Nota de Juan Bogliaccini
Esta nota se basa en una intuición que podrá resultar algo obvia una vez planteada pero que puede ser útil para pensar en forma prospectiva. Al final de la nota hago un disclaimer para que el lector no tome la parte por el todo. La intuición refiere a la capacidad de programar y la educación de nuestros niños. Tal y como sucedió con los escribas de la antigüedad, o las lecturas colectivas de la edad media y posteriores, pero de forma mucho mas acelerada, mi percepción es que en las próximas generaciones saber programar va a ser equivalente a saber escribir, o dicho de otra forma, será otra dimensión de lo que se considerará alfabetización –y por consiguiente analfabetismo–.
En este
escenario desaparecerá la profesión del programador como la conocemos porque
parte de ese expertise será compartido por el individuo promedio –al menos en
el mundo desarrollado–. Otra posible consecuencia es que habrá una brecha
digital entre quienes sepan programar y quienes no. Parece razonable pensar que
este cambio se verá acelerado por la combinación de la incorporación progresiva
de tecnología a nuestras vidas y el también progresivo avance del código
abierto. Esto generará un impacto tremendo en las posibilidades de las personas
de conseguir empleos de calidad, profundizando la brecha de habilidades aún
más. O al menos existe la posibilidad de que esto pase.
La
pregunta que surge entonces seria: ¿en qué lugar nos va a encontrar este
cambio? En Nueva Zelanda y países europeos los niños ya aprenden a programar en
la escuela.1 En Uruguay, más allá del fantástico Plan Ceibal (en mi
opinión, por supuesto), ¿usan los niños las computadoras en la escuela?,
¿navegan en internet o aprenden el lenguaje? El propio Plan Ceibal y el Consejo
de Educación Inicial y Primaria (CIEP) están comenzando un piloto en 50
escuelas para que niños de 5to y 6to año se inicien en la programación.2
Esta es una gran noticia y espero que rápidamente este piloto se extienda a
todo el sistema y a más tempranas edades. Ahora, a partir de algunas entrevistas realizadas para otros proyectos en los que estoy trabajando, mi percepción es que en muchas instituciones no se visualiza este problema y existe la idea sobre que el uso de esta tecnología termina en las búsquedas de información en internet o uso de procesadores de textos y hojas de calculo.
No soy
ingeniero, pero en mi campo es cada vez más importante saber programar tanto para
obtener información como para analizarla. Mi generación corre de atrás, así que
es probable que para la próxima generación tal vez sea un requisito o una
limitación importante. Ahora el disclaimer.
Mi percepción es que hay que avanzar hacia un currículo que integre de mejor
forma las artes, las lenguas, los deportes y el ocio. Entiendo que todos son
importantes, pero la nota refiere específicamente a las lenguas. En este
sentido, si no integramos la programación al currículo junto al castellano, el
inglés y las matemáticas –y tal vez incluso el lenguaje musical–, es posible
que haya círculos de los que nuestros hijos o hijas no puedan participar. Y eso
nunca es buena noticia.
1 Ver http://www.nzherald.co.nz/nz/news/article.cfm?c_id=1&objectid=11348036 y https://jaxenter.com/the-countries-introducing-coding-into-the-curriculum-120815.html