA personalizado


A fines del año pasado el Poder Ejecutivo elevó al Parlamento un proyecto de ley (1) que prevé algunas modificaciones al sistema tributario actual. En particular, el proyecto incorpora un aspecto novedoso para mejorar la progresividad del sistema tributario: la devolución total del IVA de parte de los gastos que realizan los hogares de menores ingresos. En concreto, se prevé la devolución total del impuesto para las compras efectuadas mediante la utilización de tarjetas de débito Uruguay Social para el cobro de Asignaciones familiares o similares, con la posibilidad de extender la devolución también a las compras efectuadas con otros ingresos, siempre que se realicen por medios electrónicos (según una modificación (2) introducida al proyecto original).
Más allá del alcance de la propuesta actual, este aspecto de la reforma pone de manifiesto la voluntad del gobierno de transitar hacia la implementación de un IVA personalizado. De hecho, varias autoridades del gobierno, incluido el propio presidente, han manifestado en varias ocasiones la intención de seguir avanzando en esta dirección.
Como ciudadana que valora vivir en un país más igualitario, la idea me parece en principio atractiva. No obstante, me genera algunas inquietudes, algunas que dependen del diseño que se elija y otras más de fondo que tienen que ver con cuál es en definitiva el camino que deberíamos seguir para alcanzar una mayor equidad en la distribución del ingreso.
El concepto de IVA personalizado surge de una propuesta de reforma impositiva desarrollada por Barreix, Bès y Roca (3) para los países de América Latina y que en términos generales sigue los lineamientos teóricos de una propuesta de IVA digital desarrollada por Ainsworth (4) y las experiencias que en la práctica han sido desarrolladas en Japón y Canadá (5).
La propuesta se fundamenta en la necesidad que tienen los países de América Latina de mejorar la distribución del ingreso (recordar que América Latina es la región más desigual del mundo) dotando de mayor progresividad al sistema tributario sin comprometer los niveles de recaudación. Para lograrlo, argumentan, parece necesario modificar la estructura actual del IVA, que es el pilar más importante de la recaudación (en Uruguay representa casi el 50% de los ingresos del Gobierno Central) y es a la vez un impuesto regresivo. En efecto, al ser un impuesto sobre el consumo, aquellos hogares que no tienen margen de ahorro terminan pagando IVA por todo su ingreso (destinado completamente a la compra de bienes y servicios gravados), mientras que aquellos hogares con capacidad de ahorro pagan el IVA sólo por aquella parte de sus ingresos que destinan a consumo. Por este motivo, si un país tiene una distribución del ingreso determinada antes de impuestos, luego de corregir por los pagos de IVA la distribución del ingreso empeora, se vuelve menos equitativa.
La forma que han adoptado la mayoría de los países para compensar el carácter regresivo de este impuesto ha sido la de exonerar o aplicar una tasa más baja a aquellos bienes de primera necesidad que tienen una participación mayor en la canasta de consumo de los hogares de menores ingresos. En Uruguay, por ejemplo, está exonerada de IVA la leche, el suministro de agua, la leña, entre otros, en tanto se gravan a una tasa mínima (de 10% en lugar de la tasa básica de 22%) el pan, pescado, carne y menudencias, los aceites comestibles; arroz; harina de cereales; pastas y fideos; sal para uso doméstico; azúcar; yerba; café; té; jabón común, grasas comestibles. La desventaja que tiene esta “solución universal”, argumentan, es que si bien reduce la carga impositiva para los hogares de menores ingresos, como estos bienes también son consumidos por hogares cuyos ingresos se ubican en los escalones más altos de la distribución, la renuncia fiscal involucrada no está focalizada y por tanto tiene un efecto redistributivo limitado.
En ese marco, en el trabajo de Barreix, Bès y Roca se propone implementar lo que denominan un IVA personalizado. En líneas generales, la propuesta consiste en aplicar la misma tasa de IVA a todos los productos y luego compensar a los hogares de menores ingresos devolviéndoles el equivalente o una proporción de lo que pagan de IVA, sin afectar la recaudación total del impuesto. La propuesta sería relativamente fácil de implementar, argumentan, en tanto la reciente implementación de programas de transferencias condicionadas en América Latina ha implicado ya el montaje de un sistema que permite identificar a aquellos hogares en situación de vulnerabilidad social.
Así planteada, la propuesta me parece poco atractiva. Al unificar la tasa de IVA y establecer un umbral de ingresos por debajo del cual realizar compensaciones, originaría una distribución del ingreso disponible más regresiva que la actual entre los hogares que se encuentran por encima de ese umbral, lo que me parece particularmente injusto con aquellos hogares cuyos ingresos se ubican apenas por encima del umbral de corte. De hecho, las simulaciones realizadas para Uruguay en el trabajo de Barreix, Bès y Roca, muestran que un diseño de este tipo tendría un efecto redistributivo prácticamente nulo, aunque sí contribuiría a reducir los niveles de pobreza e indigencia.
Lógicamente, la propuesta soporta otras alternativas de diseño. Por ejemplo, una forma de mitigar el problema anterior sería manteniendo la estructura actual de tasas múltiples, es decir, manteniendo un tasa más baja para algunos bienes de primera necesidad y realizando luego una compensación a los hogares de menores ingresos. En este caso, al mantener exoneraciones y tasas mínimas para productos de primera necesidad, los hogares por encima del umbral no empeorarían respecto de su situación actual pero el porcentaje de devolución para los hogares de menores ingresos sería muy pequeño y el impacto redistributivo nuevamente muy limitado.
Otro diseño alternativo, no contemplado por Barreix, Bès y Roca pero sí en un trabajo realizado por la Asesoría Económica de la DGI (6), sería unificar la tasa de IVA y luego implementar un sistema de compensación que devuelva a cada hogar un porcentaje de lo pagado por IVA ordenándolos según su nivel de ingreso. En este caso, los hogares de menores ingresos, por ejemplo, recibirían una compensación cercana al 100% de lo que abonan por IVA, los hogares de ingreso medio una compensación menor y así sucesivamente hasta llegar a los hogares de mayor ingreso que no recibirían ninguna compensación. Este diseño escalonado es el que parece más adecuado y con mayor impacto redistributivo, pero requeriría el montaje de un sistema de información bastante complejo pero factible.
Ahora bien, yendo a las cuestiones más de fondo, la adopción de un diseño que implique la compensación del IVA sólo a los hogares por debajo del umbral de corte debería tomar la forma de una compensación no condicionada. Conceptualmente, no debería tener menos derecho a recibir una compensación por un impuesto injusto quien mande o no sus hijos a la escuela. En definitiva, sería una forma de transferencia focalizada pero sin contrapartidas. Si bien no estoy conceptualmente en desacuerdo en transferir recursos sin contrapartidas, creo que tendría sentido si además se aprovechara para generar un incentivo a la formalización y por tanto al disfrute de otros beneficios universales que solo reciben quienes están dentro del sistema formal. De lo contrario, me sigue resultando una alternativa preferible continuar mejorando y ampliando el sistema actual de transferencias condicionadas o cualquiera de los otros programas focalizados que lleva adelante el MIDES. Entiendo que son programas que atacan de manera más de fondo la falta de oportunidades que una compensación de impuestos.
Por otro lado, debería discutirse con mayor profundidad cuáles son los mecanismos disponibles para alcanzar una distribución del ingreso más equitativa. En principio, de las alternativas de diseño señaladas, el IVA personalizado escalonado parece ser el más adecuado para alcanzar ese objetivo, pero implicaría consolidar como el pilar más importante de recaudación un impuesto que solo grava el consumo y por tanto su impacto distributivo siempre será limitado. Si bien puede ser complementario a otros mecanismos y puede ser deseable para alcanzar simultáneamente otros objetivos (como la formalización), no debería convertirse en el único foco de atención.
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(1) http://archivo.presidencia.gub.uy/sci/proyectos/2011/11/mef_616.pdf
(2) http://archivo.presidencia.gub.uy/sci/proyectos/2011/12/mef_693.pdf
(3) Barreix, A; Bès, M & Roca, J, (2011) “El IVA Personalizado. Aumentando la Recaudación y Compensando a los más Pobres” Instituto de Estudios Fiscales, Doc Nº 08/2011.
(4) Ainsworth, Richard T (2006a) “The Digital VAT (D-VAT). Working Paper Series, Law and Economics. WP Nº62-22. Boston, MA: Boston University School of Law.
(5) En Japón, existen algunas categorías de bienes con exoneraciones universales y otras categorías que se exoneran únicamente para grupos específicos de beneficiarios. En Canadá, además de existir un sistema con exenciones para bienes y servicios con alta incidencia en la canasta de consumo de los sectores de menores ingresos, existe un sistema de compensación (trimestral) que varía en función del ingreso del hogar y del número de hijos. En el trabajo de Barreix, Bès y Roca se describen ambos casos con mayor detalle.
(6) Asesoría Económica de la DGI, “Un diseño de IVA personalizado. Focalización de beneficios fiscales de acuerdo a capacidad contributiva”. Noviembre 2011.

Revisando Mitos: Inclusión, Ideología y Representación Política en el Siglo XXI*

Por Iris E. Acquarone y Gonzalo Di Landro Tiempo de lectura: 10 a 15 minutos —