Matias Brum
El Jueves 30 de Marzo el Instituto Nacional de Estadística publicó los microdatos de la Encuesta Contínua de Hogares, tras publicar unos días antes los datos más recientes de pobreza, indigencia y distribución del ingreso. Largamente comentados, los datos mostraron una reducción en la pobreza global en 2022 en relación a 2021, y una alarmante pobreza infantil (de 0 a 6 años) en torno al 17%. En esta nota a primera vista comento tres formas de acabar con la pobreza infantil y explico por qué dos de ellas no son del todo útiles. De fondo, trato de poner sobre la mesa asuntos de fondo que se pierden en la discusión semestral del dato puntual.
Como punto de partida, vale recordar que la pobreza se mide a nivel de hogares: el INE entrevista a todas las personas dentro de un hogar, suma todos los ingresos, y si el monto total está por debajo de una línea de pobreza, el hogar entero (y sus integrantes) es considerado pobre. La línea de pobreza varía según la cantidad de integrantes, el mes, y la ubicación geográfica (Montevideo, interior urbano, localidades rurales), y busca aproximar el costo de una canasta básica de consumo de bienes alimentarios y no alimentarios (es decir, incluye costos de vivienda, electricidad, ropa, etc).
Por otra parte, la evidencia empírica muestra que los recursos usados en mitigar la pobreza o sus efectos tienen mayores retornos cuando se concentran en los tramos etarios bajos (niños y niñas, principalmente). En otros términos, en el corto plazo y especialmente en el largo plazo tiene más sentido desde el análisis costo-beneficio atacar la pobreza infantil: todo dólar invertido en evitar efectos negativos en niños, niñas y adolescentes implica ahorros de una mayor cantidad de dólares necesarios para atacar los problemas derivados de la pobreza de los mismos individuos una vez tengan mayor edad. En términos llanos, y a modo de ejemplo, es más barato invertir en primera infancia y en primaria para fomentar el desarrollo de capital humano y la capacidad de los individuos de seguir aprendiendo por sí mismos, en comparación con los costos de programas de finalización de primaria o de recalificación enfocados a personas que no terminan primaria y ya cuentan con más de veinte años de edad. Para el lector que crea que la pobreza lleva a la delincuencia: es mas barato atender al niño pobre hoy, que lo que cuesta “atender” al delincuente adulto mañana. Y para "atender al niño pobre de hoy" de forma que no sea el adulto delincuente del mañana, no alcanza con transferencias que lleven a los hogares por encima del umbral de pobreza.
Quiero apuntar entonces que cada seis meses el INE publica la cifra de pobreza infantil, y debatimos si el cambio está o no dentro del margen de error, y que significado o interpretación tiene el cambio semestral, anual, inter-semestral, etc. La pobreza infantil se va a mover en el corto plazo con los ingresos de los jefes de los hogares donde viven esos niños, donde inciden cosas como cambios en transferencias, efectos de inflación, decisiones de consejos de salarios, si la UTE ajustó o no, etc. Sería fructífero incorporar a la discusión sobre pobreza infantil no solamente los elementos de corto plazo que hayan movido los indicadores (ej: recuperacion salarial via consejo de salarios que impacte en hogares con niños pobres), sino también las medidas o reformas o políticas de fondo que no van a mover el indicador en el corto plazo, pero si apuntan a mejorar las oportunidades a las que pueden acceder los niños que viven en contextos desfavorables, y además son mas costo-efectivas. Aquí entran políticas educativas, de seguridad, de cuidados, de vivienda, de transporte y movilidad, de todo como en botica. Esta es la tercera forma de "solucionar" la pobreza infantil con la que abri la nota.
Resumiendo. Es necesario incrementar las transferencias a los hogares con niños pobres. Esto puede tomar la forma de transferencias directas a las familias (lo que defiendo), pero debe incorporar las dimensiones externas al hogar, para atender al problema de pobreza infantil en su dimensión mas conceptual. Cierro esta nota sin ninguna propuesta concreta sobre esto ultimo. Hay personas con mayor expertise que yo estudiando y proponiendo caminos, y mi punto es mover el eje de la conversación, una vez cada seis meses en vez de discutir la estimación puntual podemos revisar “que hicimos como sociedad para cortar la transmisión intergeneracional de la pobreza”, aunque los efectos se vean mucho después.
Tomado de Razones y Personas. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 3.0 No portada.