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Por Luciana Scaraffuni
Durante el mes de Agosto de 2023, realicé una estancia corta de investigación en la Universidad Autónoma de Occidente en Cali, Colombia, junto con quien en ese momento era la Directora de la Maestría en Estudios Culturales de la Facultad de Ciencias Humanas y Artes la Dra. en Antropología Liz Rincón. En esa ocasión, realizamos una serie de diálogos de los cuales quedó un registro audiovisual para poder utilizar con estudiantes de distintos niveles académicos y para que estuvieran abiertos a las y los colegas y al publico en general.
En estos diálogos, a través de conversaciones con distintos y distintas colegas invitados, entre quienes estuvieron el Dr. Eduardo Restrepo, la Dra. Mónica Espinosa, la Dra. Elizabeth Gómez, el Dr. Jesús Flórez (decano de la Facultad de Humanidades de dicha institución) y el Dr. Rafael Paternain, nos propusimos problematizar no sólo el concepto de violencia si no sus formas de abordaje en y para América Latina.
En este sentido, me quiero centrar aquí en dos aspectos importantes que surgen de estos encuentros. Primero, las formas de conceptualizar la violencia o las violencias, y luego los abordajes metodológicos que podemos aplicar frente a esto. Los distintos encuentros iniciaban conversando con las y los invitados en base a sus trayectorias y trabajos de campo, las formas a las que han llegado a conceptualizar la violencia o las violencias, con el objetivo que lograran dejar sentado cómo había sido la construcción de ese concepto en base a sus trayectorias académicas y formas de abordajes. Quiero centrarme en algunos aspectos planteados por la Dra. Mónica Espinosa, quien nos hace una aclaración muy pertinente que debemos tener en cuenta y es que la violencia ha logrado tener centralidad en la teoría social contemporánea durante todo el Siglo XX y lo que ha corrido del Siglo XXI, donde de cierta forma la antropología principalmente ha encontrado maneras de explorar y entrar en el dominio de las subjetividades. Un aspecto importante que destaca es la construcción que ha podido hacer de dicho concepto a través del abordaje de las experiencias, situar a la violencia como una experiencia. Esas experiencias que, en cierto punto, tienen efectos importantes en la memoria. Algo en lo que enfatiza es el vínculo entre agencia y estructura, un vínculo muy estudiado en la teoría social y debatido entre los setenta, ochenta y hasta noventa, el cual nos posiciona en ese lugar de optar por irnos hacia un abordaje más agencial o entender el biopoder, los regímenes de poder y saber y entender la manera en cómo impactan al individuo de forma estructural. Espinosa nos señala ese movimiento que se realiza en los noventa de considerar la intersubjetividad, a través del embodiment, la manera cómo el cuerpo sexuado vive estas experiencias.
Para Restrepo, hay un vínculo entre violencia y cultura y comienza por problematizar el concepto de la “cultura de la violencia” que en Colombia se ha utilizado en el informe de la Comisión de la Verdad, y circula en varios nichos de la academia. Su problematización radica en que este concepto concibe a la cultura desde una connotación moral negativa y se contrapone a conceptos de otras culturas adjetivadas como “cultura ciudadana” que estarían vinculados al campo de la moral positiva. En este sentido, hay una cancelación de ambos conceptos (el de cultura y el de violencia), dado que el concepto estaría adjudicando a esencialidades o sedimentaciones culturalmente establecidas aspectos negativos. Posicionándose desde los estudios culturales, Restrepo nos enfatiza la importancia de los significados para el estudio de la cultura y de la violencia, pero en su materialidad a través de sus prácticas y en su articulación con las relaciones de poder.
El Dr. Jesús Flórez nos acerca al vínculo entre violencias y víctimas, nos advierte la complejidad de su conceptualización y su posicionamiento para hacerlo desde un lugar que ha vivido de primera mano al pertenecer a la Comisión de la Verdad en Colombia y desde una perspectiva etnográfica. Su trasegar le ha permitido aprehender que el concepto de violencia ha estado históricamente vinculado a no comprender al “otro”, a la “alteridad”, lo cual lleva a que siempre alguien quiera imponerse, alguien quiera sobresalir, en definitiva dominar. Esto lo lleva a afirmar que en todas las dimensiones de la existencia humana hay violencia, donde en esa trama de reconocimiento y desconocimiento transita la violencia. Flórez, situándose desde una perspectiva dialéctica, nos afirma que específicamente en Colombia hay una violencia socio-política que se re-edita en base al desconocimiento de los “otros” como posibilidad de construcción de poder conjunto.
En otro orden, el Dr. Rafael Paternain, nos afirma que un marco conceptual en torno al problema de la violencia, escapa cada día un poco más en términos de una fijación conceptual única. En este sentido problematiza las dificultades epistemológicas y metodológicas que conllevan a operativizar el concepto de violencia, y que esto a su vez va a contrapelo de lo que en muchos nichos académicos están acostumbrados a defender a ojos cerrados, que seria la delimitación, la definición cerrada operativa, metodológicamente aceptable, transformada en producción contrastable empíricamente, tendencia imperante pero muchas veces o la mayoría poco útil.
Para Paternain la violencia se destaca como un concepto multiforme, imposible de reducir a una dimensión única y esto limitaría la producción de conocimiento y de pensar la reflexión sobre sus distintas dimensiones. Desde un punto de vista político termina siendo importante que aquí hay varios conceptos como seguridad, inseguridad, violencia o violencias, delito, convivencia, que por si solos son “significantes vacíos” pero son conceptos instalados en debates públicos y tienen efectos performativos claves. Es una preocupación académica, que la violencia tiene una determinación estructural y asimismo contingente, aunque en las producciones académicas actuales hay mayor importancia por su operativización o tecnificación para su comprensión, que la terminan reduciendo.
Con respecto a la dimensión metodológica de los abordajes de las violencias, no solo es importante qué se piensa, si no cómo se piensa y se materializa eso que se piensa según Restrepo. En consonancia, Espinosa nos invita a reflexionar que la estructura metodológica de una investigación depende mucho del caso y desde dónde se esté posicionado. Los instrumentos deben responder de cierta forma a cómo vamos a tratar de ir haciendo que la gente piense en la historia a la que se está enfrentando, teniendo en cuenta un componente intergeneracional, donde la dimensión de género también resulta esencial. Para la doctora los grupos focales de diversas franjas etarias son fundamentales en su trabajo de campo actual, dado que diversos grupos generacionales construyen memorias distintas. Dentro de la etnografía, la cual permite realizar observaciones- participantes como matrices, el diario de campo, también permite incluir las conversaciones donde se pueden realizar ejercicios diversos. Dentro de una comunidad se pueden generar actividades distintas desde donde surgen distintas narrativas, según las trayectorias y los proyectos de vida de sus miembros.
Considero que el intercambio y el material producido durante esos encuentros es mucho más rico que lo que aquí quiero dejar planteado. Este grupo de académicos, colegas, amigos y amigas, han logrado en cada encuentro plantear inquietudes y reflexiones que da gusto compartir, escuchar, pero sobre todo aprender. Mientras nos movemos en un ámbito académico que aboga mayoritariamente por la tecnocratización y corporativizacion del conocimiento, por las financiaciones sesgadas que responden a perspectivas vinculadas a ministerios o instituciones del Estado sobre lo cual podemos interpelar su sesgos en torno a resultados y los documentos producidos sin pensar, pero escritos en inglés.
En estos encuentros logramos reunir académicos posicionados políticamente, críticos, con visiones diversas pero que se retroalimentan, con fundamento epistemológico y metodológico fuerte, que han sido y son grandes teóricos e investigadores en un mundo académico hostil, que se limita más que nada a marcar con puntos rojos donde están los problemas, en vez de sumergirse y comprender realmente cuáles son, para así generar un conocimiento real, no ficticio de lo que se quiere investigar.
Los diálogos están disponibles en el canal de youtube del Grupo de Estudios sobre Violencias y Víctimas el cual es coordinado por Rafael Paternain y Luciana Scaraffuni, aquí el link:https://www.youtube.com/channel/UCAZzjiDfzNPOh4dFsphbtTw
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