El último libro del economista y filósofo Amartya Sen y su colaborador de larga data Jean Drèze ha reavivado recientemente el viejo debate sobre la relación entre crecimiento económico y desarrollo.(1) Los autores analizan la situación de la India y muestran que si bien el país ha encabezado los rankings de crecimiento económico en el mundo en las últimas tres décadas, al mismo tiempo ha perdido lugares frente a países de mucho menor crecimiento económico e incluso menor ingreso per cápita en cuanto a avances en indicadores de nutrición infantil, educación y salud. A partir de estas cifras que muestran que el rápido crecimiento no ha sido acompañado por rápido desarrollo, Sen y Dréze argumentan que la falla radica en las políticas públicas. Que el país no esté avanzando suficientemente en desarrollo se debe a que el Estado no ha tomado las acciones necesarias para aprovechar los nuevos recursos que trajo el crecimiento económico para mejorar las vidas de los cientos de millones de pobres en la India.
En la última década Uruguay ha experimentado también un rápido crecimiento económico que lo sitúa en los primeros lugares del ranking en la región. Una característica por demás positiva del crecimiento uruguayo, que lo diferencia del caso de la India, es que la desigualdad de ingresos medida según el índice de Gini a disminuido notablemente, alcanzando en 2012 el valor mínimo en los últimos 20 años.(2) Sin embargo, a pesar del excelente desempeño reciente tanto en crecimiento como redistribución de ingresos, es posible detectar algunas áreas clave de la calidad de vida de los uruguayos en las que el país está experimentando un fenómeno similar al de India en cuanto a cierto rezago relativo respecto al elevadísimo ritmo de crecimiento económico.
En lo que sigue mencionaré algunos ejemplos que buscan ilustrar la idea más general de que en algunas áreas clave, el desarrollo, entendido como la mejora en la calidad de vida de la población, necesita de políticas eficaces y no necesariamente de crecimiento económico. Dos ejemplos del rezago relativo al que me refiero han recibido abundante atención aquí en razones y personas así como en otros artículos de opinión, pero no así en las prioridades políticas de gobierno. El primer ejemplo, para nada novedoso, es el rezago relativo en la educación, en especial en la educación secundaria. Uruguay está muy rezagado en las tasas de finalización de educación secundaria en las cohortes más jóvenes en comparación con países de la región de mucho menor ingreso per cápita y menores tasas de crecimiento. Asimismo, la educación aparece claramente como el aspecto del bienestar en que menos se ha avanzado en cuanto a disminución de la desigualdad en los últimos años.(3) Pese a lo claro y dramático de la situación, la reacción en términos de políticas ha estado en buena medida ausente.
Una segunda área en la que la mejora en la calidad de vida no ha acompañado a la rápida mejora en los niveles de ingreso per cápita de la población es la de los servicios urbanos en Montevideo, en cuya zona metropolitana vive la mitad de la población del país. Dos servicios clave para la calidad de vida en las ciudad son la limpieza y el transporte. Ambos casos son ejemplos no solo de que la mejora de la calidad de vida en la ciudad no acompaña la explosión de los ingresos monetarios, sino que la primera puede empeorar a causa de la segunda si no hay reacción por parte de las políticas. En el caso de la limpieza el mayor ingreso y consumo han incrementado la cantidad de residuos generados desbordando la capacidad del sistema de recolección, lo que ha hecho de la basura un componente habitual del paisaje de la ciudad. En el transporte el crecimiento ha permitido a los trabajadores comprar más autos, lo que es bueno, pero la ciudad no puede soportar que todos los montevideanos se muevan todos los días en auto. Mientras el transporte público no reacciona para acomodarse a las exigencias del mayor dinamismo económico, el uso del auto a diario es la mejor opción individual, opción que lleva socialmente a mayor tráfico, contaminación y mayor pérdida de tiempo diario en transporte sea cual sea el medio que se use. Otras ejemplos que comparten las mismas características de que las políticas no han garantizado un progreso sustantivo en contraposición con la abundancia de recursos económicos disponibles son sin duda la seguridad ciudadana (tanto de quienes están afuera como adentro de las cárceles) y el acceso a la vivienda, aunque en este último caso las políticas han tenido mayor dinamismo reciente y quizá sea razonable esperar pacientemente por mejores resultados.
Estos rezagos puntuales se deben entonces a la falta de buenas políticas en áreas clave en las que el crecimiento nunca va a traer automáticamente desarrollo. Estamos quizás ante un problema de foco excesivo en los aspectos monetarios del bienestar que dependen básicamente del crecimiento y de la redistribución de ingresos. La prioridad del crecimiento ha sido clara en el énfasis puesto en las exitosas políticas de promoción de inversiones (en especial de las mega-inversiones), en los grandes proyectos de infraestructura y en los tratados de libre comercio y de protección de inversiones. También ha existido una prioridad clara en cuanto a la redistribución de ingresos, con reformas clave como la tributaria, asignaciones familiares y los consejos de salarios, reformas también exitosas en cuanto han contribuido a reducir la desigualdad de ingresos.
El propósito de este artículo no es por tanto argumentar en contra del crecimiento económico y menos criticar los grandes avances en la redistribución progresiva de ingresos, sino que busca proponer, en un momento en que los partidos políticos formulan programas para el próximo gobierno, un viraje de foco hacia áreas definitorias de la calidad de vida de la población. Sería bueno ver eslóganes de campaña que en vez de proponer de nuevo bajar la pobreza (de ingresos) a la mitad prometan mejoras en otras áreas centrales del bienestar en las que existen rezagos. Para avanzar sustantivamente en ésas otras áreas hay que desconfiar, un poco al menos, del piloto automático del crecimiento, por más que dicho crecimiento venga con redistribución de ingresos incluido.
(1) AN UNCERTAIN GLORY. India and Its Contradictions. By Jean Drèze and Amartya Sen
Princeton University Press.
(2) EL FUTURO EN FOCO. Cuadernos sobre Desarrollo Humano. Desigualdad multidimensional y dinámica de la pobreza en Uruguay en los años recientes. PNUD. 2013. Marco Colafranceschi, Elisa Failache y Andrea Vigorito.
(3) Ídem.