“No sabía qué postura tomar, estaba tratando de pensar respecto a la baja de la edad, pero ni bien vi las chapulinas coloradas de Bordaberry en la rambla de pocitos el domingo, me decidí: No voy a pensar esto un carajo porque no es de pensar este debate” (Desbocatti, 11/04/2011).
Lamentablemente este comentario refleja el nivel del verdadero debate en Uruguay acerca de la disminución de la edad de imputabilidad penal en los jóvenes que cometen delitos (o en conflicto con la ley). Sorprende y entristece la baja calidad de la discusión, tanto en sus defensores como en los críticos. Personalmente, encuentro problemática la reducción de la edad de imputabilidad penal. Creo que existen argumentos en su contra tanto por la debilidad del diagnóstico, las razones morales de establecer este tipo de castigo a los jóvenes, la dudosa eficacia de sus resultados, la incoherencia de establecer nuevas responsabilidades penales pero no nuevos derechos, o inclusive el procedimiento empleado (plebiscito). No obstante, en lugar de profundizar esta discusión prefiero concentrarme en algo más básico y que me tiene preocupado: creo que quienes comparten mi posición respecto a este tema a veces incluyen argumentos inadecuados.
II. ¿Estratégicos, ignorantes e inmorales?
La mayoría de las veces lo primero que se señala es que quienes defienden éste tipo de propuestas carecen de motivación genuina por resolver el problema del delito juvenil. Sus verdaderas intenciones son político – electorales. En lugar de concentrar todos los esfuerzos en los problemas de la propuesta se opta por descalificarlos de “impuros electoralistas” lo cual es innecesario e irrelevante a los efectos del debate. La propuesta de reforma puede ser excelente o espantosa independientemente de sus motivaciones estratégicas ocultas (o sea, no hay que pagar el precio de la ingenuidad para discutir ignorando esas motivaciones). Adicionalmente, el peligro de este tipo de críticas es que rápidamente pueden ser replicadas apelando a la misma lógica y debilitando aun más la discusión. ¿Qué impide a Bordaberry y cía. señalar que los que lo critican también sólo tienen intenciones espurias ocultas (por ejemplo, impedir que los partidos tradicionales logren desbancar al Frente Amplio del Gobierno)? ¿Qué ganamos en términos de soluciones para el problema de fondo cuando el debate se transforma en este fuego cruzado de estrategias no reveladas?
En segundo lugar, los que presentan este tipo de propuestas (y los que las respaldan) son calificados directa o indirectamente de ignorantes. Es decir, están aplicando y apoyando medidas que probadamente jamás han funcionado en ninguna parte del mundo. En algunos casos se señala que existe evidencia empírica en Uruguay citándose como ejemplo de endurecimiento penal inefectivo las modificaciones legales de los años 1995 y 2000 que solo provocaron un aumento del delito y la población carcelaria. En definitiva, asumir racionalidad en los que cometen delitos, y en particular en los jóvenes, es un error que lleva a políticas ineficaces.
Es importante señalar que este tipo de frases tajantes sobre políticas que nunca han funcionado no suelen ir acompañadas de referencias o estudios que las respalden. Con esto no estoy queriendo dar a entender que la investigación internacional respalde este tipo de propuestas. Es verdad que existen muchos estudios que cuestionan la idea del ofensor racional y la inefectividad de la severidad como estrategia de reducción del delito. No obstante, también existe mucha investigación de nivel que afirma lo contrario. No entiendo porqué se asume que la carga de la prueba la tienen solo los proponentes de la reforma. Por otra parte, la apelación a las reformas legales en Uruguay como prueba concluyente ilustra la idea problemática que se posee acerca de cómo evaluar la efectividad o inefectividad de una política. Aun sin plantearnos las máximas exigencias metodológicas para evaluar políticas (experimentos o alguna variante cercana), al menos debería presentarse un análisis estadístico más sofisticado que involucre el control de las variables decisivas, y no una simple asociación descriptiva entre cambios legales y tendencias en la población penitenciaria.
En tercer lugar, se argumenta que estas propuestas de reforma son anacrónicas por que nos retrotraen a medidas antiguas que Uruguay intentó implementar hace más de 70 años y encima en épocas de dictadura! Adicionalmente implican una violación de la normativa vigente internacional en derechos humanos, lo cual implicaría que Uruguay no ratificaría la Convención de los Derechos del Niño (CDN) quedando en compañía de países como USA! En definitiva, los defensores de esta propuesta o bien son (nuevamente) ignorantes, o bien no consideran importante el respeto de los derechos humanos.
Nuevamente hay una descalificación apelando a elementos dudosos. Que una propuesta reflote un aspecto planteado hace muchos años no la hace necesariamente negativa, salvo que asumamos que existe una inevitable evolución positiva de nuestras instituciones sin retrocesos o zig zags. De hecho, si finalmente lograra imponerse este cambio jurídico y dentro de muchos años intentáramos su modificación (volver a los 18 años como línea base de responsabilidad penal adulta), ¿aceptaríamos que nos rechazaran simplemente apelando a su antigüedad? También encuentro inadecuado sugerir una asociación entre esta propuesta y períodos de dictadura o a países con mala fama en términos de derechos humanos. Resulta obvio señalar que más allá de la desaprobación que nos genere un período de dictadura, pueden surgir instituciones que consideremos parcial o completamente positivas (la reforma vareliana, valorada por muchos en Uruguay, se llevó adelante durante la dictadura de Latorre). Dicho de otro modo, para evaluar cuan adecuadas o inadecuadas son la reforma vareliana o la reducción de la edad de imputabilidad debemos concentrarnos en las razones internas de la discusión educativa o criminológica, y podemos desentendernos totalmente de los contextos de donde surgieron. Algo similar sucede con la apelación a que Uruguay quede en compañía de USA. Si algún día USA (o cualquier otro país del cual se tenga una opinión negativa en materia de derechos humanos) suscribe la CDN. ¿Constituye una razón para que Uruguay dejara de ratificarla? Finalmente, tampoco me resulta justo plantear que como la propuesta viola la CDN ello transforma automáticamente en sus defensores en ignorantes o en personas desinteresadas por el respeto de los derechos humanos.
En forma convincente los especialistas señalan que la propuesta tiene fallas y contradice a la CDN. Ahora bien, la discusión no se agota simplemente en ese punto jurídico. Es importante plantear la discusión sobre cómo y porque bajar la edad de imputabilidad penal en los jóvenes es un problema en términos de los derechos humanos. Y ello involucra al menos parcialmente una discusión muy compleja acerca de que significan esos derechos humanos y como se conectan con dos aspectos centrales: i) qué buscamos cuando castigamos penalmente y ii) como definimos la agencia moral de aquellos a los que castigamos. ¿Cuándo y bajo qué condiciones establecemos que alguien es un agente consciente de sus actos, capaz de distinguir entre el bien y el mal, y por ende susceptible de ser juzgado como tal? No puedo profundizar en este tema por falta de espacio y de capacidades intelectuales, pero más allá de lo que establezcan los marcos legales, este no es un debate para nada saldado en la discusión actual donde participan la criminología, derecho penal, filosofía del castigo, sicología, neurociencia, etc. Dado lo complejo y discutible del tema, no estoy seguro que sea adecuado señalar sin más que, los que pretenden disminuir la edad de imputabilidad, por tener cortocircuitos con la CDN automáticamente pasan a carecer de preocupación por el respeto de los derechos humanos.
III. Pase lo que pase perdemos
En definitiva, aun estando en contra de esta propuesta de reforma legal, me preocupa enormemente que las critiquemos de esta forma. No solo creo que es innecesario (dado que existen muy buenas razones para cuestionar esta propuesta) sino que además este tipo de victorias retóricas son miopes y peligrosas.
Si el objetivo es defender los derechos humanos de los jóvenes e intentar diseñar las políticas penales más justas y eficaces que podamos imaginar, debatir en estos términos es contraproducente. En lugar de buscar la mejor versión de esta reforma, de sus defensores y de la ciudadanía que los respalda, en lugar de tender puentes de diálogo, discusión y aprendizaje, los descalificamos y etiquetamos como jugadores triplemente inadecuados: i) estratégicos / mal intencionados, ii) ignorantes, iii) inmorales o indiferentes ante los derechos humanos. Arrinconándolos en ese lugar, no hacemos otra cosa que favorecer su versión más antagónica y punitiva. Adicionalmente, ello también empobrece nuestra posición ya que discutimos sistemáticamente con una caricatura que no nos desafía a refinar y reelaborar nuestros argumentos y principios. Quienes estamos en contra de este tipo de propuestas hemos de preguntarnos, ¿cuánto hemos colaborado indirectamente en estos últimos años para el surgimiento de estas posturas punitivas? ¿En qué medida, las hemos favorecido tanto por la vía de la descalificación de otras versiones menos extremas del pasado como por no haber sabido ofrecer alternativas interesantes que generasen confianza y legitimidad en la oposición y en la ciudadanía en general?
En los últimos 30 años en muchos estados de USA o de Canadá, en Reino Unido, Australia y buena parte de Europa Continental se han promovido reformas de los sistemas penales juveniles y en muchos casos se ha apostado a bajar la edad de imputabilidad. Actualmente no son pocos los países del mundo en los cuales la edad está por debajo de los 18 años. Honestamente, me provoca bastante temor que esta propuesta triunfe en Uruguay. No obstante, aun imaginando el mejor escenario donde la propuesta no prospere, me pregunto, ¿qué valor tendrá si lo logramos discutiendo de esta manera? Mi impresión es que será una victoria efímera y no dejará lecciones, acumulaciones y puntos de encuentro para pensar juntos un sistema penal juvenil justo, eficaz y creíble que permita enfrentar el futuro en forma más optimista. Por eso, si seguimos discutiendo así, perdemos siempre, independientemente del resultado.
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ResponderEliminarMe cuesta aceptar que un guacho de 17 anhos que sale a robar (por ejemplo) no sabe que cualquier cagada que se mande no va a tener una pena importante. Esta claro que cada vez que hay un mayor y un menor involucrados en un crimen, es el menor el que se autoincrimina... Esto no es un claro ejemplo de individuos aprovechandose racionalmente de la ley? Igual esta claro que bajar la edad de imputabilidad no cambia esto, solo lo mueve a un nuevo punto (16 en vez de 18?).
ResponderEliminarLo que me parece medio joda es que se hable de los derechos del ninho cuando hablamos de guachos de 17 que han matado a mas de uno... pero bueno.
Me gusta el análisis, Nico. Y estoy de acuerdo con la pobreza de los argumentos. Pero me quedo pensando en cuáles serían las cosas que deberíamos estar discutiendo...danos más pistas. Y por otra parte, al inicio nos decís que la baja tiene "dudosos resultados", mientras que en el cuerpo de la nota nos decís que hay evidencia hacia los dos lados. Con cuál te quedás vos y por qué?
ResponderEliminarA mi me cuesta creer, como dice Sebastián, que hablemos de niños y " menores" intentando de alguna manera justificar sus actos dada esa condición. Entiendo el punto de que el bajar la edad de imputabilidad no cambia las cosas, pero entiendo que lo que plantea este proyecto de Bordaberry no es solamente eso, sino que tiene que ver también con un mantenimiento de los antecedentes y con la creación de un instituto. No se, yo estoy convencida que siempre hay cosas para mejorar en las propuestas, pero que de alguna forma hay que empezar a mover el asunto de los jóvenes sociópatas y de la mafia que gira y se beneficia entorno a ellos. Yo firmé, pero estoy abierta a cambiar mi postura si es que alguien, no me importa el color de la bandera!, plantea una propuesta mejor. Por ahora no tengo conocimiento de que la haya. Asimismo, creo que es importante, al hablar de derechos humanos, tener en mente siempre que el primer derecho es el derecho a la vida. Derecho que es violado cotidianamente por chicos que se sienten impunes. Nico, capaz que vos podés decirme cuál sería la mejor manera de atacar el asunto, yo todavía no encuentro algo, a corto plazo, claro está, que nos ayude a pasar por esta crisis de inseguridad. Gracias!
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con el análisis de Nico. La pobreza del debate es obvia. Pero también la pobreza de la política sobre la mesa. Que hay problemas con menores infractores, no hay duda. Sin embargo, me molesta mucho que el tema de la seguridad sea utilizado de la forma en la que se está haciendo por los promotores de bajar la edad de imputabilidad. Es un tema muy sensible que debería ser evaluado con acuerdos multipartidarios y no para la tribuna. Sabemos que el sistema carcelario es un caos y que no funciona. Y la propuesta es ni más ni menos que ampliar la franja etaria para meter más gente al sistema. ¿Con que fin? Quiero creer que quienes juntan firmas no piensan que una medida así va a facilitar la rehabilitación de todos los menores que entrarían al sistema penal ordinario. Porque creer eso sería un poco fantasioso. Me parece que en cambio quienes están detrás de esta campaña piensan que hay que encarcelar y encarcelar, y esa es la solución. Más cárceles y más cárceles. El INAU es completamente ineficiente, pero no se habla de cómo reformarlo ni cómo mejorar su gestión. En cambio el debate se centra en un instrumento legal tribunero y sobre el cual existen muchísimas dudas sobre su eficacia. Como Majo, quisiera escuchar un poco más sobre el diagnostico de Nico sobre el problema.
ResponderEliminarCrisitian, me resulta imposible no comentarte, que como condenaba Nico en su análisis, diciendo "quienes están detrás de esta campaña quieren encarcelar y encarcelar", estas pecando de prejuicio. Acá de lo único que se trata es de buscar lo mejor para el país y su gente, y dentro de su gente estamos todos. Y sinceramente te digo, prefiero pecar de "fantasiosa", hacer cosas y confiar en que se puede resolver algo, aunque en el camino me equivoque, que ser negligente y dejar que las cosas sigan como están y que de los chicos de los que hablamos nadie se encargue de verdad. Porque si hay algo que pasa con nuestro sistema, es que estos jóvenes no tienen un marco que los contenga, no conocen de límites ni de respeto por los derechos de los demás. Porque robar comida lo entiendo, pero matar a sangre fría habla de una personalidad muy pero muy diferente. Y hoy por hoy, a esos chicos, que están enfermos de violencia y de dorga, LOS DEJAMOS SOLOS. IGUAL QUE DEJAMOS SOLOS A SUS VÍCTIMAS.
ResponderEliminaracá una nota, que tiene que ver con la discusión, y que plantea lo que queremos los que seguimos esta campaña de cerca:
ResponderEliminarhttp://www.facebook.com/notes/carlos-mecol-duhalde/clarito-cuantas-m%C3%A1s-firmas-m%C3%A1s-seguridad/10150189468329335
Acá va el texto completo por el que se juntan las firmas:
http://www.vamosuruguay.com.uy/posts/2941
Maru: ¿lleva la propuesta de Bordaberry a otra cosa que no sea encarcelar y encarcelar? ¿se habla en esa propuesta de cómo rehabilitar a quienes delinquen? ¿se habla en esa propuesta de cómo el sistema carcelario va a poder contener a esos jóvenes? ¿Qué es esa “disposición transitoria y especial B”? ¿El Estado tiene que asegurar la existencia de un nuevo INAU? ¿Por qué no empezamos a conversar desde ahí? Sabemos que el INAU falla tremendamente. ¿Por qué no se juntan firmas para crear un INAU más eficiente en donde los menores puedan ser rehabilitados y no se fuguen constantemente? Yo creo que Pedro no habla de eso porque su actitud netamente tribunera no se lo permite. La baja de la edad de imputabilidad, tal y como la presentan los juntadores de firmas, es barrer para debajo de la alfombra.
ResponderEliminarCristian, justamente de lo que se habla todo el tiempo es de crear un instituto especial para quienes delinquen, que son la minoría de los jóvenes de los que hoy debe encargarse en INAU y que no está preparado para hacerlo, cosa que vemos diariamente. Tal vez no aparezca en la noticias porque el titular no es "tribunero" como decís vos. Pero en las propuestas sí está. Creo que como dice bien Nicolás, los prejuicios y los agravios a personas no aportan a la discusión, más bien la desvirtúan. Acá no importa lo que dice uno u otro, acá deberíamos discutir que es lo mejor para el país y su gente. Por eso te puse los links, para que se pueda ver la propuesta y lo que se quiere conseguir. Podés estar o no de acuerdo, pero buscar la motivación y etiquetarla de barrer para dejabo de la alfombra, o de tribunera, etc, me parece que deja bastante que desear y que ciertamente incita a una discusión de la que no quiero formar parte.
ResponderEliminarCreo q como bien dice Nico, la discusión carece de argumentos. Sabemos que el sistema penal uruguayo fracasa por donde se lo mire, por tanto que ingresen jóvenes de 16 a 18 años ahí, es la solución? INAU también fracasa en el trabajo con estos jóvenes, es cierto. Pero no parece más razonable pensar en formas interdisciplinarias de atacar el problema? Porque mejor no pensar en programas rehabilitatorios, donde la educación sea un pilar importante? Es por todos conocidos que el sistema educativo expulsa a estos jóvenes, o no los contiene, que suena más lindo. Es costoso asumir políticamente que el sistema educativo fracasa sobretodo en la educación secundaria, pero tal vez puede ser un ángulo desde el cual empezar a pensar estos problemas...
ResponderEliminarDe acuerdo, Maru. Tenes razón en que mi comentario sobre el carácter “tribunero” de Bordaberry puede estar de más y aportar nada al debate. Ciertamente no comparto la estrategia de quienes juntan firmas. Es claro, como vos decís, que no solo se promueve bajar la edad de imputabilidad. Pero me temo que ese es el punto en el que se ha focalizado toda la campaña de firmas. Bajar la edad de imputabilidad es una medida legal que se puede votar y crear en un día. En cambio, crear un nuevo INAU requiere más cosas, más costos. Y no hay por qué hacer un plebiscito para ello. Alcanza con un acuerdo multipartidario. En el fondo es esto último que necesitamos. Pero esta campaña se ha focalizado en lo primero. Una medida que por sí misma, dudo que pueda aportar algo. ¿Un plebiscito para dentro de 3 años?
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ResponderEliminarHola, muchas gracias por los comentarios. Son muchos temas y muy complejos, para los cuales no tengo respuestas claras o contundentes. Identifiqué seis preocupaciones comunes y más centrales, así que paso a comentarlas lo mas brevemente posible.
ResponderEliminarUn primer tipo de preocupaciones se centra en si es razonable asumir que los jóvenes menores de 18 años puedan ser tan irracionales como para ignorar los costos de las sanciones de los delitos (Sebastián). Como mencionaba en el artículo las posiciones están divididas. En base a lo que he leído y he investigado parece difícil sostener que los jóvenes a esa edad carezcan completamente de información sobre los costos penales. No obstante, el argumento no se basa únicamente en la ignorancia. Los jóvenes bien pueden tener una idea aproximada de los costos penales, pero no poseer toda la conciencia moral de cómo ello afecta a otros y mas genéricamente a la sociedad, y adicionalmente, a la hora de actuar pueden ser mucho más vulnerables a la impulsividad, miopía, mecanismos emocionales, presión social y/o coerción de otros individuos o grupos, etc. O sea, la razón para ser menos severos con los jóvenes es la que asumimos que su capacidad de decisión autónoma es menor que en un adulto y ello no está asociado necesaria o exclusivamente a la ignorancia de los costos penales. De todas maneras, este argumento no resuelve el punto de cuando establecer esa edad, y casi parece imposible que no parezca arbitrario marcar un punto fijo (¿un joven mágicamente pasa de ser vulnerable con 17 años y 364 días, a un adulto responsable y autónomo con 18 años?). En algunas jurisdicciones se habilita a que el juez establezca caso a caso si el joven tiene o no la madurez y consciencia similares a las de un adulto. El problema es que esto demandaría una justicia con muchos más recursos y tal vez implicaría empeorar la celeridad de sus procesos. Por otra parte, la experiencia en otras partes, (por ej. algunos estados de USA) indica que en muchos casos estos procedimientos se terminan rutinizando y automatizando y muchos jóvenes pasan a sufrir condenas de adultos con una escasa o nula evaluación del joven.
En segundo lugar, respecto a si reducir la edad de imputabilidad es o no efectiva (Majo), mi impresión es que probablemente no lo sea por tres razones. En primer, el diagnóstico donde se asocia i) la inseguridad de la gente, ii) los delitos, particularmente los violentos, iii) y la responsabilidad de los jóvenes, es bastante problemático (ver nota previa de carlos aloisio 19/04/2011 donde refiere tema información sobre delitos de jóvenes). En segundo lugar, incluso dentro de la tradición que asume racionalidad en el delito, se suele señalar que la severidad del castigo formal prácticamente no influye a la hora de cometer un delito. Es mucho más efectiva la certeza de que uno va a ser castigado, y más aún la posibilidad de sufrir castigos informales, es decir de sufrir la presión social de otros relevantes. En tercer lugar, hay una cantidad importante de estudios cuantitativos y cualitativos de elevada calidad que evidencian: i) importantes dosis de irracionalidad en muchos delitos, ii) tasas de reincidencia agravadas cuando se apelan a vías meramente punitivas respecto a otro tipo de políticas.
Una tercera preocupación es el uso de los jóvenes por parte de adultos (Sebastian y Maru) y la inoperancia de esta reforma para alterar sustancialmente dicho fenómeno, o incluso hasta agravarlo (Sebastián). Comparto ambos enunciados, solo señalar que no deberíamos asumir el primero como un axioma. Existe algo de investigación en Uruguay que muestra que este fenómeno existe. No obstante, es más discutible cuan extendido está y que nivel de organización posee. Obviamente este fenómeno es muy difícil de medir. Cuando estuve metido en el tema, me encontré con que la proporción de jóvenes que cometían delitos en asociación con adultos era menor de la esperada (20% de los jóvenes que cometían su primer delito lo hacían con adultos, y un 30% de los que cometían infracciones en forma frecuente). De todas maneras, independientemente de la proporción, este debería ser uno de los focos de mayor preocupación. Y lo cierto es que medidas centradas en los jóvenes (ya sean punitivas o no) no ofrecen solución alguna.
ResponderEliminarEn cuarto lugar, sobre la discusión en torno a las efectivas motivaciones o los usos de los que proponen el debate (parte de la discusión maru - cristian), no voy a opinar porque sería reiterar lo dicho en el artículo.
En quinto lugar, creo que maru tiene razón cuando señala que la propuesta de Bordaberry no solo apunta a la reducción de la edad y a la incapacitación ya que por ejemplo, propone generar un Servicio Descentralizado dedicado a la internación y rehabilitación. No obstante, hay dos cosas que preocupan y que respaldan las dudas de cristian. Por un lado, el escaso espacio que se le otorga a este tema en el discurso de los proponentes de la reforma. Probablemente los medios juegan un papel protagónico a la hora de editar sus discursos pero uno tiene la impresión de que tampoco hay mucho esfuerzo por comunicar y persuadir a la ciudanía sobre la relevancia de la dimensión rehabilitatoria. Por otro lado, no parece haber mucha sustancia detrás de la generación de dicho instituto. No parece haber mucho más que una crítica general del actual funcionamiento del INAU, y la propuesta de este instituto. Tal vez se me haya escapado, pero no he visto nada especifico que me convenciera de que tienen idea sobre porque está fallando actualmente el INAU en la rehabilitación (si es que ello fuera así), y que harían ellos para ser exitosos.
ResponderEliminarEn sexto lugar, el debate de maru y cristian deriva hacia qué hacer con este problema (también reclamado por majo y mencionado por anónimo). Prometo la próxima nota centrarme en este problema. Solo quiero adelantar 4 cosas me parecen más importantes discutir. Lo primero es que no podemos seguir a ciegas en términos de la información. Esto involucra no solo al INAU pero también al Ministerio del Interior. Si no podemos construir un adecuado diagnóstico, ¿cómo podemos establecer cuan mal nos encontramos?, y sobre todo ¿cómo podemos evaluar si un cambio va a mejorar o no la situación? Lo segundo es saber exactamente que se está haciendo en INAU, que camino han recorrido con distintas experiencias, y sobre todo porque y en que se ha fallado. En tercer lugar, tratar de incorporar distintos programas específicos que han demostrado cierta eficacia en otras partes. Existen diversas modalidades y escuelas de trabajo (desde programas centrados en problemas cognitivos y de aprendizaje moral hasta estrategias de justicia restaurativa y mediación con víctimas), algunas demandan encierro, otras demandan distintas formas de alternativas a la libertad. Parece obvio decirlo pero las experiencias exitosas tienden a especializar y adaptar el programa las necesidades y características de los jóvenes. Es importante que tengamos claro que no existen soluciones únicas, universales o mágicas. Por lo tanto, no solo deberíamos buscar adaptaciones de programas empleados en otras partes sino que deberíamos estar dispuestos a estar ensayando simultáneamente distintos tipos de programas y tradiciones. Pero todo esto demanda dos elementos más totalmente indispensables: recursos y accountability. En Uruguay como en cualquier parte del mundo, intentar resolver el problema de la reincidencia implica mucho dinero, y los ciudadanos tenemos que estar dispuestos a resignar recursos en pos de ello. Y acá juegan un rol clave los partidos que deben asumir en forma compartida la tarea y la responsabilidad de justificar y convencer a la ciudanía sobre esta asignación de recursos. Pero ello solo puede ser razonable si hay accountability y para ello no solo necesitamos un diagnóstico adecuado o una línea base, sino que la parte del INAU que se dedica a la rehabilitación debe estar estructurado de una forma diferente. En parte debido a problemas de recursos y en parte debido a razones organizacionales, el INAU hoy en día constituye una caja negra: los jóvenes entran, circulan por distintos hogares y luego terminan saliendo, pero sean reincidentes o no, no sabemos bien que pasó durante ese circuito, en que hogares estuvo, con que funcionarios, bajo qué tipo de programas, etc. Solo si hay una una estructura más clara y articulada de los procesos, se podría reforzar positivamente a los hogares, funcionarios y programas que sean más exitosos.
Gracias Nico por tu detallada respuesta, por la dedicación y el respeto que muestran tus comentarios. Saludos y ojalá que podamos seguir discutiendo y generando nuevos espacios para pensar.
ResponderEliminarLlegue tarde a esto, pero primero me parece que Nico ha planteado el tema desde un lugar racional, sin demonizar a nadie, para discutir el tema de fondo sobre la situacion penal de los menores.
ResponderEliminarSobre el debate Cristian - Maru, es verdad que la propuesta del PC incorporo (como no lo hacia originalmente) las idea un centro de rehabilitacion y la limitacion del nuevo regimen penal propuesto a ciertos delitos. Sin embargo, esta solucion llevada via referendum, y su eventual inclusion en una Constitucion, no me parece por temas de forma, el elemento adecuado para solucionar el problema.
Lo otro que resalta Nico es la ausencia de datos confiables, algo que yo mismo senale en un articulo aqui. Y eso es un problema porque uno hace reformas a ciegas, y los remedios pueden ser peores que la enfermedad.
Finalmente, en todo el debate no aparece en ningun lado la dimension de derechos de los jovenes. Si para cometer un crimen con pena de penitenciaria, lo que a su edad equivale a jugarse la vida, son concientes y responsables no habra que otorgarles otros derechos? Y para finalizar...alguien les pregunto? Donde estan las asociaciones de jovenes? que piensan de esto? En un pais donde la toma de decisiones es entre seniores de 50 a 70 anios, creo que deberiamos pensar en las cuestiones generacionales de este problema.
para Anónimo :
ResponderEliminarhttp://www.vamosjovenes.com.uy/
(jóvenes incluídos en la política y en el partido, proponiendo y tomando decisiones)
http://seguimientoelectoral2009icp.files.wordpress.com/2009/09/propuesta_programatica_vu.pdf
Propuesta Programática
Vamos Uruguay
“Vamos por Iguales Oportunidades para Todos" dónde podrás ver que las propuestas están planteadas de esta forma mínimo desde el 2009...
Estaría bueno que firmaras así podemos ver el artículo en el que resaltaste la falta de datos confiables y así saber de qué hablamos.
Y si, capaz que hay que otorgarles otros derechos... para vos cuáles serían?
Saludos y gracias
Maru: Esta es la nota a la que se refiere el "anonimo": Carlos Aloisio: ¿De qué NO hablamos y qué NO sabemos sobre el debate de la baja de la edad de la imputabilidad? (19/04/2011).
ResponderEliminarhttp://razonesypersonas.blogspot.com/2011/04/de-que-no-hablamos-y-que-no-sabemos.html
Hola de vuelta
ResponderEliminarDos aclaraciones triviales:
Una primera es la referencia a los derechos planteada por anónimo y sobre la que maru tiene dudas. En principio me parece un argumento razonable, de hecho en el artículo lo planteo al inicio, solo que de forma genérica en el segundo párrafo (“la incoherencia de establecer nuevas responsabilidades penales pero no nuevos derechos”). La idea es que no parece justo decir que los jóvenes con 16 años tienen la categoría adultos para ser castigados penalmente, pero no para recibir los beneficios de otros derechos que poseen los adultos como viajar, invertir, tener hijos, casarse, apostar, comprar alcohol, poner un negocio, etc.
Una segunda es que creo que el anónimo refiere no al artículo de Alosio (que es el que yo refiero) sino al artículo que el escribió y que se llama “Los desinformantes” (Los Desinformantes
http://razonesypersonas.blogspot.com/2011/03/los-desinformantes-primer-acto-un.html)
abrazo
Hola a los dos! Gracias por la respuesta. En la práctica nico, creo que los jóvenes hacen todo eso que mencionás como derechos de adultos... qué ironía la vida... igual ese no es el punto, obviamente.
ResponderEliminarA mi me sigue sin quedar claro su argumento... entonces, los adultos son penados de determinada manera porque tienen determinados beneficios y derechos? Supongo que no estaremos hablando de eso...espero!
Yo no creo que los jóvenes tengan que ser tratados idéntico que a los adultos. Los jóvenes tienen ciertas características propias de su edad, yo comparto eso. Pero tampoco la edad puede servir para generalizar y unificar siempre y en todos los aspectos, y así meter a todos en la misma bolsa. No creo que haya que hacerlo con los adultos tampoco. Espero y creo, podrán corregirme si estoy errada, que los adultos que no están en pleno uso de sus facultades y cometen un delito de este tenor gravísimo del que hablamos, son tratados teniendo en cuenta dicha característica. Existen varios atenuantes... Y si no es así, debería serlo según mi criterio. Así mismo, los jóvenes que cometen esta clase de atropello a los derechos de los demás deberían ser juzgados y rehabilitados, atendidos y penalizados, según su edad, está bien, pero también su madurez su capacidad de discernir, su historia, sus antecedentes, su arrepentimiento, tantas cosas como situaciones y chicos. Esta es mi postura, tal vez la encuentren equivocada. Saludos a todos y gracias de nuevo!
me quedo pensando y sigo... todos tenemos derecho a la vida, y entonces ese derecho debería acarrear inherentemente el respeto de la vida del otro...
ResponderEliminarno?
y otra duda, podemos mezclar asuntos del ámbito de derecho civil con el derecho penal? me refiero a los ejemplos de los derechos de los adultos...
es cierto que un derecho va acompañado de su deber simétrico...al menos yo lo entiendo así. entonces, yo tengo derecho de vivir y la obligación de respetar el derecho a vivir del otro, y punto.
ahora que hacemos cuando uno de los dos viola esto? le sacamos su derecho de vivir? todos acordaríamos, o casi todos en que no. ahora, cómo decidimos la penalización... eso deberíamos discutir,creo que ese es el punto. y luego cómo lo rehabilitamos.
lamentablemente no podemos discutir acerca de cómo devolverle la vida a las víctimas de la violación de nuestro principal derecho-
Perdon ( a todos y Maru) porque blogger por alguna razon no me esta dejando poner mi nombre. El anonimo anterior era yo (Fabrizio Scrollini) el articulo que me referia era Los Desinformantes, aunque el de Carlos Aloisio tambien va en la misma linea mas especifico. Como sea, realmente sabemos pocas cosas de cuantos son, y donde estan y eso para diseniar cualquier politica (incluyendo una reforma constitucional) debiera tomarse en cuenta.
ResponderEliminarMaru, mas alla de la propuesta partidaria, y que me alegra ver jovenes en politica, me referia a procesos de consulta mas macro con los jovenes y no necesariamente partidizados.
Pasando al tema de derechos y deberes en una sociedad, de la forma en que lo concibo, los individuos, sus derechos y responsabilidades, estan interconectados y no creo que ayude categorizarlo en terminos de responsabilidad civil o penal, o en definitiva aplicarle categorias juridicas segun el area del derecho que queramos ver. Discutir regimenes de capacidad implica un ajuste en varias esferas de la vida, donde el derecho es una de ellas.
Estoy de acuerdo en que por ejemplo, la vida es un valor que todos deben respetar, y consecuentemente hay un derecho y un deber a respetar la vida.Traer la vida al debate de todas formas, no me parece apropiado en el caso de los "menores" pues ellos respetan la vida, mas que por ejemplo, el grueso de conductores en Uruguay, gracias a quienes, un uruguayo/a muere cada 16 horas. De los 106 homicidios del 2009, los que cometieron "menores" creo no llega al 10% (igual alguien debiera confirmar esto, porque como decia mas arriba,los datos no son claros). No digo que la vida no tenga un valor de por si, pero pongo el tema en contexto.
Yo no se si te entiendo bien Maru, pero a la hora de penalizar juegan por supuesto aspectos de atenuantes, conductas e intenciones. Pero ademas juega el regimen de capacidad de las personas. Las sociedades liberales tienden a expandir derechos sin pedir demasiadas contraprestaciones a cambio (ej. voto de la mujer,libertades civiles etc). Si se expanden obligaciones, o si se cambia la forma en la cual se ve a un grupo en una sociedad, lo logico es otorgarle, en un contexto de una sociedad liberal y democratica (es decir, no la Union Sovietica, Cuba, Esparta si Uruguay) derechos, acorde a las capacidades que las nuevas responsabilidades suponen.
Siguiendo tu ejemplo una historia distinta es como se castiga, para lo cual previamente, tengo que hacer responsable a la persona. Ahi podemos ver si hacemos ojo por ojo (vida por vida) o aplicamos un metodo distinto, conforme a una sociedad civilizada. Gracias a Batlle y Ordonez entre otros, desde 1917, Uruguay eligio otro camino.
Fabrizio Scrollini
La tercera es la vencida, no se porque blogger funciona mal conmigo estos dias.
ResponderEliminara) Perdon a todos, el anonimo anterior soy yo (Fabrizio Scrollini) y efectivamente me referia a los Desinformantes, aunque el articulo de Carlos Aloisio tambien va en ese mismo sentido.
b) Maru, me alegra ver gente joven en politica, pero antes que saliera este proceso, lo que yo me preguntaba era, ademas de un grupo de jovenes del partido, a quien se habia consultado (Boy Scouts, agrupaciones juveniles? no se...). Es decir, no parece que los jovenes tengan demasiada voz en el proceso,y menos visibilidad en la campania, al menos a nivel de prensa.
c) Estoy de acuerdo, Maru en general con lo que planteas de los derecho-deberes, pero creo que debemos distinguir dos cosas: una es la capacidad otra es la sancion. La capacidad va de la mano de como concebimos a un grupo de personas en la sociedad, en este caso los menores a quienes se pretende imponer un regimen de responsabilidad mas duro. Todos debemos respetar la vida, en tu ejemplo, pero cuando se nos castiga, se atiende a quienes somos ( no es lo mismo un menor, un demente o una persona en pleno uso de sus facultades).Es llamativo que plantees el tema de la vida, porque los menores parecen respetarla bastante (de los 106 homicidios cometidos el anio pasado, el porcentaje de los cuales fueron perpetrados por menores es bajo). Quienes no respetan la vida, en Uruguay al menos, parecen ser los conductores de vehiculos. En 16 horas a partir de este momento probablemente un uruguayo morira por esta causa.
Pero saliendo de ese tema, si entendemos que los menores tienen la capacidad de discernimiento para asumir un castigo mas duro, entonces tengamos la valia de decir, que tambien tienen para asumir nuevas responsabilidades en la vida, aquellas que extienden sus derechos. La historia de los derechos humanos generalmente empieza por otorgar derechos mas que contraprestaciones (responsabilidades) por esos derechos, como el caso del voto de la mujer, u otros derechos civiles. Pero si queremos arrancar al reves, al menos en sociedades democraticas y liberales, tambien deberiamos plantearnos el tema de derechos. No se trata, a mi forma de ver, de mezclar ambitos ...la vida no esta dividida en derecho penal, o derecho civil ,comercial o laboral, la vida es una, la capacidad es una y se manifiesta en distintas areas..donde ocasionalmente, hay una norma juridica. Si pensamos (y no digo que no sea el caso) que fruto de la evolucion del mundo y la vida, las cosas han cambiado y los 18 ya quedan "demode" como otrora quedaron los 21,mas vale que lo digamos y lo apliquemos en todas las esferas que corresponde.
Uy Fabrizio, yo no estoy " en contra de los jóvenes!" Al contrario!!! Y obviamente la mayoría de los jóvenes no cometen esta clase de delitos! Por suerte! Y si, los accidentes de tránsito, por supuesto que si... ahora, me parece que ese no es el tema que estamos discutiendo! No soy yo quien traigo "el tema de la vida" creo que justamente es de lo que estamos hablando cuando nos referimos a los delitos graves... que son los que más preocupan. no?
ResponderEliminarClaro que los adultos hacemos cosas terribles y peores también, estoy de acuerdo con vos! Simplemente no era el punto. Creo que se están mezclando el asunto de los derechos y deberes, y la "minoridad infractora" con cosas que no tienen mucha relación. De todas maneras me parece que está bueno el intercambio de opiniones. Beso!
Maru, capaz que no me expreseo fui bien comprendido
ResponderEliminara) Obvio que se que no estas en contra de los jovenes, presumo que sos jovenes, participas en politica, y eso para mi esta muy bueno:)
Yo simplemente digo que antes de largar una politica que afecte a la juventud entera, capaz que esta bueno consultarlo con alguna que otra asociacion que nuclee jovenes, mas alla de un partido politico determinado. Entiendo y me podras corregir, que eso no se hizo en este caso.
b) Hice la analogia, entre accidentes y menores, porque parece que una de tus preocupaciones centrales es la vida humana, la cual aparentemente, estaria amenazada por los menores en el Uruguay. El punto, es que dentro de todas las posibles amenazas que tiene la vida humana en el Uruguay, con los datos que hay, los menores realmente son una de las menores (no asi los autos y las motos). El punto es que la reaccion parece exagerada frente a otros fenomenos que por ahi, pueden ser mas preocupantes (al menos numericamente hablando).
c) Finalmente, las personas tienen derechos y deberes, que, entre los uruguayos, todos poseen, pero la forma en que se ejercitan, depende de la capacidad que uno tenga (en jeringoso juridico) Si resulta, que ahora los menores van a tener mas responsabilidades, que asi sea, pero no hay que retacear los derechos que vienen con ello, como senalo Nico en el comentario anterior.
Espero haber sido un poco mas claro. Beso.
Fabrizio.
Descubrí este blog a través de un comentario en la página del amigo Gargarella y quisiera antes que nada felicitarlos por la iniciativa, es importante generar espacios serios de discusión en nuestro país.
ResponderEliminarEn cuanto al tema, acabo de dar una charla en el Paraninfo, como Prof.Adj. de Derecho Penal, donde hubieron planteos serios y también algunas descalificaciones.
Igualmente quisisera hacer algunas puntualizaciones:
1. Decir que esta es una propuesta de "vendedores de ilusiones", con un fin político-electoral y demagógica no es una descalificación sino una opinión basada en razones. Mi ponencia se titualaba: "Rebaja de la edad de imputabilidad: ¿necesidad o demagogia?" y expliqué los argumentos por los cuales cualquier propuesta de endurecimiento penal que no se base en razones consistentes es demagógica. Y esto vale no sólo para este tema en concreto sino para cualquier iniciativa de "más castigo" que no se funde en una verdadera necesidad de política criminal. No tengo espacio aquí para desarrollar el punto, si a alguien le interesa lo explico.
2. La fijación de una edad de imputabilidad del Código Penal es una ficción jurídica, como las hay tantas en derecho. No hay ninguna diferencia sicológica, neurológica o como se le quiera llamar, entre un joven de 17 años y 364 días y uno de 18, tal como lo afirma Nico. Manejé ese mismo argumento en la charla (y conste que acabo de leer el blog, de lo contrario te hubiera citado!).
3. La CDN dice que son niños todos los que tienen menos de 18 años (nueva ficción jurídica) y dice también que los Esatdos deben fijar una edad mínima de responsabilidad penal debajo de la cual no se puede imponer un castigo. Es decir, impone distinguir "niños" de "adolescentes". Estos últimos responden penalmente, es decir, en realidad SON IMPUTABLES PENALMENTE, pero deben tener una respuesta penal diferenciada y no equiparable con la de los adultos. Por estas razones, si Uruguay aprueba el proyecto estaría violando la CDN. Este es un argumento jurídico sólido y va a dar lugar a responsabilidad internacional del Estado en caso que esto salga. No comparto, como dice Nico, que usar argumentos de ddhh sea censurable. En una discusión racional hay que tomar todos los puntos de vista (incluso los jurídicos).
Abrazos,
Diego Camaño Viera
Parece que me integro un poco tarde a este debate. Admito que no he seguido todas las alternativas del debate, pero creo que muchas veces se pasa por alto la naturaleza del problema. Está claro que hay una excesiva paranoia en la sociedad uruguaya y eso alimenta propuestas de este tipo. Lo que tampoco se puede obviar es que en contra de la propuesta de Bordaberry han surgido argumentos bastante pobres desde el punto de vista racional, que no hacen más que jugar con emociones (leí un par de cosas de Galeano y de Bayce que ejemplifican esto). Ese tipo de reacciones por parte de políticos e intelectuales que creen tener carné de superioridad moral, terminan exasperando más a buena parte de la población, lo cual redunda en el rédito electoral de Bordaberry (sin entrar a juzgar los méritos de su propuesta, creo que como estrategia electoral metió un gol de media cancha, pero eso es otra discusión).
ResponderEliminarLo primero que hay que comprender acá es que hay un problema serio más allá de la paranoia. Mucha gente tiene una percepción errada del delito y atribuye a los menores una participación exagerada en el problema de la seguridad. Por otro lado, eso no implica que no existan delitos graves cometidos por menores. Las noticias respecto a fugas de menores con antecedentes pesados se repiten casi cada semana y más de una vez terminan en nuevos delitos violentos. Es obvio que estos menores no hacen el grueso del problema, pero que sean noticia todas las semanas incluso en medio de este debate me parece el colmo de la incompetencia (y no, esto no es solo manejo de la prensa).
Otro aspecto que he visto aparecer varias veces es la cuestión de la estigmatización. Parece que hablar de delitos cometidos por menores es como insinuar que toda la juventud es peligrosa, como si se nos cayera encima la estantería de la santidad juvenil (es curioso que en otro tipo de campañas destinadas a combatir otra clase de delitos, por ejemplo violencia doméstica, a nadie se le ocurre pensar que existe una velada estigmatización del grupo social al que pertenecen los agresores). Hay jóvenes que cometen delitos graves y de alguna manera hay que lidiar con eso, no tiene nada que ver con juicios morales acerca de la juventud.
Por último, la utilidad de las penas no se mide únicamente en su aspecto disuasorio. Que los delincuentes no sean enteramente racionales a la hora de cometer delitos no invalida per se la utilidad de la cárcel (está clarísimo que bajo ningún esquema los menores deberían compartir cárceles de adultos, pero la situación actual donde no pueden retener en custodia a tipos con antecedentes de asesinato no se sostiene). El encarcelamiento evita que ciertas personas sigan cometiendo delitos y en cierta medida reduce su influencia entre sus pares. Los delincuentes pesados en general son unos pocos, pero suelen a su vez ser líderes, que llevan a otros a este tipo de actividades. Entiendo abusar del encarcelamiento puede ser injusto y contraproducente (podríamos discutir al respecto el tema de las drogas, pero con relación a crímenes violentos me parece bastante justificado).
En definitiva, creo que el gran problema en el bajo nivel del debate es que en muchos casos la respuesta frente a la paranoia ciudadana y lo que podría calificarse de oportunismo político ha sido otra forma de paranoia: el miedo de los demás políticos a perder votos. Para levantar el debate me parece que hace falta reconocer la existencia de un problema grave, entender que la preocupación de la gente es legítima, y ofrecer soluciones específicas sin buscarle vueltas que parecen querer tapar el asunto (me parece bien que se diga que los accidentes de tránsito matan más gente que los rapiñeros, ese puede ser un buen argumento para endurecer las penas a los conductores imprudentes, pero no me dice nada acerca de qué hacer con los menores que cometen delitos graves).
Estimado Nico Trajtenberg. Felicito tu invitación a pensar de otra manera.
ResponderEliminarCon respecto al tema: -estoy cansada de ver y vivir situaciones de violencia física donde niños y niñas son los agresores.
- en el aula, como educadora hay violencia de la más variada hacia quienes cumplen con los horarios, las tareas y ESTUDIAN
- entonces parece ser que bajar la edad de imputabilidad es la solución
- los estudiantes de un segundo año del ciclo básico hace 15 días atrás- ante sucesos acontecidos en la ciudad de no más de 8500 habitantes y que no salieron a la prensa- pedían bajar la edad y todos a la cárcel
- ante todo este alboroto les pregunté¿a dónde? ¿a dónde deberían mandarte a ti y a ti y a fulanito por haber hecho tal y tal cosa? ¿qué cambiarías estando allí? ¿y por cuánto tiempo? ¿con quiénes estarías? ¿qué deberíamos hacer desde afuera para ayudarlos a cambiar?.
- Enmudecieron y reconocieron que saldrían más enfermos, más tristes y más, más indignados, enojados, no "sé lo que haría dijo uno de los más pícaros, pero creo que volaría todo"
- yo debía abordar el estudio del ecosistema y bueno, por ahí arrancamos, por ejemplo el desmonte irregular y ....vaya que vaya los atajos de los docentes para abordar un tema pero que nadie nos queme creyendo que estamos haciendo política barata o juntanto electoralmente para uno u otro bando.
- En conjunto llegamos a la idea que fortalecernos allí en la escuela y en nuestro vínculo con todas las actividades emprendidas en la sociedad, que ser parte y nunca quedarnos solos, e ir a buscar al OTRO, independientemente de que algo de lo realizado no nos gustara, siempre buscar el CAMBIO a través de la escucha del por qué actúa o actuó de tal manera.
- emergió la esclavitud, el uso que de muchos jóvenes de allí, y allí presentes se hace por parte de adultos.
- El debate siguió en el patio y en algunos casos a la salida.
- Sucede que las clases cambiaron y ahora se escuchan, aún quedan 3 estudiantes en 27 que no se han integrado al rol de estudiantes pero---entre todos hemos logrado algunos cambios.
- Mi propuesta es que debemos mejorar el sistema escolar, mayor participación, grupos más reducidos y más posibilidades de hacer y escuchar.
- Para quienes tengan que ser rehabilitados, la creación de escuelas agrarias con permanencia y visita de la familia (no es Makarenco pero sí en la idea aunque los contextos son otros).
-HAY MUCHO POR HACER y lo que existe es producto de décadas de una globalización que nos contorneó y no nos dimos tiempo para fortalecer el estar con la familia, vecino y con los jóvenes de la plaza y de la esquina).
- Hay peligrosos en todos lados, nos cuesta reconocer que nosotros hemos facilitado su contrucción- Por favor pongamos los ojos en los jóvenes para acompañar su formación en armonía.
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ResponderEliminarEstimado Nico:
ResponderEliminarMuy bueno el texto inicial y las puntualizaciones posteriores. Pero creo que incluso las medidas de corto plazo referidas a la seguridad serán diferentes si tenemos una postura un poco más clara de largo plazo. Los jóvenes y la baja de la imputabilidad no se comprenden si no es en un marco más amplio.
En tal sentido, ya existe una masa interesante de conocimientos en el sentido de que la criminalidad en general, pero en particular los homicidios y las agresiones físicas o simbólicas contra las personas se incrementan en sociedades desiguales (ya sea medida esta desigualdad por la proporción de renta percibida por la base de la pirámide social vs. su vértice, o por el coeficiente de Gini u otras mediciones).
Al respecto ya es un clásico The Spirit Level de Richard Wilkinson y Kate Pickett,y su tesis acerca de los efectos devastadores de la desigualdad incluso para los ricos de los países ricos. Por ejemplo, ver http://www.ted.com/talks/lang/es/richard_wilkinson.html
"En busca de respeto. Vendiendo crack en Harlem" de Philippe Bourgois es otro texto ineludible: en las sociedades desiguales todas las personas están mucho más expuestas a ser humilladas. En particular, para muchos la violencia es una forma de hacerse respetar.
Es imperdible el último libro de Joseph Stiglitz, "El precio de la desigualdad", en la misma perspectiva que intento resumir aquí.
En nuestro país, Pedro Figari argumentó contra la pena de muerte con argumentos similares, que hoy podrían perfectamente ser aplicados a estos debates: en términos de luchas por el reconocimiento y otros argumentos (acabo de publicar sobre esto un artículo en Relaciones de agosto, Nro 351, "Figari, humanista").
Es decir, argumentos hay, evidencias, base empírica, reflexiones, existen y allí están, pero la tónica en que unos y otros discuten el problema de la seguridad es en términos del asombro de no poder responder a la pregunta: ¿cómo es la cosa? ...si mejoró la economía ¿cómo es que los delitos violentos se incrementan? La respuesta no reside en mirar la reducción de la pobreza, sino la perpetuación de la diferencia. Si la marea del éxito económico sube, el bote sube también, pero la pirámide social y sus distancias está dentro del bote.
Más recientemente, se han publicado libros admirables como el de Daniel Fessler "Derecho penal y castigo en Uruguay".
En cuanto a la sugerente correlación (que no implica causalidad, obvio, antes de que se apresuren a marcarlo) entre la desigualdad y el incremento o baja de los delitos, incluyendo especialmente los protagonizados por jóvenes, es importantísima la investigación de Jorge Campanella "Una aproximación económica a los determinantes del delito en MOntevideo en el período 1986-2005". Ver la página 58 del volumen colectivo libremente accesible en Internet de FESUR: "Violencia, inseguridad y miedos en Uruguay.¿Qué tienen para decir las ciencias sociales? (2008).
un abrazo
Agustin
Hola Nico:
ResponderEliminarAgrego algo a mi comentario anterior.
Los entusiastas de la mano dura contra los jóvenes y los pobres deberían recordar que en los países harto desiguales como EEUU la tasa de homicidios es la más alta de todo los países ricos, al igual que su astronómica población carcelaria, pese a toda su parafernalia represiva, pena de muerte incluida. O sea que, si uno quiere más seguridad, está claro que el camino no es ése. (Otros ya se han ocupado de desmontar las falacias de los presuntos éxitos de la "tolerancia cero" en Nueva York en los 90, no repetiré aquí sus argumentos. En todo caso, la "seguridad" es desastrosa en EEUU, incluidos los ciudadanos comunes, espiados al estilo de la serie Person of Interest).
Nuestro pais no es rico, claro está, pero es muy autocomplaciente y además se queja: la estamos sacando barata con los homicidios y los robos, si consideramos que tenemos prácticamente el mismo coeficiente de Gini que los EEUU (según The World FactBook de la CIA, disponible en línea y que no me deja mentir).
Eso sí, nos acercamos peligrosamente a EEUU en la dudosa distinción de una gran población carcelaria: según el Dr. Alvaro Garcé, comisionado carcelario, si nos comparamos porcentualmente con Argentina y Brasil, deberíamos tener entre 6.500 y 7.000 y pico de presos (para estar como ellos). Pero tenemos 10.000. Cuánta más represión, cárcel y violencia contra los previsibles sectores de la sociedad destinatarios de esta políticas, tolera una democracia y un Estado de Derecho? (La pregunta es de Garcé y yo pregunto con él). Vamos a edificar más cárceles, incluso si se trata de cárceles especiales para jóvenes, porque no sabemos manejar un país de 3 millones de habitantes?
En suma, argumentos sobran. Es decir, argumentos en contra del aumento de las medidas represivas, rejas, patrulleros, cárceles, etc. Que son los mismos argumentos en favor de mayor equidad en el acceso a la vivienda, la educación y la salud. En particular, los mismos que hacen pensar en una mejor distribución de la propiedad de la tierra de producción, y una distribución universal de la tierra de habitación como pedía Vaz Ferreira. Por supuesto que esto no se trata solo de un tema económico, es algo que está saturado también de niveles simbólicos, que tienen mucho que ver con el respeto (Philippe Bourgois) y las luchas por el "reconocimiento" (Hegel, Pedro Figari, Axel Honneth, Charles Taylor, etc). Quizás la desigualdad sea un termómetro de otras cosas y no la "causa" lineal de todos los demás problemas. Pero siempre se aconseja bajar la fiebre alta, antes de que el paciente padezca convulsiones, y se agrave aún más.
Supongo que habría que difundir más y mejor esos argumentos y esas publicaciones. Por ejemplo, www.equalitytrust.org.uk/
Así como existe desde hace décadas un movimiento por la medicina basada en la evidencia, con el irónico slogan de "¿por qué no se aplica lo que se publica?", en políticas públicas, en especial las referidas a seguridad, habría que repetir, antes de salir corriendo a juntar firmas:
¿por qué no basamos nuestras propuestas y nuestras decisiones en todo lo que ya se sabe y se sabe bien, pese a todo lo que lo desfiguran u oscurecen (creo que más por ignorancia que por conflictos de interés), algunos medios masivos, y algunos políticos?
un abrazo
Agustin